El Rebusco

El Tío Pepe va al cine

  • En la gran pantalla y en las series de televisión

Edward G. Robinson con una botella de Tío Pepe en una escena de 'Un atraco de ida y vuelta'.

Edward G. Robinson con una botella de Tío Pepe en una escena de 'Un atraco de ida y vuelta'.

El pasado 16 de marzo la Fundación González Byass inauguró una exposición dedicada a la marca que mejor representa a la compañía: el Tío Pepe.

Una bien resumida historia dedicada una imagen mundialmente conocida.

Este icono de la publicidad ha trascendido hasta llegar a ser no solo la representación de una importante empresa vinatera del Marco del jerez sino del jerez mismo.

Al fino Tío Pepe, y a su botella adornada con sus llamativos complementos, se le ha podido ver en numerosas representaciones, ya sean publicitarias, versionadas por los artistas, en referencias literarias de escritores nacionales e internacionales, manifestaciones deportivas, e incluso en historias llevadas  a la gran pantalla y en series televisivas de ficción.

De este último aspecto, su presencia en el cine y la televisión, es de lo que vamos a tratar en el rebusco de hoy.

Si bien el vino de Jerez tiene una presencia casi universal en el cine, al menos en el occidental, está mayoritariamente en forma de cream, oloroso o amontillado.

Salvo en las películas de habla inglesa, sobre todo británicas, donde aparecen personajes de gustos exquisitos, el fino tiene su ambiente natural en el cine español y, entre todos los que reciben esa denominación, el más famoso es el Tío Pepe.

En una anterior entrega de mis 'rebuscos' la dediqué a este asunto, pero desde aquella fecha a la actualidad he podido dar con un buen puñado de títulos que me obligan a recapitular, y así poder ofrecer esta información a mis seguidores.

Muy nuestro

Tanto es así que no puede faltar en ninguna película española que tenga como escenario Andalucía.

Lo vemos en tres de las más representativas: La copla andaluza (1959), Los duendes de Andalucía (1965), y En Andalucía nació el amor (1966).

En la última, en concreto, la pareja realiza una visita a la misma bodega jerezana.

Miguel Molina en Puente de coplas (1965). Miguel Molina en Puente de coplas (1965).

Miguel Molina en Puente de coplas (1965).

Producciones más documentales que dramáticas, donde el argumento es una excusa para un recorrido turístico en el que, entre tantas bondades de la tierra andaluza, no puede faltar el producto más señero de las bodegas jerezanas: el Tío Pepe.

Una botella de este fino jerezano es la que sirve para sobornar a un carcelero en Nuestro culpable, rodada en 1937 por Fernando Mignoni. Que bien puede considerarse la primera aparición del Tío Pepe en la pantalla grande.

Unos años después, en 1943, lo haría entre los invitados a una fiesta en un patio andaluz, en Ídolos, con la dirección de Florián Rey.

En las adaptaciones libres de obras literarias hay que relacionar La tía Tula (1964) de Miguel Picazo, Carmen (1976) de Julio Diamante, y La Lola se va a los puertos (1993), de Josefina Molina, basado en la obra de los hermanos Machado. Esta fue rodada en gran parte en Jerez y su entorno. En una escena, el personaje de Paco Rabal pide al venenciador, por supuesto Genaro Benítez, un 'bayas'.

En España no es raro asociar esta marca con la excelencia, de forma que, en Volver a empezar (1982), Oscar a José Luis Garci, el director del hotel donde se aloja el premio Nobel, encarnado por Antonio Ferrandis, incluye una botella de Tío Pepe, entre otros obsequios. para darle la bienvenida..

No somos de piedra (1968). No somos de piedra (1968).

No somos de piedra (1968).

En otro tono, esta vez en No somos de piedra (1968), de Manuel Summers, se ofrece un Tío Pepe a un alto cargo eclesiástico para acompañar la mariscada que va a degustar.

Y el opulento empresario, encarnado por Antonio Ozores, de Un Rolls para Hipólito (1983), de Juan Bosch, pide a su mayordomo  un Tío Pepe, ya que es a la hora del aperitivo.

El Tío Pepe también es el favorito de la incipiente clase media española, reflejada en una variedad de títulos de la década de los '60.

De aquellos primeros turistas madrileños que llenaban Benidorn en Verano del 70 (1969), dirgida Pedro Lazaga, como de artistas extravagantes en la comedia de enredos Si fulano fuese mengano (1971), de Mariano Ozores.

Alfredo Landa ante el anuncio del Tío Pepe de la Puerta del Sol. Alfredo Landa ante el anuncio del Tío Pepe de la Puerta del Sol.

Alfredo Landa ante el anuncio del Tío Pepe de la Puerta del Sol.

La Puerta del Sol de Madrid, con el conocido anuncio de neón, era punto de encuentro de los que venían de provincias, como le sucede a Alfredo Landa en Guapo heredero busca esposa, de 1972.

Presente en el mundo flamenco de Vengo (2000), retratado por Tony Gatlif.

Consumido por el grupo de atracadores de Sabían demasiado (1962), de Pedro Lazaga, como de A tiro limpio (1963), de Francisco Pérez-Dolz.

José Luis López Vázquez en Sabían demasiado (1962). José Luis López Vázquez en Sabían demasiado (1962).

José Luis López Vázquez en Sabían demasiado (1962).

Al contrario de lo que ocurría a las traiciones al original literario en obras extranjeras, Vicente Aranda respetó el texto original de la novela de Juan Marsé. Cuando en El amante bilingüe (1992), ese trasunto de Mr. Hyde que es Faneca comenta a Norma, la esposa de su otro yo: 'Tengo una botella de Tío Pepe enterita'.

Por otra parte, el fino Tío Pepe juega un papel importante en las relaciones de pareja, como es el caso de Una pareja perfecta (1997), de Francesc Betriú o bien provoca los sentimientos de nostalgia del emigrante que tiene que dejar su tierra en Suspiros de España (1939), de Benito Perojo.

En el caso contrario en El mar y el tiempo (1989), de Fernando Fernán-Gómez, este vino permanece en los recuerdos del exiliado que vuelve a España después de muchos años.

Su característica botella vestida de chaquetilla y sombrero de ala ancha, todo de color rojo, es la que decora las mesas en El mesón del gitano (1969), comedia musical interpretada por Peret.

Peret y el Tío Pepe en El mesón del gitano (1970). Peret y el Tío Pepe en El mesón del gitano (1970).

Peret y el Tío Pepe en El mesón del gitano (1970).

En una taberna es donde vemos un barril con el logo de Tío Pepe, en La ironía del dinero (1955), de Edgar Neville

Una curiosidad es su aparición en la cinta de animación Gisaku (2006), dirigida por Baltasar Pedrosa, cuya historia, con Samurai incluido, se desarrolla en la Sevilla de 1992.

Un 'Tío' anglosajón

Cuando ha surgido la oportunidad de que el Tío Pepe apareciera con su nombre en películas extranjeras, ésta se ha malogrado por culpa de los guionistas. El rebelde adolescente que en la novela de Paul Bowles pide un Tío Pepe en la barra de un bar de hotel, en el norte de Marruecos, se convierte en la adaptación que hizo Bertoluci de El cielo protector (1990), en el personaje al que le faltan 'cinco centavos para un jerez', así a secas.

En El factor humano (1980), de Otto Preminger, basada la novela homónima de Graham Greene, uno de los protagonistas, que en la novela se detiene a observar cómo su hija toma un Tío Pepe como aperitivo antes del almuerzo, se limita a solicitar al camarero un 'jerez'.

Estas ausencias en la pantalla en los dos films antes mencionados se ven compensadas en otras dos adaptaciones de conocidas obras literarias, las de John Le Carré y Nicholas Mosley respectivamente.

Dirk Bogarde y Michael York en Accidente (1967). Dirk Bogarde y Michael York en Accidente (1967).

Dirk Bogarde y Michael York en Accidente (1967).

Del primero, Llamada para un muerto (1966), dirigida por Sidney Lumet, el agente secreto Charles Dobs se sirve un Tío Pepe de la botella que tiene en su casa. Por otra parte, en Accidente (1967), versionada por Joseph Losey, es el profesor Stephen, encarnado por el actor Dirk Bogarde, el que comparte con su alumno una botella del popular fino jerezano en su apartamento de un college en Oxford.

Sin los corsés literarios, Basil Dearden mostrará en Víctima (1961), el ambiente sórdido en el que se desenvolvían los homosexuales de la Inglaterra de los años 60. En un pub, uno de los clientes habituales pide a su 'amigo' que le llene su copa con un buen jerez, indicándole: un Tío Pepe.

Una caja de Tío Pepe en The Cry of the Penguins (1971). Una caja de Tío Pepe en  The Cry of the Penguins (1971).

Una caja de Tío Pepe en The Cry of the Penguins (1971).

Un buen suministro de Tio Pepe es el que se lleva el científico inglés a la Antartida en Cry of the Penguins / Mr. Forbush and the Penguins (1971), de Alfred Viola.

El cine yanqui no ha ofrecido tanta variedad, aunque en el caso de la poco conocida The System (1953), una producción de serie B dirigida por Lewis Seiler, el comensal en un elegante restaurante pedirá al camarero un 'Tio Pepe' para la mujer que le acompaña.

Mientras que en El resplandor (1980), de Stanley Kubrick, es difícil ver la botella en la estantería del selecto bar del hotel Overlook.

Un fino internacional

Seguir la pista del Tío Pepe en producciones cinematográficas de otros países no es fácil. A pesar de ello podemos sorprendernos al verlo de forma tan clara y evidente en Un atraco de ida y vuelta (1968), de Roberto Fizz, una coproducción hispano-italiana rodada en Palma de Mallorca. El preferido por el rico inglés interpretado por Edward G. Robinson.

De Holanda es la excéntrica Cha-Cha (1979), en la que Herbert Curiel nos muestra a la cantante Nina Hagen en su tocador con una botella ese vino.

Kapurush/The coward (1965), de Satyajit Ray. Kapurush/The coward (1965), de Satyajit Ray.

Kapurush/The coward (1965), de Satyajit Ray.

Mas exótico es verlo en Kaparush/ The coward (1965), de Sajayit Ray.

A la elegante casa de un rico plantador de té llega un escritor, que es invitado a alojarse, como aperitivo a la cena se le ofrece un jerez, concretamente un Tío Pepe, que el elegante sirviente trae a salón donde ambos se reúnen con la mujer del propietario.

También en la pequeña pantalla

Empecemos por la serie de la televisión japonesa, Nippon TV, Tantei Monogatari (Detective Story). Una serie inédita en España. Se emitió con mucho éxito a finales de los 70, y ahora es considerada de culto por las nuevas generaciones de aquel país.

En la serie japonesa Tantei Monogatari (1979). En la serie japonesa Tantei Monogatari (1979).

En la serie japonesa Tantei Monogatari (1979).

El inconformista detective, Shunsaku Kudo, interpretado por el actor Yusaku Matsuda, se distingue por ser un gran aficionado al fino Tío Pepe. No olvidemos que González Byass introdujo su vino en Japón por aquellos años, teniendo una buena aceptación.

El Tío Pepe aparece dos producciones de éxito de la BBC, como en You rang M´Lord, Llamar a la comadrona. En esta última, en el especial de Navidad del 2013, uno de los personajes conversa con una de las enfermeras y le comenta que para festejar un acontecimiento ha comprado una botella de Tío Pepe.

Y en el caso de la popular serie americana, Doctor en Alaska, en el capítulo titulado Héroes (1992), el personaje de Chris Stevens, interpretado por John Corbett, se sirve una copa de una botella de este jerez en recuerdo de un buen amigo fallecido. Cuando toma el trago exclama: 'No está mal'.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios