El proceso evolutivo de la costalería

Análisis

Desde la época de los 'profesionales' a la actualidad, el mundo de las trabajaderas ha ido desarrollando un estilo en favor del lucimiento con distintas formas de trabajar los pasos

Una cuadrilla de costaleros levanta al cielo un paso de misterio tras la llamada de los capataces.
Una cuadrilla de costaleros levanta al cielo un paso de misterio tras la llamada de los capataces. / Manuel Aranda
M.S./M.J.M.

Jerez, 19 de agosto 2018 - 01:32

La costalería también existe. Se trata de una de las parcelas que más atrae a los jóvenes a las hermandades. Lo que no se sabe muy bien es si las hermandades son conscientes y saben sacar provecho de todo este río humano que, cada Cuaresma, pasan por sus casas de hermandad para igualar en tal cual paso de misterio o palio.

La costalería es un filón cofrade que también ha sabido evolucionar con el paso del tiempo. Sin ir más lejos, cuando se visualizan las primeras imágenes grabadas en formato vídeo en la década de los ochenta, una de las mayores distancias que se observan son la forma de llevar y trabajar los pasos. Pero todo este mundo de la costalería arranca con la época en la que las cofradías tenían que pagar para que hombres acostumbrados a los trabajos de esfuerzo sacaran las distintas andas. Ahí comienza todo para llegar al momento actual en el que cientos de jóvenes quieren sacar pasos en los días Santos.

Haciendo un pequeño repaso histórico, las primeras épocas eran contractuales. Las cofradías contrataban a un señor que por un dinero determinado sacaba los pasos con sus hombres previo pago de los mismos.

En la década de los setenta se inicia una nueva época tras la crisis de los denominados 'profesionales'. Las hermandades echaron valor al asunto y comenzaron una nueva apuesta por conformar lo que se vendría a denominar como las cuadrillas de hermanos. Un importante paso que nunca se hubiera llevado a cabo a no ser la familia 'Gorrión', los Olmedo, o los Sacrificio que se actualizaron con los tiempos y enseñaron a trabajar los pasos a costaleros que salían de las oficinas para ponerse la faja y ensañar con el paso de su cofradía.

Desde hace ya al menos una veintena de años, las cosas cambiaron en el denominado 'mundo de abajo'. Los hermanos siguen estando ahí en muchas cofradías, pero lo cierto es que se ha instaurado una semiprofesionalización en la que nuevos capataces con gente bien curtida en el arte del trabajo están prestando este gran servicio a las cofradías.

Con todo este nuevo panorama, también se han ido cambiando los modos de trabajar. En la actualidad no se entiende un cofradía de negro sin andar largo y racheado con mucha elegancia. O un palio sin apenas 'escupir' las bambalinas y sólo trabajando la mesa o parihuela. Se anda de frente con personalidad o se hacen cambios en cofradías que se identifican con este estilo de trabajar un paso en la calle.

Todo esto se ha podido llevar a cabo por la labor de grandes capataces que han ido tomando, poco a poco, el mando de los martillos. Gente como Paco Yesa, Manolo Jaén, Manuel Jesús Elena, Juan Antonio y José María García 'Gorrión', Jaime Racero, Isaac Núñez, Manuel Jesús Tristán, Eduardo Biedma, Jesús Sánchez Lineros, Martín Gómez Moreno, Ezequiel Simancas, Manuel Monje, Álvaro Barba o Alfonso Oñate

Y entre todos ellos, cada uno tiene su forma de entender la costalería. Para Tomás Sampalo, uno de los capataces de referencia en la ciudad, Sevilla ha sido un espejo donde mirarse. A pesar de tener este modelo presente, Tomás considera que Jerez ha tenido en cada época capataces reconocidos. "Diego 'Gorrión' marcó una época en la costalería jerezana. También la familia Sacrificio ha sido muy importante en los orígenes de nuestra Semana Santa tal y como yo la concibo". A partir de estas personas, explica Sampalo, "han emanado diferentes caudales". Aunque este capataz no puede olvidarse de la persona que consiguió cambiar los andares de los palios en la ciudad: "El difunto Jesús Ramírez. Él fue capaz de parar los palios en Jerez", cuenta Tomás.

Estos nombres de los que habla Sampalo fueron capaces de colocar un grano de arena para que la Semana Santa evolucionase de forma positiva. Aunque, como en todas las evoluciones, hay cosas que mejoran y otras que empeoran, como por ejemplo "el protagonismo que están adquiriendo actualmente los costaleros y capataces". Para Sampalo no puede ser más importante el cambio de capataz de una cofradía que la elección de un hermano mayor. Éste interpreta que la costalería está al servicio de las cofradías y no al revés. Y precisamente en este sentido, realiza una crítica a la tendencia que se está creando entre las nuevas generaciones de costaleros. "Considero que las cuadrillas deben ser conscientes que deben ir un poco más allá. Es decir, no acudir a la Hermandad únicamente los cuatro días de ensayos y el día de salida. Las hermandades están muy necesitadas de la colaboración", explica Sampalo. Para él, la implicación debe ser mucho mayor que la que existe actualmente. Y esto puede venir precedido por "el acomodamiento del costalero, que podemos llegar a pensar que las cofradías nos tienen que estar agradecidos porque les sacamos sus pasos", alega Tomás. Por eso cree que "hay que reorganizar las prioridades".

Si Tomás Sampalo ha focalizado la referencia en Sevilla, Ezequiel Simancas, otro de los capataces de renombre de la actualidad en Jerez, también pone como punto de referencia a Sevilla, más concretamente a las familias Palacios y Villanueva. "Estas dos familias son dos dinastías de Sevilla que decidí elegir para aplicar su patrón en Jerez, y parece que está funcionando", dice Simancas.

Centrado en la actualidad, Ezequiel Simancas tiene una perspectiva bastante positiva de la costalería. Éste habla de la gran cantidad de costaleros que componen la mayoría de cuadrillas, que hace que "gocen de la mejor salud posible debajo de un paso". Para Ezequiel, este hecho puede traducirse en la menor capacidad de sacrificio que tienen los actuales costaleros en comparación a los antiguos, pero este inconveniente se ha sustituido por la cantidad, que da como resultado que los pasos anden mejor y ofrezcan en la calle imágenes impresionantes".

Coincidiendo con las declaraciones del anterior capataz, Simancas también opina que su equipo está al servicio de las cofradías. Aunque, a partir de este punto, "tenemos que analizar cada cofradía que nos llama y ver si podemos colaborar con ellas o no", explica.

Otra de las personas que se encuentra en las listas de casi cualquier cofradía a la hora de demandar un capataz es Manuel Monje, uno de los capataces más jóvenes de nuestra Semana Santa. 'Pau', como lo conocen en el mundo cofrade, ha convivido en su niñez con Diego 'Gorrión', cuando este antiguo capataz comandaba la Reina del Transporte. "Para mí, un referente de toda la Semana Santa es Gorrión, aunque por mi edad y centrándome más en la actualidad, Martín Gómez me parece otro de los referentes", apunta 'Pau'. Para este joven capataz, Gorrión marcó una época con los palios y Martín lo hizo con los misterios, "trayendo los cambios al Señor de la Cena".

La costalería actual le genera un gran positivismo a Manuel Monje, argumentando que "la Semana Santa está en el mejor momento. Es extraño ver actualmente una cofradía sin costaleros y hace unos años no era así".

'Pau' cree y confía en el costalero por devoción, aunque asegura que "la devoción y la afición se pueden complementar a la perfección". Ante esta situación, "ahora hay más preparación, nos podemos fijar más en la técnica y los costaleros se cuidan más", asegura. Aunque, como los dos anteriores, Manuel Monje también cree que los capataces deben estar al servicio de las cofradías y no las cofradías al servicio de los capataces.

En definitiva, un mundo que continuará evolucionando y en el que existen diferentes pensamientos. Aunque todos tienen el mismo patrón: Servir a las hermandades.

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