La playa y la mole

Manuel Moure

15 de mayo 2013 - 09:41

NO hace mucho tuve el gusto de conocer la Costa del Sol. Era la primera vez que iba. Muchos se sorprenderán. ¿A qué puede ir un jerezano a las costas malagueñas? Como no sea para ver a guiris beber cerveza en cantidades que sonrojarían al sumidero de una piscina, playas de piedras grises y moles de cemento a unos metros de la playa no hay ninguna otra razón (bueno sí, los espetos de sardinas, pero la razón no tiene suficiente entidad). Es el modelo turístico que allí y en buena parte de España ha triunfado y que se opone, de forma frontal, al de playas desiertas que vendemos aquí. Esas servidumbres de Defensa tan molestas antaño han mantenido durante décadas intactos kilómetros de litoral que ahora valen su precio en oro. Ojalá seamos capaces de buscar la manera de atraer ese turismo respetuoso con el medio ambiente, que disfrute de él e incluso de respetarlo alojándose a unas decenas de kilómetros tierra adentro.

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