Olvidados

Lectores sin remedio

Olvidados.
Olvidados.
Ramón Clavijo Provencio y José López Romero

06 de diciembre 2024 - 06:30

Determinadas circunstancias nos ha llevado en el pasado a conocer a personajes vinculados con el mundo del libro, a los que el paso del tiempo ha borrado de la memoria colectiva. Uno de esos casos es el del poeta malagueño, pero vinculado con la ciudad de Jerez, José Carlos de Luna. Me topé con José Carlos de Luna una fría mañana de hace unos pocos años, cuando ya empezábamos a enterarnos de aquel extraño virus, la Covid-19, que estaba causando estragos en China. Un conocido me había pedido como favor que le diera mi opinión sobre una biblioteca familiar que heredaba junto a la finca en la que estaba depositada. Aquella era al parecer la vivienda en la que brevemente vivió en esta ciudad el mencionado poeta malagueño y aquella era su biblioteca particular, que extrañamente se conservaba en Jerez y no en Madrid, donde residió sus últimos años, aunque no llegué a enterarme por qué motivo.

A partir de ese momento dediqué algo de mi tiempo a hurgar entre las estanterías de maderas nobles de una muy interesante y bien conservada biblioteca privada a la vez que me interesaba por la figura del olvidado escritor, también gran dibujante, que fue su propietario y que el paso de los años parecía haber sumido en el olvido más absoluto. Algo o mucho de este olvido tiene su explicación en los trágicos avatares políticos que vive nuestro país durante el siglo XX, avatares en los que estuvo inmerso nuestro protagonista que llegó a ser gobernador civil, en tiempos de la República, de Badajoz y luego de Sevilla. Pasada la Guerra Civil colaboró con la prensa del Movimiento además de destacar como articulista del ABC. Pero sobre todo José Carlos de Luna fue un estudioso del cante flamenco llegando a ser una de las voces más prestigiosas de su época. Vinculado a la Cátedra de Flamencología de Jerez escribió ‘De cante grande y cante chico’ (1926), ‘Gitanos de la Bética’ y, sobre todo, ‘La canción andaluza’ (Jerez de la Frontera, 1962), pero también unas serie de libritos de influencias lorquianas y que no dejan de tener su encanto como ‘El Cristo de los gitanos’ (1935) o el poema dedicado a un cantaor callejero de flamenco, el malagueño “Piyayo”.

Volviendo a su biblioteca de unos tres mil títulos, esta respondía al perfil humanista de su propietario y ese amor por los libros se manifestaba en el primor y cuidado de la misma, donde abundaban las encuadernaciones expresamente realizadas para muchas de sus piezas. En ella me llamó la atención un manuscrito fechado en 1796 vinculado con Jerez : ‘Juan Palomino contesta a Tomás López, geógrafo sobre el término municipal de Jerez’, de Juan Xavier Xímenez de Segovia y López de Spinola. Pero aquellas visitas finalizaron cuando la Covid-19 invadió nuestras vidas y todo lo demás pasó a un segundo plano. Ramón Clavijo Provencio

Negocio

Después de sus dos primeras novelas, que habían pasado sin pena ni gloria, la editorial finalmente había apostado por aquella autora en que tantas esperanzas económicas tenía depositadas. Y para el lanzamiento de su tercera obra no había escatimado en medios para hacer una campaña publicitaria de esas que se denominan “agresiva”. Y dio resultado: un premio de prestigio (que formaba parte de la campaña) y miles de ejemplares vendidos. Pero aquel éxito no había tirado de las anteriores, que seguían durmiendo en el limbo de la indiferencia de los lectores. Cuando pasaron unos meses, su agente le hizo llegar el comentario que le habían hecho en la editorial: tenía que sacar otra novela. Debían olvidarse de las primeras (eran muy malas) y publicar otra para aprovechar el tirón del éxito y dinero invertido en la publicidad. Pero ella no tenía ahora la cabeza para ponerse a escribir, quería disfrutar de los réditos que le estaba dando su novela. “Pues la editorial también quiere disfrutar de los ingresos. Esto es negocio, querida”, le había respondido su agente. El consejo le llegó a través de un amigo de confianza, sin saber realmente quién se lo había soplado con intención: podía comprar una novela. Hacía pocos días se había fallado un premio que, como todos, estaba amañado, y uno de los lectores encargados de seleccionar las obras presentadas había emitido un informe muy elogioso de una en particular que, por supuesto, no había ni siquiera quedado entre las finalistas. Todo era cuestión de ponerse en contacto con el autor. Le habían referido alguna novela (‘El asesinato de Laura Olivo’ de Jorge Eduardo Benavides), que ella no había leído (no tenía tiempo ni para leer, se justificaba siempre) y alguna película (‘El ladrón de palabras’) que tenían más o menos ese argumento. Pero una cosa era la ficción y otra la realidad. Además, la crítica se daría cuenta del cambio de estilo. ¿La crítica? No había problema. Pasaron dos semanas y las presiones y exigencias de la editorial se hicieron más acuciantes. Cuando le informaron de que el autor ya había firmado el contrato de confidencialidad y le pusieron por delante el manuscrito para que ella escribiera en la primera página su nombre, recordó las palabras de su agente: “esto es negocio, querida”. José López Romero.   

Reseñas

El instante de peligro

Miguel Ángel Hernández. Anagrama, 2015.

‘Intento de escapada’ es la primera novela de este escritor murciano. En ella combina con gran maestría conceptos artísticos (es profesor de Historia de Arte) con una trama muy bien hilvanada. El resultado, una excelente novela. En ‘El instante de peligro’ vuelve a utilizar la misma fórmula (conocido el método…), pero esta vez, en mi opinión, el resultado no es tan redondo, con ser una buena narración. El protagonista, Marcos (el mismo que en ‘Intento de escapada’), vuelve al Clark Art Institute, esta vez invitado por Anna Morelli, para colaborar en un proyecto artístico titulado Fuisteis yo. La vuelta desencadena los recuerdos de la primera vez que estuvo en esa institución y la relación amorosa que mantuvo con Sophie, a la que le va contando la narración. J.L.R. 

Instante de peligro
Instante de peligro

Irène

Pierre Lemaitre. Alfaguara, 2015.

Como John Banville, pero sin pseudónimo (Benjamin Black), Pierre Lemaitre añadió a su ya de por sí prolífica producción literaria una serie de novelas policíacas que tiene como protagonista al comandante Camille Verhoeven. Acompañado de sus inseparables ayudantes, entre los que destacan el elegante Louis y el rácano hasta el ridículo Armand. ‘Irène’ es la primera de una trilogía más una novela corta, en la que el peculiar Verhoeven debe descubrir y apresar a un asesino de muchachas. La violencia con que las mata y la lista de crímenes que se van descubriendo tiene una explicación y va complicando una trama que Lemaitre sabe llevar con enorme maestría. Algunas páginas pueden herir la sensibilidad del lector/a. Muy recomendable, si no nos importa que nos salpique la sangre. J.L.R. 

Irène
Irène

Detrás del cielo

Manuel Rivas. Alfaguara, 2024.

No se prodiga mucho Manuel Rivas, un escritor que ha logrado que cada nuevo libro sea pacientemente esperado por los buenos lectores, un escritor en definitiva que ahora está de actualidad por partida doble: por haber sido galardonado con el Premio Nacional de las Letras y por la aparición de una nueva novela, esta que aquí traemos tras más de una década desde la anterior ‘El último día de Terranova’. Con ella Rivas vuelve a sorprender, desplegando esa prosa llena de matices y donde la naturaleza, y no precisamente desde una visión idílica, vuelve a desempeñar un papel clave. La novela se inicia con un violento crimen, pero luego el discurrir de esta no prioriza el desentrañar y resolver el delito, sino que este es una excusa para una brillante aproximación del escritor a los claroscuros de esta sociedad que nos ha tocado en suerte. R.C.P. 

Detrás del cielo
Detrás del cielo

Descampados

Manuel Calderón. Tusquets, 2023.

Hay libros que una vez leídos nos dejan con la sensación de que han escarbado en nuestra memoria, pues en sus páginas revivimos pasajes ya olvidados que vuelven del lejano pasado. Me tope hace meses con ‘Descampados’, un libro que me tuvo atrapado con ese acercamiento a las zonas marginales de nuestra memoria. Aunque centrada en la geografía urbana de Barcelona, parece claro que esta historia de una familia que se traslada a la gran urbe, podría haber estado situada en cualquier extrarradio de cualquier otra ciudad, y es ahí en su universalidad, donde reside su trascendencia. Una aproximación singular a aquellos descampados de tiempos ya más que lejanos, hoy convertidos en territorios míticos de nuestra infancia. R.C.P.

Descampados
Descampados
stats