Antonio Rodríguez Gómez 'El Gómez de Jerez' deambula a diario por su pequeño reino de Icovesa. "Yo no salgo de aquí, aquí tengo a la gente que quiero ver, lo demás es ojana", explica mientras bromea con Santiago, el responsable del bar donde pasa horas con su inseparable Miguel, "con el que hablo de música y aprendo mucho", insiste. Con él se puede hablar de todo, pero evidentemente, pues ha sido su vida durante años, disfruta al hacerlo del flamenco, a veces con vehemencia, síntoma de que le duele, otras con ironía y otras tantas con el corazón, como cuando se le pregunta por su camiseta de Moraíto. "La llevo por cariño".

-Estuvo el otro día en la Fiesta de la Bulería, ¿qué le pareció?

-Bueno, hacía mucho tiempo que no iba, y la verdad es que globalmente me gustó. Vi mucha unión entre los artistas, pero también vi que con la identificación de la escenografía siempre andamos en las mismas, con la fragua y la gañanía. Parece que el gitano en el flamenco sólo ha trabajado en gañanía y en fragua. A mí encantaría que hiciesen un espectáculo con cinco gitanos trabajando en el gobierno y cinco o seis trabajando de cirujanos en la Residencia. Ahí no se puede hacer flamenco, pero sí hay otras cosas para dignificar al gitano. Aún así, me gustó porque además se 'jartaron' de cantar.

-¿Ve bien este nuevo formato?

-Se ha visto que sólo el sábado hubo gente, aunque para mí la Bulería siempre ha sido un día. Está claro que hay que cambiar, porque eso de estar hasta las cuatro de la mañana no es lógico, yo pienso que un espectáculo, como máximo, debe durar dos horas. Aunque yo también soy más teatral.

-¿Y artísticamente?

-Todo estuvieron bien, me gustó el Malena y Luis Moneo, que cantan muy bien, y María del Mar y el Grilo. Ahora, la que me emocionó, porque me hizo saltarme las lágrimas fue María Terremoto con la letra de seguiriyas que dedicó a su padre. A mí me encantó. En Jerez hay muchos artistas y de mucho nivel, y estaría bien que el año que viene se hiciese otro con otros artistas.

-Este año le vimos en todos los espectáculos del Festival de Jerez. Después de estar 30 años con Antonio Gades, ¿cómo ve el nivel en este ámbito?

-Sí, he estado este año invitado por el Villamarta, y bueno, tengo que reconocer que el aspecto teatral está bajando bastante porque no hay coreógrafos como los de antes. Me gustó mucho María Pagés, Eduardo Guerrero y poco más. Hubo algunas cositas, pero otras necesitan trabajarse más a nivel teatral porque no tiene nada que ver bailar con luego reflejar el baile en un escenario. Es como cuando bailan ocho letras por soleá. Eso cómo va a ser. Soleá son dos letras o tres, según he visto toda mi vida.

-Ahora que está apartado de los escenarios, ¿cómo ve el estado del flamenco en general?

-Pues que hay que salirse de España para ser reconocidos. También en el norte, pero en cualquier lugar de Europa o sobre todo Asia, mucho mejor. Aquí salvo el Festival de Jerez o la Bienal, poca cosa, al menos si no tienes buena almohada, como se decía antes, o a la gente le da por ti, como me pasó a mí cuando llegué a Madrid.

-El otro día leí que el ganador de la Lámpara Minera, Alfredo Tejada, había trabajado con Gades y Maya, ¿coincidió con usted?

-Conmigo no, por eso me ha extrañado. A lo mejor trabajó con la Fundación, ya cuando Antonio había fallecido, y en una gala concreta, porque he conocido a todos los que han pasado por ahí. Con Maya no lo sé, aunque seguramente en la última etapa. Leí esa entrevista y la verdad, nos ponía a todos los cantaores de mentirosos y que cantábamos por afición y no por dinero. Si yo digo eso en mi casa me matan, llevo 50 años llevando el pan a mi casa cantando. Yo puedo tener afición, pero vivo de esto.

-Sí que le ha molestado todo eso...

-Claro que me molesta, porque mentiroso será él. Le he visto sus discos y el que miente es él cuando se atribuye cosas que no ha hecho. Dice que hace cantiñas y luego canta por romeras, por alegrías de Córdoba, mirabrás...A ver quién es el que engaña.