El Rebusco

Por Jerez, las bodegas y las viñas

  • De libros, prensa y cine

  • Panorama entre los siglos XIX y XX

Bodega jerezana en la revista National Geographic, 1924.

Bodega jerezana en la revista National Geographic, 1924.

‘El ingenio consiste en apreciar el parecido de cosas que difieren entre sí, y la diferencia de cosas entre sí iguales’. Madame de Stäel.

DURANTE el periodo comprendido entre la segunda mitad del XIX y primera del XX Jerez vivió su mayor periodo de esplendor, ello debido a la riqueza generada por su industria vitivinícola.

Esto hizo que atrajera la atención, tanto de nacionales como de extranjeros, en su deseo por visitar la ciudad, famosa en el mundo entero por sus vinos. Pero tras su gran esplendor se ocultaban también sus miserias. Las dos caras de una misma moneda.

De una y la otra vamos a tratar para la ocasión en este ‘Rebusco’.

Retrato de Manuel Escalante Gómez. Retrato de Manuel Escalante Gómez.

Retrato de Manuel Escalante Gómez.

Dos periodistas jerezanos

Empecemos por dos escritores jerezanos, que instalados en Madrid deciden volver por unos días a la ciudad que los vio nacer. Los dos con el mismo motivo, conocer las bodegas y las viñas de Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio, las más famosas a principios del siglo XX.

El primero de ellos es el periodista y escritor Manuel Escalante Gómez (1878-1931), que en sus semblanzas e impresiones recogidas en su libro Plumadas (1900), dedica una de ellas a Pedro Domecq.

El artículo lo comienza de esta manera: ‘Vivísimos deseos tenían de visitar una de las magníficas bodegas que existen en gran cantidad en la industriosa población jerezana, y aunque parezca extraño, diré que siendo hijo de aquel suelo y habiendo pasado en mi pueblo natal los primeros años de mi vida aun con algunas intermitencias, jamás se me había ocurrido el hacer una visita a tal o cual casa, y solamente de oídas conocía los establecimientos vinateros...’.

Portada de Plumadas, 1900. Portada de Plumadas, 1900.

Portada de Plumadas, 1900.

Por tal motivo se trasladó de Cádiz a Jerez para saciar sus aspiraciones de mucho tiempo. Para ello un coche lo condujo a las bodegas situadas en la puerta de Rota, presentándose al cajero de la casa, Jacinto Ribeyro, que también ejercía de periodista.

Con él de guía pasaron por el escritorio, la bodega de extracción, donde cató diferentes vinos, todos ellos soberbios. Continuaron por el trabajadero, la sala de muestras, los lavaderos de vasijas, la carpintería, la herrería y otros departamentos y bodegas.

Se sorprende de los modernísimos aparatos instalados, algunos invención de la casa, siendo manejados por infinidad de obreros. Y dedica especial atención a la ‘fabricación del Cognac fine Champagne’, del que opina ‘es el mejor que existe’.

Hay que indicar, que del mismo autor es la obra Siluetas Femeninas, escrito tres años antes, y que el autor de este articulo pretende donar a los fondos de la Biblioteca Municipal

Manuel L. Ortega Pichardo. Manuel L. Ortega Pichardo.

Manuel L. Ortega Pichardo.

Pasado unos años, en concreto diez y seis, es otro periodista, Manuel Luis Ortega Pichardo (1888-1943) el que vuelve a su ciudad natal para un ‘tour’ de un día durante la vendimia.

Esta experiencia la plasmará en uno de los apartados de su libro La vida que pasa (Tierra andaluza): ‘Una vendimia en el Majuelo’.

La empresa Editorial Andalucía, que lanzaba la obra, tenía sede en Madrid y Jerez (calle Higuera, 12).

Ortega Pichardo, también conocido como el ‘Dómine con gafas’, ejerció entre otros cargos como redactor-jefe, y director, del Diario de Jerez.

Portada de La vida que pasa, 1916. Portada de La vida que pasa, 1916.

Portada de La vida que pasa, 1916.

Hacia el Majuelo se dirigirá en un coche de caballos que el Marqués de Casa-Domecq ha puesto a su disposición.

Llegados a la viña le atenderá ‘Manuel Cordero, el aperador del Majuelo’, Cordero ‘es un viejo fuerte y cenceño, su faz de trazos duros y severos es genuinamente andaluz’.

Cordero, que lleva veinticinco años al servicio de la Casa, lleva al visitante al almijar, sembrado de redores colmados de racimos de uva.

El relato nos va contado detalles de interés, como la previsión de quinientas botas de mosto que se obtendrá este año, las aranzadas de la viña, el personal compuesto de nueve pisadores, trece tiradores, nueve maquineros de púlpito, otros nueve en la prensa hidráulica, cuatro pellejeros, dos cargadores y ocho metedores de uva. Entre el campo y la casa ciento veintiún hombres a los que se les pagan ‘280 pesetas diarias de jornal’.

Ortega hace mención del capataz de lagares, José García.

Se interesa por lo que comen los obreros, a lo que Manué responde: ‘A las ocho almuerzan un ajo y las doce comen comida.... pero el principal alimento de esta gente lo constituye la uva, de la que comen la que quieren; yo calculo el gasto en tres kilos diario por cabeza’.

Antes de terminar se encuentra en la viña con el marqués, que hace una particular reflexión sobre los efectos de la filoxera en el viñedo de la comarca, que remta con esta frase. ‘ Ya ve usted, Dómine, que en la tierra de María Santísima hasta las plagas son beneficiosas’.

En el Jerez de 1926

Retrato de Luis Bello. Retrato de Luis Bello.

Retrato de Luis Bello.

En junio de 1926 llega a Jerez el también periodista, y pedagogo, Luis Bello Trompeta (1872-1935). En ese tiempo rige el país el jerezano Miguel Primo de Rivera.

Incluyó Jerez en su amplio periplo por todo el país para estudiar la situación de la instrucción primaria, denunciando no solo la situación real de las escuelas sino también las condiciones de vida de la infancia.

Esta cruzada personal se sostuvo gracias a su espíritu tenaz y forzado, apoyado en las ideas regeneracionistas del momento.

Sus artículos, publicados en el Sol entre 1927 y 1929 fueron reunidos en varios libros.

En la zona permanece menos de una semana. Así nos lo cuenta: ‘Ya estamos en tierra espléndida de fama universal. ¿Quién sabe por qué rincón del planeta cae Bornos? En cambio, el áureo nombre de Jerez lo pronuncian y paladean todas las lenguas del mundo, cada cual a su modo. Es uno de los valores españoles, y en nuestros días, comerciales y sensuales, Jerez dice más que Numancia o Sagunto. Pesa más. Circula más. Lejos de presentarse con ademán altivo y fosco, se ofrece generosa, benéficamente. Por eso, antes de entrar en la ciudad me he interesado por la campiña jerezana, que, en justicia, tengo por la más rica de las campiñas españolas’.

Viaje por las escuelas de España: Andalucía, 1927. Viaje por las escuelas de España: Andalucía, 1927.

Viaje por las escuelas de España: Andalucía, 1927.

Cuatro artículos dedicará a Jerez y sus escuelas públicas, a la vez que nos proporciona sus coordenadas sociales y económicas: El campo de Jerez y los ‘enseñaores’; La Colonia de Caulina; Jerez. El vino y el alcohol; y Jerez, entre dos extremos.

Solicita ayuda a todos los jerezanos ‘cultos’ y a ‘cuanto allí representa fuerza’ que se vuelquen en redimir las escuelas públicas. Sin embargo, la ayuda llegará desde lejos.

Un grupo de residentes españoles en Nueva Orleans escribe a El Sol: tras leer el artículo de Bello sobre los dos extremos que ha visto en la enseñanza en Jerez, han reunido 122,20 dólares, han comprado con ellos 800 pesetas y las envían para que hasta final de año tengan merienda los 60 niños que suelen asistir a la escuela de Santo Domingo. Admiramos el patriotismo de usted, su desinterés y su abnegada labor, le dicen al periodista.

Revistero

En la actualidad Internet nos permite acceder a fondos hemerográficos de prensa antigua que de otra manera hubiera sido impensable. Rebuscando, aquí y allá. hemos dado con documentos de interés que tratan de Jerez y, como no, de su actividad en torno al vino.

Dos son ediciones de prensa nacional, el tercero lo hemos encontrado con la ayuda de nuestro incansable amigo Pedro Oteo, un número del National Geographic de agosto de 1924.

Grabado del Seminario Pintoresco Español, 1843. Grabado del Seminario Pintoresco Español, 1843.

Grabado del Seminario Pintoresco Español, 1843.

De marzo de 1843 tenemos el Seminario Pintoresco Español. En tres entregas escritas por José Giménez Serrano (1821-1859), en la sección de Costumbres populares leemos su experiencia de viajar ‘De Jerez a Cádiz’.

Nos cuenta, mientras intenta alquilar una calesa para ir al Puerto de Santa María que: ‘Jerez es una ciudad variadísima y llena de contrastes; las casas bellamente decoradas y las tiendas lujosas de quincalla y ropas, descuellan al lado de puestos de vino y del pescado frito’.

Para él los cafés son un compendio de las calles: ‘Sentéme, pedí vino, me sacaron una caña en aquellos vasos esbeltos, reconocidos tan solo en Andalucía baja; y para solaz del espíritu el Jerezano, periódico diario que es el baldón de la tipografía española’.

Las bodegas jerezanas en el Heraldo de Madrid, 1895. Las bodegas jerezanas en el Heraldo de Madrid, 1895.

Las bodegas jerezanas en el Heraldo de Madrid, 1895.

En un tono más oficialista, El Heraldo de Madrid publicó el 22 de noviembre de 1895 un número extraordinario, con cuatro páginas dedicadas por entero a Jerez.

La introducción general, más la coordinación de los textos remitidos por los colaboradores, corre a cargo del redactor Rafael Chinchón.

En una primera parte se recogen opiniones de destacados jerezanos, como sus semblanzas, entre ellas la de Jacinto Ribeyro, que ya lo vimos con Manuel Escalante, Gumersindo de la Rosa, el duque de Almodóvar.

Le sigue dos páginas con el título de En el país del vino, que en conjunto aporta de datos e informaciones de interés sobre las principales bodegas y sus propietarios.

Cerramos con la prestigiosa revista americana, National Geographic que en su número de agosto de 1924 publicó un amplio dossier sobre España.

La escritora y fotógrafa Harriet Chalmers Adams. La escritora y fotógrafa Harriet Chalmers Adams.

La escritora y fotógrafa Harriet Chalmers Adams.

El capítulo ‘Adventorous Sons of Cadiz’ está escrito por la exploradora y fotógrafa estadounidense Harriet Chalmers Adams (1875-1937), que estuvo por aquí en la primavera de ese año.

En sus primeras líneas muestra su interés por Jerez, criticando a los viajeros que pasen de largo en su camino a Sevilla: ‘I love this conservative spanish city wich most travellers, eager to reach Sevilla, pass by’.

Al ver el reportaje de fotos dedicadas a Jerez, a la que califica como ‘The Home of Sherry’, nos asalta la duda si algunas de ellas, como la mostrada aquí, las hiciera ella realmente.

Resaltar que en 1925 Adams fue elegida primera presidenta de la Sociedad de Mujeres Geógrafas.

En la pantalla con Lola Flores

Programa de la película Martingala, 1940. Programa de la película Martingala, 1940.

Programa de la película Martingala, 1940.

Como ya se sabrá, este año se cumple el centenario del nacimiento de Lola Flores.

Visionando su primera película, Martingala (que hasta ahora no habíamos podido ver íntegramente), sabemos que algunas escenas se rodaron en Jerez en 1940.

Tal como se recoge en algunos breves del diario local Ayer, Fernando Mignoni vino a Jerez para buscar jóvenes artistas flamencos.

Que Lola Flores fuera seleccionada se debe en gran parte a la influencia de la mujer del director.

Mignoni estaba casado con la bailaora jerezana Carmen Guerra Cauqui.

Lo cuenta la misma Lola en el libro de sus memorias Lola en carne viva (1990). Así se lo refiere a Tico Medina: ‘Carmela Mignoni me ayudó muchísimo, porque además de ser gitana resulta que era de Jerez de la Frontera, y le llamaba de usted y paisana’.

Además, escenas de recurso fueron grabadas en las bodegas Misa, de la que destaca su peculiar torre ya desaparecida.

Está anécdota, y otras que vinculan la filmografía de la artista jerezana con los vinos de Jerez será estudiada en una ponencia que el autor de los Rebuscos presentará en el Congreso que se organiza por la UCA en torno a Lola Flores.

Nota: https://archive.org/details/nationalgeographic19240801/page/n18/mode/1up

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