Un paréntesis en la noche jerezana

Sociedad

El popular Bereber cierra sus puertas tras once años a pleno rendimiento Las quejas vecinales y la presión policial de los últimos meses, algunos de los factores

Un paréntesis en la noche jerezana
Un paréntesis en la noche jerezana
F.Pereira

Jerez, 17 de enero 2014 - 01:00

El viernes 12 de septiembre de 2003, el barrio de San Mateo, más concretamente la calle Cabezas número 10, era testigo de la inauguración de un nuevo lugar de ocio en Jerez que venía a cubrir un hueco necesario. El espacio, una antigua casa que perteneció a familias acaudaladas de la ciudad como los Torres o Gaitanes, fue rehabilitado y decorado con buen gusto gracias al trabajo del arquitecto Miguel Ángel López Barba, conservando su esencia a pesar de las numerosas obras a las que fue sometido.

Su artesonado del siglo XVII y su arcos, que algunos consideran del periodo almohade, pronto fueron objeto de la curiosidad de una ciudad entera que, de una forma u otra ha desfilado por sus más de mil quinientos metros de instalaciones.

Desde entonces, Bereber ha formado parte ya no sólo de la noche jerezana propiamente dicha, sino que desde un principio cumplió con una labor social importante, albergando infinidad de eventos solidarios y arropando, gracias al apoyo de sus dos propietarios, Antonio Sánchez Mejías y Alfonso Salido, cualquier actividad de este tipo.

Bar de copas, lugar de reunión, discoteca, Bereber fue ganando protagonismo con el paso del tiempo, consolidando su proyecto dos años más tarde, en 2005, cuando un 4 de noviembre amplió su oferta con el Tablao Bereber, que inauguró José Mercé y Moraíto Chico.

Aquella iniciativa, que conformó un tablao con todo lujo de detalles, fue comandada por Rafael Agarrado y Manuela Méndez 'La Chati', que durante seis años dirigieron a un cuadro flamenco de primer nivel y donde estaban nombres como Jesús Méndez, David Carpio, Manuel Valencia o Fernando Soto. Ambos también fueron impulsores de todo tipo de actividades flamencas o relacionadas con este arte, hasta el punto de traer a Jerez a artistas como Moncho, Los Chichos, Falete, Antonio Carmona, Parrita, Sorderita, Antonio Rey, Farruquito, Diego Carrasco y un largo etcétera. Hasta el Príncipe de Asturias estuvo entre sus invitados.

Sin embargo, no sólo el flamenco ha tenido su sitio en este emblemático lugar, pues además de actos como desfiles de modas, rastrillos, zambombas y eventos de todo tipo, la música también tuvo su sitio preferencial, desde la música pop, con Merche, Pablo Milanés, Pignoise, Juan Peña y un sinfín de nombres de primer orden, hasta música clásica, folcklore como las sevillanas o incluso un interesante ciclo de tango argentino que atrajo en su día a muchísimos espectadores.

Además de ello, Bereber ha sido hasta la pasada semana, cuando se anunció definitivamente su cierre, un punto de encuentro para múltiples generaciones de jerezanos y jerezanas e incluso para muchos foráneos, convirtiéndose en un atractivo más de la ciudad.

Su época gloriosa comenzó a tambalearse hace exactamente un año, coincidiendo con el cambio de foco en el botellón. Muchos jóvenes decidieron efectuar este tipo de prácticas en la Plaza del Mercado, una circunstancia que levantó las quejas de la vecindad, que desde entonces ha promovido infinidad de actos en contra.

Desde entonces Bereber quedó en medio de una guerra entre jóvenes y los vecinos del casco histórico que ha terminado con el cierre de la discoteca. La presión de los vecinos y sobre todo de la Policía Local, con contínuos controles y poniendo "mil trabas", según algunos jóvenes, al aparcamiento en la zona (no es normal que por la mañana se pudiese aparcar en una zona y por la noche, en ese mismo sitio, no se pudiese aparcar) fueron mermando la clientela. El cerco policial llegó a dejar en una sola noche más de 190 denuncias, un dato llamativo.

La pasada semana y tras rumores contínuos de posible cierre, la dirección anunciaba a los empleados (que en época buena llegó a tener 54 dados de alta) el chapado del negocio. Será un paréntesis de varios meses, según algunas fuentes cuatro como máximo, ya que se pretenden realizar algunas reformas en el recinto.

La idea futura es volver a los orígenes, es decir, con una clientela de una edad media superior a la de los últimos tiempos y un enfoque distinto, donde tendría cabida la restauración. Además, ya se piensa en solicitar al Ayuntamiento el adecentamiento de una bolsa de aparcamiento que palíe esta carencia. Porque se quiera o no el casco histórico necesita sitios como Bereber.

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