El Rebusco

La mágica luz de las pantallas

  • Una forma de ver cine que no volverá

  • Aquellos cines del Jerez de antaño

El Cine Riba, en la esquina de Ancha, Porvera y Lealas.

El Cine Riba, en la esquina de Ancha, Porvera y Lealas.

En anteriores entregas de El rebusco hemos tratado de la historia del cineclubismo en la ciudad, de los artistas jerezanos que han trabajado en la industria del cine, o de cómo las calles de Jerez han servido de escenario natural para una variedad de películas.

Estos, y otros temas, formaran parte de los capítulos que desarrollaremos en un libro que estamos preparando sobre la Historia del Cine en Jerez.

Pero no quería dejar en el tintero un aspecto importante de su contenido, como es el de las salas de cine, el de la exhibición, una de las tres ramas de esta actividad junto a la producción y la distribución.

La actual pandemia que sufrimos desde el 2020 ha golpeado dramáticamente al sector que explota estos tradicionales lugares de ocio. Sus efectos negativos supondrán, lamentablemente, el cierre definitivo de estos locales.

El hogar se tecnificará aún más con equipos audiovisuales de última generación. Las pantallas inteligentes incorporaran imagen y sonido envolventes, que harán que los espectadores prefieran la comodidad de las casas.

Una triste premonición me embarga, el fin del espectáculo cinematográfico tal como lo hemos conocido hasta hace bien poco. Una predicción que algunos se negaran a aceptar, y otros tacharan de arriesgada. El tiempo lo dirá

Conforme nos adentremos en el nuevo siglo, el rito de ir al cine será un recuerdo vago que se irá diluyendo en la memoria de aquellos que lo practicaron.

En estas líneas esbozaremos unas pinceladas para recordar a esas personas que se dedicaron a este oficio, a los hombres y mujeres que nos hicieron disfrutar de la magia del cine,

Traer a la memoria aquellas sesiones dominicales, donde muchos descubrimos el amor en esas filas conocidas popularmente como la de los "mancos"; los breves descansos a mitad de la película para comprar golosinas en el "selecto ambigú", mientras en la pantalla, a media luz, se daba publicidad de los establecimientos de la localidad con esas diapositivas de gruesos cristales coloreados a mano; o la estampida que se producía unos instantes después que apareciera el rótulo del Fin, o The End.

Al hilo de lo expuesto traigo aquí este poema del poeta gaditano, Carlos Edmundo de Ory, publicado en 1951, y que resumen ese sentimiento de nostalgia de un tiempo pasado que ya no volverá: "Estuve en el cine esta mañana / allí desayuné. Mañana corro / hacia un país que no diré y mañana / recordaré como bebí mi cine".

Cada uno tendremos nuestro Cinema Paradiso para rememorar.

Porteros de la cadena de cines Sirius. Porteros de la cadena de cines Sirius.

Porteros de la cadena de cines Sirius.

De la barraca de feria

En el 2013 se cumplió el centenario de la apertura del primer local en Jerez que se dedicaba en exclusiva a la proyección de películas, el Salón Jerez, propiedad de los hermanos González, Fidel, Manuel y Victoriano. Una familia de inquietos empresarios de origen montañés.

Concretamente el 23 de marzo de 1913, con el estreno de Sorpresa de amor.

El local tenía un aforo de 615 butacas, y era un viejo casco de bodega adaptado al nuevo uso.

Nuestro buen amigo, el periodista Juan de la Plata, escribía en su libro, Los orígenes del cine en Jerez, publicado en 1996, que con anterioridad ya habían llegado a Jerez algunos de los nuevos artilugios que proyectaban imágenes en movimiento.

Antes de la llegada del Cinematógrafo Lumiere, que lo hizo el 30 de abril de 1898, en una instalación provisional de la calle Eguilaz, los jerezanos pudieron contemplar el Animatógrafo, en el Teatro Principal, el 8 de octubre de 1896.

De las barracas de feria el cine pasó a los teatros, como el Eslava y el Principal. que lo intercalaba entre sus funciones teatrales y de variedades.

Como ocurrió en otras poblaciones de la zona todos querían ofrecer su maravilloso invento. Esto lo podemos ver en Cádiz, tal como nos lo cuenta el historiador Rafael Garófano en su trabajo El cinematógrafo en Cádiz, o en Sanlúcar, en el libro Baños de mar y celuloide, de Juan Carlos Palma.

Uno de estos peliculeros ambulantes fue Antonio de la Rosa, del que el Archivo Municipal conserva una de las pocas cartas que solía dirigir a las autoridades municipales para solicitar los permisos correspondientes, hablamos de los años 1903 y 1904.

En el membrete de ese documento excepcional podemos ver su retrato.

Hasta 1928, cuando abre sus puertas el Teatro Villamarta, una ciudad como Jerez carecía de un establecimiento de categoría. El arquitecto, Teodoro Anasagasti, lo concibió más como palacio de cine que de teatro. Y serían las proyecciones cinematográficas las que acapararían su oferta de entretenimiento hasta su cierre en 1986.

Este teatro sería adquirido a principios de los años ´30 por Francisco Riba Gabaldá, un despierto empresario llegado a Jerez que monopolizará el sector durante los próximos 25 años.

Entradas antiguas de cines de Jerez. Entradas antiguas de cines de Jerez.

Entradas antiguas de cines de Jerez.

Más cines

A partir de mediados de los años 40, conforme la ciudad va creciendo se construyen nuevas salas como el Jerezano, en 1945, por iniciativa del médico sevillano Luis Escuin Nicolau, o el Maravilla, cuyo promotor sería el industrial Francisco Pareja Ruiz.

El arquitecto que se encargará de construir muchos de ellos sería Fernando de la Cuadra e Irizar: Maravilla, 1947, Riba,1960, Valeria, 1962, y los cines de verano como el Astoria y el Cinema X.

Para competir con Francisco Riba surgirá a mediados de los ' 50 la empresa Sirius, dirigida por Gabriel Navarro Rincón, con el que se asoció su cuñado Eduardo Delage. Actividad que mantuvieron entre los años de1956 a 1976.

Las dos empresas se repartirían el negocio de la exhibición en Jerez, ya con cines de su propiedad, o por concesión.

Riba controlará el Villamarta, Salón Jerez, Riba, y Valeria, y las de verano como España, Santiago, Cinema X, Astoria, San Telmo, San Mateo y Olympia, entre otras.

Por su parte, Sirius, lo hará con el Jerezano, Sol, Delicias y Lealas, a partir de 1966 Cine Luz Lealas; y los de verano como el San Miguel, Barceló, Santo Domingo, Victoria, Terraza jerezana, Terraza Sol y Terraza Delicias?.

Los independientes, como Manuel Figueroa, en el Jardín Cinema, a partir de 1963, y Pedro Pérez Tordesillas, en el Cine Terraza Tempul, entre los años 1967 a 1998.

El escritor jerezano Juan Bonilla recordaba el ritual de asistir a los cines en su libro Una manada de ñus: "Al volver pasaba por el cine Lealas, y allí veía parejas o grupos de amigos que hacían cola para entrar a ver lo que dieran, la película del domingo. No había donde elegir, había tres o cuatro cines en la ciudad".

En el número uno de la revista Pliegos de Opinión, publicada en 1985, apareció un amplio reportaje titulado El cine en Jerez (1975-1985), apuntes para un diagnóstico, escrito por Alfredo Benítez Gutiérrez, y el que esto suscribe. En el mismo se hacia una crónica de esa década, destacando el monopolio de la empresa sevillana Unión Cine, de la familia Hernández, y la nefasta intervención en el sector del empresario taurino Gabriel Puerto Peralta.

La apertura de grandes centros comerciales en la zona Sur y Norte, trajo aparejada la de los multicines. Primero lo de Cines Jerez, en 1996, que han sido reabiertos en el 2020 después de varios años cerrados, adaptando las salas y el equipo a las nuevas tecnologías.

La explotación de las quince salas corría a cargo de la cadena sevillana Unión Cine.

Dos años más tarde lo harían los multicines Ábaco, con nueve salas, que cerraría en el 2014, ya como Ábaco-CineBox. En el 2007 los de Yelmo cines, con 11 salas y 2.400 butacas se instala en el gran complejo comercial de Área sur.

Manuel Farach, operador de cabina, en pleno trabajo. Manuel Farach, operador de cabina, en pleno trabajo.

Manuel Farach, operador de cabina, en pleno trabajo.

Los magos de la luz

Para que el mágico haz de luz surgiera de los pequeños orificios de aquellos misteriosos cubículos eran necesarios lo operadores de cabina. Un trabajo que los ocultaba a los ojos del público, y a los que no son fáciles de poner nombre y rostro.

Para subsanar esto traemos una relación de ellos: Manuel Farach, que se inició en el cine-club Kostka, Ricardo Ruiz González, Alfonso Rojo, Carlos García Ortega, Enrique Gavira Vázquez, Luis Sola, Antonio Serna, Fernando Romero, Juan Santos Suárez, Juan Luis Moreno, Jorge Agrente, Ricardo Ruiz González, o Alberto Torregrosa Repeto, que puede considerarse el último de una estirpe, un verdadero "manitas" a la hora de montar las bobinas en los proyectores de los cines Ábaco y el centro cultural La Compañía.

Otros cines alternativos fueron los de la Asociación de la Caridad, el Gran Cinema Alcázar, el del Colegio Carmen Benítez, el de la Residencia religiosa Servicio Doméstico, y el Centro Cultural de la Caja de Ahorros, Plaza de las Marinas.

Para los interesados en esta historia, recomendar los fondos Centro de Documentación Audiovisual de la Biblioteca Municipal de Jerez, donde se conserva una importante colección de programas de mano, carteles, revistas, y una de las mejores bibliotecas temáticas, donación del Cine-Club Popular de Jerez.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios