El Rebusco

Del pasado y el presente del jerez

  • Un futuro esperanzador

  • Investigaciones, apariciones televisivas, menús reales

El Tío Pepe combinado y envasado en lata para Japón.

El Tío Pepe combinado y envasado en lata para Japón.

Después de escribir durante estos años mis ‘rebuscos’ en torno a nuestros vinos, su historia, los hombres y mujeres que hicieron posible su desarrollo como una industria nacional puntera, su consumo y aceptación internacional, la repercusión que el jerez ha tenido, y tiene, en las distintas manifestaciones culturales a lo largo de siglos, me surge una pregunta clave: ¿Tiene futuro el vino de Jerez?.

El mismo César Saldaña, en su brillante trabajo de síntesis publicado recientemente, ‘El libro de los vinos de Jerez’, titula su epílogo ‘Una mirada al futuro del vino de Jerez’.

Un final de obra donde plantea dudas, pero también una reflexión profunda que nos permite tener la certeza de formar parte de una historia que se perpetua en el espacio y el tiempo.

En esta entrega mostraremos algunas de estas piezas de un pasado reconocido, y de un presente dinámico y en evolución.

Grabado del libro Anuario de exportadores españoles e importadores extranjeros. Grabado del libro Anuario de exportadores españoles e importadores extranjeros.

Grabado del libro Anuario de exportadores españoles e importadores extranjeros.

Un de ellas es el grabado anónimo, reproduciendo una escena de vendimia de la comarca, tomado del poco conocido Anuario de exportadores españoles e importadores extranjeros, publicado en los años 20 del pasado siglo.

De aquí

El historiador jerezano Jesús Caballero Ragel presentó hace unos días su último libro ‘La ciudad burguesa. Arquitectura isabelina en Jerez, 1833-1868’ (Tierra de Nadie, 2023).

Caballero Ragel es doctor en Arte y Humanidades por la Universidad de Cádiz, licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla, y profesor de Enseñanzas Medias en Jerez.

Un investigador local que va por libre, reivindicativo, polémico en ocasiones, pero que destaca entre sus colegas, muchos de ellos con mentalidad de ‘fronterizos’.

Por eso me gusta, y por los temas de su especialidad la pintura y el urbanismo del XIX en Jerez. Asuntos vinculados, claro está, con la burguesía industrial vinatera de la ciudad.

Fachada de Domecq por calle San Ildefonso, en 1894. Fachada de Domecq por calle San Ildefonso, en 1894.

Fachada de Domecq por calle San Ildefonso, en 1894.

Según el autor: ‘Jerez de la Frontera va a experimentar a lo largo del siglo XIX una gran transformación urbanística y arquitectónica de forma paralela al gran desarrollo económico que tuvo la ciudad durante el reinado de Isabel II (1833-1868). La industria del vino será el motor de la prosperidad de la ciudad y ese desarrollo económico se verá reflejado en todas las facetas del desarrollo urbano y en la arquitectura’.

Jerez, que había comenzado su modernización a finales del siglo XVIII con la aplicación de las ideas ilustradas, continuará modernizándose hasta alcanzar servicios y equipamientos comparables con una gran capital española. La burguesía que se establece en Jerez, enriquecida con el negocio del vino, va a transformar Jerez construyendo nuevas edificaciones y emprendiendo pioneros proyectos urbanísticos.

Su anterior obra, ‘Apuntes para el urbanismo en Jerez durante el siglo XIX’ (Tierra de Nadie, 2020), era un estudio pormenorizado del origen, problemática y desarrollo de las infraestructuras urbanas (empedrado, alcantarillado, alumbrado, cementerios, etc.) de Jerez de la Frontera durante el siglo XIX. Mostraba los cambios urbanísticos más reseñables: la creación de nuevos espacios públicos, el derribo de las murallas, la aparición del ferrocarril, la arquitectura bodeguera y otros equipamientos urbanos como los teatros o mercados que van a configurar una nueva ciudad que se abría a la modernidad.

Por su parte, Irene Bernal Ramos fue reconocida por la Universidad de Córdoba el pasado año por su trabajo en el Máster de Gestión del Patrimonio desde el Municipio. Éste se desarrolló en el curso 2020-2021, desarrollando el tema ‘Jerez, ciudad bodega: un proyecto para la conservación y puesta en valor del patrimonio bodeguero de Jerez’.

Un tema que está despertando el interés de muchos jóvenes estudiantes, y que se suma a otros presentados en diferentes campus universitarios.

Las dos fachadas de Domecq

Ya que tratamos del urbanismo y de bodegas, prestaremos atención a las dos entradas que dan acceso a las actuales bodegas Fundador, conocidas hasta hace bien poco como las de Domecq. Una es la que da a la calle San Idelfonso, al inicio de la cuesta del Espíritu Santo, la otra es la de la Cuesta de la Chaparra, acceso a los jardines de dicha bodega.

De la primera muestro tres imágenes, la primera de 1894, modesta y austera, sin el cierre que a principios del siglo XX llevaría a cabo el arquitecto jerezano Francisco Hernández-Rubio.

Fachada de Domecq por calle San Ildefonso, años 20. Fachada de Domecq por calle San Ildefonso, años 20.

Fachada de Domecq por calle San Ildefonso, años 20.

Del mismo arquitecto es el pórtico por el que se accede a los jardines de Puerta de Rota, que se extienden por toda la Cuesta de la Chaparra. Realizado en 1907, la foto reproducida es de los años `20.

En el estudio que sobre este arquitecto publicó en 1995 el investigador José Antonio Merino Calvo comenta que: ‘En la actualidad la obra está muy transformada. La estructura se mantiene tal cual, pero los vanos se han agrandado y la mayoría de palmetas y decoración han desaparecido. Lo único que se mantiene invariable es el escudo de la casa Domecq en el arco central’.

Entrada a los jardines de Domecq, por la Chaparra, años 20. Entrada a los jardines de Domecq, por la Chaparra, años 20.

Entrada a los jardines de Domecq, por la Chaparra, años 20.

La otra, que completa esta evolución, es reciente, y en ella observamos los cambios introducidos por Aníbal González hacia 1923, el mismo arquitecto que unos años después, por encargo de la compañía Domecq, haría el popular edificio del Gallo Azul.

Desde los Estados Unidos

El próximo mes de octubre saldrá de la imprenta de la Universidad de Nebraska un libro con un título llamativo: ‘¡Vino!. The History and Identity of Spanish Wine’.

Su autor es el joven historiador norteamericano Karl J. Trybus, profesor de la Universidad de Limestone, en Carolina del Sur.

Portada del libro Vino, de Karl Trybus. Portada del libro Vino, de Karl Trybus.

Portada del libro Vino, de Karl Trybus.

Para documentarse sobre los vinos españoles, incluidos el del Marco de Jerez, Trybus visitó las zonas vitivinícolas más destacadas de nuestro país, que conoce bien.

Tuve la oportunidad, y el placer, de atenderle durante sus estancias en la zoma. En la distancia mantenemos contactos e intercambio de información.

En su investigación, Trybus explora la historia y la identidad de la producción vitivinícola española desde mediados del XIX hasta la actualidad.

Los pulgones de la filoxera, que devastaron los viñedos franceses e italianos, llegaron a la Península Ibérica algo más tarde, lo que permitió a los viticultores españoles aumentar sus ventas internacionales. Sin embargo, una vez que las bodegas francesas e italianas se recuperaron, los productores de nuestro país tuvieron que mejorar. España no podía producir slo vino de mesa, necesitaba un producto de calidad para poder competir.

En el proceso de integración en Europa, los bodegueros españoles y la industria del turismo trabajaron conjuntamente para promover la singularidad de España y la calidad de sus vinos.

Un vino fuera de serie

El vino de Jerez está de moda. Lo podemos comprobar en diferentes series televisivas de actualidad, tanto en las emitidas por televisiones en abierto (Televisión Española), como por las diferentes plataformas y canales digitales (Netflix, HBO, Paramount+, Movistar, Apple TV).

Esta mención al sherry la podemos ver en una de las entregas de la popular Yellowjackets, serie dramática de terror americana del 2021 que emite Movistar.

Concretamente en el capítulo 2 de la primera temporada, el titulado ‘Fa sostenido’ (F Sharp), donde el personaje de Misty Quiglkey, al que da vida Cristina Ricci, ofrece jerez a una conocida para tranquilizarla.

En otra producción americana, Dickinson, de Apple TV, se recrea la vida de la poetisa norteamericana Emily Dickinson (1830-1886). En el episodio 7 de la primera temporada, We lose because we win,Edward, el padre de Emily, celebra su victoria electoral: ‘Well,let´s have a glass of sherry’.

Recordemos la carta que Emily escribió en 1862, y dirigida a un pretendiente: ‘I...am small. like the wren; and my hair is bold, like the chestnut; and my eyes, like the sherry in the glass that the guest leaves’.

El jerez en la serie televisiva 'Todas las criaturas grandes y pequeñas'. El jerez en la serie televisiva 'Todas las criaturas grandes y pequeñas'.

El jerez en la serie televisiva 'Todas las criaturas grandes y pequeñas'.

Y en más de uno de la serie británica All Creatures Great and Small (Todas las criaturas grandes y pequeñas), oiremos ofrecer un jerez, especialmente en el especial de Navidad del pasado año. Incluso el amontillado en la historia ‘Felices reencuentros’, la cuatro de la temporada dos: ‘Now the ladies, if this Amontillado’.

Por su parte, el brandy de Jerez está muy presente en la producción de Televisión Española ‘La Promesa’, emitida en fechas recientes.

Hay que recordar que nuestro vino hace acto de presencia en otras historias seriadas británicas y norteamericanas, de las que cabe recordar títulos desde los años 60 a la actualidad: Embrujada, Perry Mason’, Alfred Hitchcock presenta, Agente Secreto, Los vengadores, Arriba y abajo, Fawlty Tower, Mad Men, Colombo, Frasier, Retorno a Brideshead, Llama a la comadron’, Downton Abbey, La maravillosa Sra. Maisel, Los asesinatos de Midsomer, Los vencidos, Red Rose, Ciclos, o en la misma Westworld.

Menús con jerez

Algo decepcionados andamos con el actual rey de Inglaterra, Carlos III. No ha tenido el detalle de incluir algún vino de Jerez en los diferentes menús ofrecidos por el monarca inglés durante los actos protocolarios de su coronación. Ni el mismo Harvey´s Bristol Cream ha tenido ese privilegio, al menos según la información recabada por mi parte.

El jerez, en variadas formas y tipos, ha sido un clásico en los banquetes de los monarcas ingleses.

Comedor del HMS Serapis, 1875. Comedor del HMS Serapis, 1875.

Comedor del HMS Serapis, 1875.

Una de esas ocasiones fue en el banquete que tuvo lugar el 25 de diciembre de 1875, a bordo del navío HMS Serapis, en el que viajaba el Príncipe de Gales, futuro rey Eduardo VII, en su recorrido por la India.

El menú, siguiendo la tradición francesa, incluía este dulce entre los ‘Entremets’: ‘Gelée au Vin de Zéres’.

Otra casa real adicta al jerez es la japonesa. En el almuerzo ofrecido por el emperador Mutsuhito al Príncipe Karl Anton de Hohenzoller en 1904. El consomé fue servido con un ‘Pale Sherry’.

Menú imperial japonés de 1904. Menú imperial japonés de 1904.

Menú imperial japonés de 1904.

En la década de los 80 del siglo XX, a las clases populares de aquel país les llegaría el Tío Pepe en lata y combinado, tal como se pudo ver en la exposición que la bodega dedicó a su marca más emblemática.

Un fino con mucha imagen

Una vez más, González Byass ha vuelto a contar con el diseñador gráfico, Hugo Zapata, para realzar aún más las botellas que contienen su nueva saca del Tío Pepe en Rama.

Según la bodega, Hugo Zapata lleva más de 10 años diseñando etiquetas para los vinos de esta empresa, y la etiqueta de Tío Pepe en Rama se espera cada año casi tanto como el propio vino.

Hugo Zapata diseñador gráfico de las etiquetas Tío Pepe en Rama. Hugo Zapata diseñador gráfico de las etiquetas Tío Pepe en Rama.

Hugo Zapata diseñador gráfico de las etiquetas Tío Pepe en Rama.

Rescatando antiguos emblemas y elementos gráficos del archivo histórico, Zapata ha logrado dotar de personalidad a las botellas de nuestro vino más auténtico, actualizando colores y la propia estética a los nuevos tiempos.

El barcelonés, criado en Sevilla, Hugo Zapata cursó sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios de la ciudad condal, y aunque su especialidad fue la escultura en piedra y madera, muy pronto comenzó a trabajar como creativo en varios estudios y agencias de publicidad. Tras años de creación para numerosas empresas situadas principalmente en Sevilla y Barcelona, Zapata posee ahora su propio estudio en la capital hispalense, desde donde colabora de forma asidua en la elaboración de diseños que son impresos en Etiquetas Macho.

Hugo Zapata ha creado “trajes a medida” para productos de marcas tan conocidas y variadas como Turismo Andalucía, Matutano, Coca-Cola, Aceites del Sur, Coosur, Persán, Freixenet, Mattel, Turismo de Sevilla, Bodegas Alvear, Bodegas González Byass, Chinchilla Vinos, Panrico España o Mantecado de Estepa. Actualmente también colabora con clientes y agencias de España, Italia, Francia, Rusia y EE.UU.

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