El padre de un militar muerto en El Retín pide responsabilidades
Francisco Luis Camas viaja hoy a Madrid para iniciar una recogida de firmas


Francisco Luis Camas González perdió a su hijo Sergio, de 26 años, el 15 de enero de 2002. Sergio era soldado, ese mismo día había sido ascendido a cabo y falleció a causa de la explosión de un artefacto en la sierra de El Retín,en cuyo campo de tiro realizaba tareas de limpieza de explosivos por orden de sus superiores. Hace más de un año los tribunales militares archivaron el caso, pero el padre de Sergio no está dispuesto a que el fallecimiento de su hijo quede impune, sin que se depuren las responsabilidades de una muerte que, en su opinión, se podría haber evitado si Sergio hubiera ido provisto con las medidas de seguridad adecuadas.
Francisco parte hoy para Madrid con el fin de expresar su protesta y recoger firmas mañana en la Puerta del Sol, coincidiendo con la festividad de El Pilar y el desfile de las Fuerzas Armadas y el día 13 se irá a la entrada del Congreso de los Diputados, "porque ellos son los que tienen que cambiar las leyes para que estas cosas no ocurran". Las acciones que va a emprender surgen tras ver cómo se le cerraban las puertas de las instituciones y organismos donde ha expuesto su denuncia. Sólo el Defensor del Pueblo respondió a su escrito y fue para decirle que no observaba ninguna actuación administrativa que implique una infracción del ordenamiento jurídico "o que impida o menoscabe el ejercicio de los derechos o libertades". Esta respuesta del Defensor del Pueblo, en la que no aprecia ningún tipo de imprudencia y la falta de contestación a escritos enviados a diputados socialistas en Madrid, a la ministra de Defensa y al presidente del PP, ha impulsado a Francisco a acudir a Madrid y luchar para que alguien asuma responsabilidades. "Es la vida de un hijo y no se puede quedar así, porque se cometieron delitos muy graves", afirmaba ayer Francisco.
Según su denuncia, Sergio llevaba para la limpieza de los explosivos el uniforme ordinario y un chaleco que no cumplía las normas de seguridad para un trabajo tan peligroso, además de carecer de la preparación necesaria. No le cabe en la cabeza a Francisco que se diese esta situación, "cuando en cualquier otro trabajo se persigue la falta de medidas de seguridad". Además, afirma que el ayudante que le asignaron a su hijo era un soldado al que sacaron de una guardia de 24 horas, y cuando sólo le faltaba una para terminar, "con lo que creo que este soldado estaba agotado". Este joven también resultó herido, al igual que un cabo primero, pero en el caso de Sergio, las heridas fueron mortales.
Además Francisco también denuncia que su hijo no recibiese una asistencia médica adecuada en el lugar de la explosión. "El único auxilio que recibe mi hijo fue el del jefe de la dotación de limpieza, el cual le abre el chaleco para facilitarle la respiración y el masaje que le hace el enfermero en el puesto de socorro. También fue ayudado 20 minutos más tarde por el médico pero observó inmediatamente que había fallecido".
A todo ello, Francisco suma su indignación porque, según dice, se produjo destrucción y ocultación de pruebas. "Cuando los heridos son evacuados del lugar de la explosión la dotación de limpieza se queda en el lugar, solicitando uno de los jefes cebo de explosivos y efectuó una explosión para eliminar los materiales que contenía explosivos, sin respetar el derecho de investigación de los poderes judiciales. También cuando se le solicita al jefe del acuartelamiento el cuaderno de apunte de los materiales encontrado en el campo de limpieza dice que fue tirado a la basura porque contenía sangre y mal olor".
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