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Reflexiones de psicología y orientación

De la percepción de control al conocimiento de las emociones y la regulación emocional

 El artículo anterior trató sobre la importancia que tiene la percepción de control sobre nuestros niveles de felicidad. Muchas investigaciones han demostrado que creer que variables como el esfuerzo, la persistencia, la creatividad, la tolerancia o la reflexividad entre muchas otras, repercuten en el éxito estimulando emociones y sensaciones positivas, de felicidad y bienestar.

Una vez asumida esta idea, “podemos influir en nuestras emociones”, el siguiente paso es conocer bien cuáles son las emociones que podemos experimentar, tanto las positivas como las negativas. Conocer las emociones, permite su identificación en el momento en que aparecen. Muchas personas tienen problemas para identificar qué es lo que les ocurre, no saben reconocer sus propias emociones y por tanto no pueden modificarlas. Son aquellas personas que prefieren confiar más en el destino que en sus posibilidades.

Por tanto, una buena preparación de los menores para la vida adulta debe incluir un buen conocimiento de todas las emociones. ¿Cuántas emociones podría decir el lector que conoce? Cuando hemos realizado esta pregunta a distintas personas en el entrono de alguno de nuestros estudios, la respuesta ha sido extremadamente variada, lo que viene a probar la falta de unanimidad al respecto y de criterios que permitan facilitar la comunicación de sentimientos entre las personas. Sin esta homologación o clasificación de las emociones, se hace difícil hacer coincidir lo que alguien dice sentir con lo que el otro cree entender y resulta fácil, por tanto, que estallen una gran cantidad de conflictos entre padres e hijos, alumnos y profesores o alumnos y alumnas, por ejemplo.Al igual que con los conceptos básicos, formas básicas o colores básicos, que luego gracias a combinaciones entre ellos pueden resultar mucho más complejos, con las emociones ocurre algo similar. Podemos hablar de emociones básicas o de emociones complejas o sociales.

Las emociones básicas son aquellas consideradas universales, se encuentran presente en todas las culturas, ya sean europeas, americanas, africanas, australianas o asiáticas. Sin embargo, aquellas emociones más complejas o sociales, son aquellas que se encuentran en algunas sociedades o culturas pero no en otras.

Charles Darwin,  aparte de ser conocido por su Teoría de la Evolución, fue uno de los primeros estudiosos de las emociones y planteó, como parte de su teoría, que el hecho de que estas emociones existan de forma universal, sería porque han de tener alguna función o utilidad para las personas, ayudándolas a vivir mejor.

En la actualidad la mayoría de los expertos e investigadores en el estudio de las emociones coinciden con este planteamiento y, aunque con ciertas discrepancias, plantean la existencia de cinco emociones básicas o universales: Tristeza, Ira, Miedo, Asco y Alegría. Cada una de ellas con una función o utilidad propia que favorece el afrontamiento de determinadas circunstancias, pero que de ser excesivas, ya sea en intensidad o en frecuencia, lejos de ayudar pueden incluso perjudicar a quien las sufre. El próximo artículo de esta serie, tratará precisamente sobre este asunto, las fu

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