El fuerte calor precipita el inicio de la vendimia del Marco de Jerez

Barbadillo comenzó el viernes en Gibalbín y González Byass lo hizo ayer en los pagos de Carrascal, Macharnudo y Burujena. El Consejo Regulador del vino anunció ayer el inicio oficial de la vendimia de 2013 de la uva palomino con destino a la elaboración de los vinos de Jerez, arranque que se ha precipitado en las viñas de interior por las altas temperaturas registradas en los últimos días.

Las grandes bodegas se incorporarán paulatinamente en las próximas horas a las labores de corta, en concreto Estévez y Beam, que comenzarán entre hoy y mañana su particular vendimia, mientras que la cooperativas de Jerez (Las Angustias) y Trebujena (Palomares y Albariza) tenían previsto decidirlo sobre la marcha entre ayer y hoy en sus respectivas asambleas.

"Desde hace algunos días se venían produciendo las labores de corta y molturación de otras variedades de uva más tempranas, las que se emplean en la elaboración de los vinos de la Tierra de Cádiz", informa la institución jerezana del vino en un comunicado, en el que detalla que, en paralelo, también se habían recogido pequeñas cantidades de uva palomino en algunos lagares, generalmente las de mayor madurez, para la puesta en marcha de los pies de cuba, en los que se inicia la fermentación de los mostos.

"El pistoletazo de salida ha tenido lugar, lógicamente, en los pagos del interior, en los que la uva alcanza antes su grado óptimo de madurez y durante las próximas semanas irá extendiéndose -la recolección- hacia las zonas costeras, tradicionalmente más tardías", señala el Consejo Regulador en su nota informativa.

Ciertamente, la uva en los pagos de interior más avanzados por la mayor sequedad del clima alcanza ya los 12 grados beaumé, mientras que en las viñas costeras se mantiene aún en el entorno de los 10 grados, apuntan fuentes del sector, no sin recordar que en el Marco de Jerez se exige un mínimo de 10,5 grados para el inicio de la recolección de la uva amparada por la denominación de origen.

El sector mantiene su última previsión, la que hizo oficial tras el último pleno del vino celebrado a finales de julio y que apunta a un incremento medio de la cosecha próximo al 30%, lo que se traducirá en unos 60 millones de kilos de uva frente a los 47 millones de kilos con los que cerró la campaña anterior, la más corta que se recuerda.

La disparidad de la zona de producción, que abarca nueve municipios, se observa en casos excepcionales como el de Trebujena, donde se estima un repunte de cosecha del 50%, si bien el viñedo de la localidad trebujenera sufrió en la última campaña la mayor merma de producción. Según fuentes del sector, la uva de algunas viñas de Trebujena ha empezado a pasificarse la uva por las altas temperaturas, aunque no hay riesgo de pérdida de líquido ante la ausencia de viento racheado, ya que predomina el levante en calma. Además, la pasificación no significa que la uva esté ya madura.

El censo del Consejo Regulador hay inscritas cerca de 7.000 hectáreas, explica la institución en su comunicado, en el que subraya que la mecanización sigue ganando terreno a la vendimia a mano, por lo que, "de mantenerse la progresión de los últimos años, se estima que la superficie que se recolectará con cosechadora mecánica alcanzará casi las 4.000 hectáreas, es decir, un 70% del total".

La vendimia mecanizada se impone tanto por su menor coste, aproximadamente la hora de cosechadora sale a la mitad que la manual, como por su rapidez. Pero hay otro factor que termina de inclinar la balanza a favor de las máquinas, ya que según destaca el Consejo Regulador, las cosechadoras "posibilitan que la corta y molturación de la uva durante la noche, en la que las temperaturas más benignas favorecen la llegada de la uva a los lagares en condiciones óptimas" y sin riesgo de que fermente por un exceso de exposición al sol en las horas del día.