El polígono Sur se agarra a la salvación
Más de sesenta negocios cerraron durante el pasado año Los problemas de iluminación, señalización, adecentamiento y robos ahuyentan al inversor
Bienvenidos a un mundo aparte. En este mundo aparte, que parece alejado del trajín de la ciudad, casi todos se conocen, comen entre amigos y trabajan de sol a sombra. Hay de todo: Desde el pequeño taller a la gran industria. Pero la crisis no deja resquicio y toca todo lo que se le ponga por delante. Ahora, el polígono industrial de El Portal languidece. Está en su peor momento.
Su vida no es larga. El polígono industrial Sur creció al amparo de los aires de modernidad que el ex alcalde Miguel Primo de Rivera, Miguelito, imprimió en su mandato. Eran los dorados sesenta y nuestro alcalde abría todas las puertas. Aquello prosperó. Pero ahora, lo que es ahora, no hace más que enseñar una espantosa y fea imagen de olvido y abandono.
Y para que todo esto no caiga en saco roto, ahí están los valientes autónomos de la Asociación de Empresarios y Comerciantes de la Zona Sur (Adecosur), la asociación que preside el inquieto Javier Lobo-Arroyo, que ha logrado llevar el concepto de la unión a centenares de conciencias con intereses en el parque. "Estamos en el parque empresarial más grande de la ciudad, con una superficie ocupada de más del millón de metros cuadrados. La costumbre clásica de crear comunidades ha hecho que aquí se cuenten hasta quince. Eso puede dificultar la unión de todas las comunidades en una sola asociación". El polígono está integrado dentro del Plan Urban y la acogida municipal a estas aspiraciones ha sido muchísimo mejor de lo esperado.
Pero, ¿de qué se quejan en el polígono Sur? En el polígono preocupa el abandono, la iluminación, los problemas de señalización... y los robos. Jorge Herrera Picazo cuenta que a un colega que se gana el pan con el combustible de camiones le han entrado ya en cinco o seis ocasiones. Jorge es el presidente de la mayor comunidad del parque, el Conjunto Piscis, cuyas 180 empresas se han adherido a la flamante asociación, y regenta el negocio 'TGC', dedicado al tintado de cristales en edificios y automoción.
"Pienso que no se ha hecho nada desde que comenzó. Quizás las canalizaciones para evitar las inundaciones en los negocios... Hay problemas -dice- que echan atrás al inversor, que le aconsejan no instalarse aquí. El problema de la iluminación es importante. Con los problemas de señalización ocurre igual: No hay manera humana, en ocasiones, de encontrar tal negocio. No creo que los jerezanos sepan lo que pueden encontrar aquí".
Y por precios no debe haber excusas: Una nave de 200 metros cuadrados puede suponer un coste de entre 300 y 400 euros. Si preguntamos en El Puerto, a tiro de piedra, nos ofrecerán una nave de iguales características, pero a partir incluso de los 800.
¿Ha visto a muchos compañeros caer en el camino? Jorge Herrera los ha visto. Él también se vio salpicado, no cerró pero hubo de prescindir de personal. "Es triste, pero no es exagerado decir que, solamente el año pasado, tuvieron que cerrar sus puertas entre sesenta y setenta negocios".
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