En torno a Jerez

Con nombre de mujer

  • Topónimos femeninos en la campiña de Jerez (y II)

COMOS continuación de nuestro artículo de la semana anterior, en el que hacíamos un recorrido por los distintos lugares de la campiña que tienen nombre de mujer, les proponemos hoy un nuevo "paseo" para recordar otros muchos topónimos femeninos que aún se conservan. No siempre es fácil distinguir si algunos nombres de fincas, dehesas, caminos o parajes hacen referencia a las mujeres con las que estuvieron vinculados o si por el contrario se ha adoptado la forma femenina para indicar la posesión de un propietario con un determinado apellido, como era habitual en algunas viñas. Sea como fuere, todavía es posible encontrar muchos de esos rincones con nombre de mujer.

Algunos lugares de nuestro entorno conservan el nombre propio de las que en tiempos pasados fueron sus poseedoras. Es el caso, por señalar sólo algunos ejemplos, de las hazas de Doña Rosa (en las Mesas de Santa Rosa, junto a Cañada Ancha), Doña Ana (en La Mariscala), Doña Inés (en El Barroso) o Doña Isabel (junto al Rancho de los Colores).

Entre las viñas, muchas llevan también nombre propio de mujer y así, repartidas por los alrededores de la ciudad, mencionamos las de Agustina (Cuartillos), Angélica (Solete), Carmen (Torrox), Emilia e Isabel (Macharnudo Bajo), La Ramona y La Ramoncita (ambas en el Pago de Almocadén), como ejemplo de las muchas que aún se conservan. Una muy conocida es la de Dos Mercedes, cuyo caserío corona el cerro desde el que se domina todo el pago de Carrascal.

Las Vegas de Elvira es el nombre de un cortijo y de un rincón de la campiña en las proximidades del embalse de Guadalcacín, por cuyas tierras pasaba el acueducto romano de Tempul-Gades y pasan aún los acueductos de Tempul (s. XIX) y de los Hurones (S. XX). La Dolores da nombre a unas tierras inundables junto a la cañada de Burujena. Otra antigua cañada, la de Juana Franco, es también conocida como la de Doña Juana, antropónimo con el que se denomina igualmente a unas tierras cercanas al Caño del Bujón, colindantes con el Arroyo Blanquillo y con el Cerro de Doña Inés.

Si en nuestro anterior paseo hicimos un recorrido por algunos lugares que vinculados con apellidos que se remontan muchos siglos atrás (La Catalana, La Suara, La Rendona, La Bernala, La Basurta, Las Pachecas, Las Pavonas…), queremos ahora recordar otros no menos singulares. Así, por ejemplo, La Guillena, da nombre a una dehesa, un cortijo y un arroyo en las faldas de la Sierra de Gibalbín y La Cortés a otro muy conocido situado en Los Llanos del Valle, frente a la Boca de la Foz. Más dudoso es el topónimo de La Gordilla, referido a una dehesa y una garganta junto al Cortijo de Rojitán que puede ser también interpretado como un apelativo. El arroyo de La Carriona, hace honor al apellido de una dama, como sucede con La Marañona, una loma situada junto al cortijo de Alijar donde hoy se levanta un parque eólico, o La Marrufa, nombre con el que se conoce un sector de la Dehesa de la Alcaría, en los Montes de Jerez.

Entre las viñas son abundantes las que hacen referencia a los apellidos de sus poseedoras aunque, en algún caso, también eran denominadas con la forma femenina siendo su propietario un hombre. Como ejemplos señalamos el de La Panesa (Alta, Baja y Grande), un hermoso viñedo que perteneció a la familia del marqués de Villapanés, ubicado en el pago de Carrascal y desde el que se obtienen unas magníficas vistas sobre las marismas de Asta. Junto a La Panesa está también la viña de La Pavona, con su caserío construido en sillares de arenisca. En la carretera de Trebujena otra viña, la de Las Carreñas, nos muestra todavía su singular entrada, sus lagares y su caserío, habilitado hoy como alojamiento rural. En Cerro Pelado, en un paraje alejado de los caminos, sobrevive La Gallarda (o la Pinta Gallarda), otro magnífico ejemplo de casa de viña que se asoma a las marismas de Tabajete. Peor suerte ha corrido el caserío de La Polanca, una gran construcción arruinada en buena parte, que destaca en las laderas del cerro de Santiago, a espaldas de la viña Cerro Viejo, dominando los llanos por los que discurre la cañada del Amarguillo

Son muy habituales las viñas y los parajes en los pagos de viñedo con nombres que aluden a profesiones, oficios u ocupaciones de sus antiguos poseedores y también los relacionados con algún apelativo con el que eran conocidas sus familias. En algunos casos, estos nombres no indican forzosamente que su titular fuese una mujer, ya que a veces era también costumbre denominar a la viña con la forma femenina de la ocupación de su propietario.

Entre los ejemplos más significativos encontramos los de La Doctora, que da nombre a una propiedad en el pago de La Carrahola, o La Boticaria, que hace lo propio con otra del Pago de Cuartillos. Como La Sobajanera (la moza -o el mozo- que, en los cortijos, hacía los recados en la ciudad) es conocida una antigua viña y una hijuela entre el Cerro de Santiago y la Cañada del Amarguillo. La Carpintera da nombre a sendas casas de viña ubicadas en los pagos de Balbaina, junto a la carretera de Rota y de Almocadén. Junto a esta última discurre la colada de La Pescadera, otro apelativo femenino que se remonta al siglo XIX.

En este catálogo de oficios y ocupaciones de mujeres que nos ofrece la toponimia de la campiña no faltan tampoco La Relojera (en el pago de Balbaina), La Candelera (Mesas de Santiago), el rancho y viña de La Cartera (en la carretera del Calvario) o el Rancho de La Carnicera, en el pago de Parpalana, junto al cerro de la Liebre, camino de El Portal. La Hortelana y La Escribana son viñas del pago de Macharnudo Bajo, aunque esta última da también nombre a otra del pago de Almocadén. La Vaquera (casa, hijuela y fuente) nombran a una finca de Montealegre que encontramos en la Hijuela del Serrallo, y que se asoma al valle del Salado y Lomopardo. En sus tierras aflora una célebre fuente en la que en el siglo XIX se realizaron estudios para contribuir con sus aguas al abastecimiento de la ciudad. La Lechera y La Calderera se encuentran en el pago de viñas de Cuartillos. Esta última da también nombre a otras dos viñas en Parpalana. La Carbonera se ubica junto al Rancho de los Colores, en el Guadajabaque, la viña y la hijuela de La Recovera en el Pago de Rui Díaz y La Pavera junto a la viña-bodega de Vistahermosa. En los confines del término, en la Dehesa del Quejigal, encontramos también la Cañada de La Cantarera.

Como nombres llamativos traemos aquí los del Rancho de La Contrabandista, en la Cañada de los Isletes, junto a San José del Valle y el de la viña de La Carabinera, en Macharnudo Bajo, ambos lugares convenientemente separados por muchos kilómetros de distancia para evitar posibles disputas entre sus propietarias.

No menos curiosos son los topónimos femeninos que nos hablan de rangos distinciones y títulos. La Doña da nombre a unas tierras junto a las marismas de Rajaldabas y Las Dueñas a una zona de prados en las cercanías de Mesas de Asta. Un conocido cortijo en la carretera de Trebujena, es el de La Mariscala, también situado junto a Mesas de Asta, cabecera de una gran explotación agrícola y habilitado hoy como alojamiento rural. Un nombre más cuestionable es el de "Capitana", que puede aludir a la graduación militar del marido de las propietarias o, simplemente (y lo más probable) derivar del apellido Capitán. En todo caso conocemos el Rancho de La Capitana (en la Cañada Ancha) y las viñas de La Capitana en el Cerro de Santiago, próxima a Cerro Viejo y también junto a la carretera de Rota, en la cañada de las Huertas. En las cercanías de esta última viña encontramos la de La Condesa. El Haza de La Condesa es también el nombre de una finca agrícola junto a la Cañada de La Loba, así como de unas tierras cercanas a los cortijos del Parralejo y el Algarrobillo. El Cortijo de La Condesa otra propiedad del pago de La Gallega. No faltan tampoco en nuestra campiña topónimos similares como el de La Condesilla o el de La Marquesa. Este último bautiza un sector ya absorbido por el casco urbano colindante con la Ronda Este. Con todo, uno de los más llamativos lo hallamos en las cercanías del Cortijo de Picado: el enigmático Arroyo de la Reina Loca.

A veces, los nombres de lugares y de algunas propiedades delatan el lugar de procedencia, el gentilicio, de sus antiguas propietarias o de las mujeres relacionadas con ellos. Estos son los casos de La Gallega, que da nombre a un pago de viñedos situado junto a la carretera de Rota y a dos casas de viña, una de ellas en la Cañada de las Huertas y la otra en Macharnudo Bajo. La Canaria la encontramos en Torrox, junto a la Cañada del Carrillo y el Rancho de la Montejaqueña, colindante con El Granado, en las proximidades de San José del Valle.

En el Pago de Ducha, próxima a la Viña del Diablo, aún pueden verse las ruinas de la antigua casa de La Francesa y en las faldas del cerro de Macharnudo, a los pies de la Torre, encontramos la viña de La Panameña.

Sin pretender agotar el tema ni la paciencia de los lectores, no queremos terminar este recorrido sin mencionar algunos topónimos curiosos que aluden también a mujeres anónimas pero que han pervivido en nuestros paisajes. Así, en la zona de los Montes de Propios de Jerez llaman nuestra atención el Cerro y Piedra de La Novia (Dehesa del Cándalo) o la Loma y Puerto de La Gitana (Dehesa de Garganta Millán). Junto al cortijo de Zarpa, en la conocida como carretera de Morabita, está el Haza de las Doncellas, y en Burujena, próxima ya a las marismas de Maritata, La Doncellita. En el pago de la Gallega, junto a la Cañada de las Huertas, se encuentra la antigua viña de La Churumbela, reconvertida hoy en centro ecuestre. Otra viña de Cuartillos es conocida como La Chavala y junto al cortijo del Chorreadero encontramos el Arroyo de la Chica. Entre el Cerro de los Silos y el cortijo de Fuente Rey discurre la Cañada de La Mujer en la que encontramos también el Pozo de la Mujer, mientras que en el pago del Amarguillo se ubica la viña de La Comadre. Junto a La Arenosa, en las cercanías de San José del Valle, están las tierras de La Borracha y en la zona de los Montes de Jerez el Llano y Pozo de La Papicha, apelativo con el que también se conoce un paraje ubicado junto a Fuente Rey y el Berroquejo. Con todo, uno de los topónimos más misteriosos es el que da nombra a una dehesa y a un arroyo próximo al Mojón de la Víbora, en los confines del término de Jerez: La Fantasma.

Otros nombres de lugares como Dos Hermanas o Dos Hermanillas no aluden a mujeres, sino a cumbres gemelas que se alzan en parajes serranos. De la misma manera, algunos topónimos singulares como los de Maricuerda, Maribañez, Marihernandez o Maritata, no guardan relación con mujeres y de su curioso significado nos ocuparemos en otra ocasión. También sería muy extensa la relación de nombres de viñas, parajes y rincones de nuestra campiña vinculados al santoral o a lo religioso (Las Monjas, La Santa, La Beata…). De todos ellos tendremos oportunidad de tratar en futuros paseos "entornoajerez".

Consultar mapas, referencias bibliográficas y reportaje fotográfico en http://www.entornoajerez.com/

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