Protesta de vendedores del rastrillo de la Alameda Vieja

"Nos van a condenar a ir a los comedores sociales como mendigos"

  • Los vendedores del rastrillo de la Alameda Vieja reclaman seguir vendiendo ropa de segunda mano 

  • El Ayuntamiento recuerda que la regulación no incluye la exhibición y venta de artículos textiles

Algunos de los vendedores del rastro durante la concentración / VANESA LOBO

"Nos van a condenar a ir a los comedores sociales como si fuéramos mendigos". Estas duras palabras son de Nuria Bernal, una vendedora del rastro de la Alameda Vieja que ayer se concentró ante el Ayuntamiento, junto a otros compañeros, para reclamar poder seguir vendiendo ropa de segunda mano.

La normativa del citado rastrillo establece "de forma clara" la prohibición de exponer y vender algunos artículos, entre los que figuran prendas de ropa, "por su naturaleza de mercadillo cultural", como explicaron ayer desde el gobierno local.

Hasta ahora la norma no se ha respetado y los vendedores lo mismo tenían un abrigo que una cafetera en el puesto. Pero el Ayuntamiento ahora ha decidido aplicarla y los vendedores se han echado a la calle. "No sabemos a qué se debe este cambio tan brusco, ahora parece que es un decreto ley. Sí, es una norma, pero se deben adaptar a las circunstancias del mercado y en el rastro siempre se ha vendido ropa", señaló Bernal.

"Hace como tres años nos advirtieron de que ropa no podíamos. Entregamos un escrito en Cultura y aunque no nos contestaron, tampoco siguió a más. Lo dejaron pasar. Pero este año no sé con qué intención y quién está detrás de esto, pero nosotros no le hacemos la competencia a nadie...", añadió la vendedora.

El colectivo resaltó que "el 40% de los que estamos en el rastro no tenemos nada de nada. Chiclana, El Puerto, Estella... Cualquiera puede tener ropa en el rastro, ¿nosotros por qué no? Somos unos 100 puestos vendiendo, entre otros artículos, ropa y todo es donado. No hacemos daño a nadie y no vamos a parar, porque el hambre es mala".

"Si hay que cambiar la norma, que se cambie. Pues no se cambia una sentencia judicial de un día para otro...", denunció Bernal. La vendedora solicitó en nombre de sus compañeros que "al menos este mes nos dejen vender ropa porque es el más fuerte del año. Después nos podríamos sentar y llegar a un consenso, porque queremos entendernos. Somos muchas las familias que dependemos sólo del rastro".  

Charo Lozano, también vendedora del rastro, criticó que "quieren acabar con esto. Lo que quieren hacer es un mercadillo de antigüedades. No sé si pensarán que somos ciudadanos de segunda o que esto es malo para Jerez, cuando los hay en el mundo entero". "Nosotros sólo vendemos cosas de segunda mano y sabemos que está prohibido desde el 30 de septiembre que empezamos pero como no lo vemos justo hemos seguido llevando ropa, la verdad. No me rindo. No es justo", remarcó Lozano.

Desde la asociación de comerciantes Acoje subrayaron que "hay una ordenanza de venta ambulante que no se está cumpliendo ni el rastro ni en otros sitios de la ciudad". La presidenta de Acoje, Nela García, remarcó que "hay que proteger al consumidor y cumplir con la norma, el rastro y todos", haciendo referencia a otros puntos de comercio ambulante como calle Doña Blanca.

Desde el gobierno local anunciaron ayer que se reunirá próximamente con las personas demandantes de estos espacios para explicarles las opciones existentes y facilidades transitorias para que puedan desarrollar su actividad. Añadieron además que para la venta de ropa y complementos existen otras opciones reguladas desde el Área municipal de Comercio y Consumo, como es la posibilidad de obtener una licencia de venta ambulante en los distintos mercadillos que hay en la ciudad donde se pueden vender este tipo de artículos.

El Ayuntamiento recordó que en la solicitud de autorización para venta en el rastrillo se especifica que sólo están autorizados artículos de antigüedades coleccionismo, artesanía manual de fabricación propia, plantas y flores naturales, libros, revistas, herramientas y accesorios antiguos, instrumentos musicales y artículos de imagen y sonido, así como juguetes y juegos usados. También se pone de manifiesto que la labor del Ayuntamiento es velar por el cumplimiento de la normativa que regula esta actividad para conservar el carácter cultural "para el que fue creado", tal y como demanda un amplio sector de vendedores del propio mercadillo.

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