Transeúntes por Jerez
El Rebusco
Recuerdos y anécdotas
La mirada del otro
'¡Adiós...! /
Y me parece
que la tarde ¡una lágrima! se tiende
desnuda, inmensamente,
tras mí, por retenerme'
Este breve poema, el XXIII de 'Diario de un poeta recién casado' es el que dedica Juan Ramón Jiménez a Jerez. Está fechado el 28 de enero de 1916, en el tren que le conduce a Cádiz, durante una breve parada en nuestra estación. Allí se embarcará con destino a Estados Unidos, donde se casará con su prometida, Zenobia.
Algo parecido a lo que le ocurrió al escritor danés Hans Christian Andersen en noviembre de 1862, pero en el sentido contrario, él iba camino de Sevilla: 'la estación donde paramos está a distancia del pueblo, vimos sus Iglesias y casas encaladas recortarse contra el resplandeciente cielo crepuscular; pero, pronto, al volver a correr el tren, quedaron ocultas tras las colinas cubiertas de brezos'.
Andersen, finalmente, no pudo ver las bodegas ni 'probar la ricura de sus vinos'. Otros, durante varios siglos, si transitaron por nuestras calles, y sus testimonios no fueron 'pocos' ni 'nada representativos'.
En el Diccionario biobibliográfico de viajeros por España y Portugal (2010), de Carlos García-Romeral, podemos contabilizar más de 170 de estos viajeros que dejaron escritas sus experiencias al pasar por Jerez. Tampoco hay 'escasez de visitas', a pesar de los inconvenientes que tenían que sortear para llegar a Jerez antes de la llegada del tren, a partir de la segunda mitad del XIX.
Tampoco se sostiene argumentar que Jerez no estuviera 'incluida en las dos rutas tradicionales seguidas entonces por estos viajeros', tal como han evidenciado José Jurado Sánchez (1988) y Rocío Plaza Orellana (2008).
En ellos podremos encontrar opiniones de la vida local mucho más variadas de los que hemos creído hasta ahora, tal como expuse en mi trabajo presentado en el II Congreso de historias de viajes organizado por la UCA en el 2012.
Un aspecto este, el de los 'turistas ilustres' que vinieron a Jerez atraídos por su fama, que bien pudiera incorporarse como otro aval a la hora de elaborar el pliego de atractivos de nuestra candidatura a la capitalidad europea de la cultura.
En otros 'Rebuscos' hemos tratado, este asunto desde diferentes puntos de vista: el de los escritores. el de los hispanoamericanos, el de las mujeres, o el los enoturistas.
Bien lo expresó José Ortega y Gasset en sus 'Notas de andar y ver': '...en los viajes se hace extremada la momentaneidad de nuestro contacto con los objetos, paisajes, figuras, palabras, y paralelamente crece y nos acongoja la pena que sentimos que así sea. Quisiéramos de algún modo fijar alguna de aquellas cosas que pasan a escape, como si tuviesen una cita allá lejos, con alguien que no somos nosotros. A este fin llevamos un cuaderno y un lápiz; apuntamos unas breves palabras, y cuando un día, andando el tiempo, las leemos, el paisaje, la palabra, la fisonomía que desapareció adquiere cierta supervivencia, una como espectral vida que conserva de la real vagos ecos, remotos latidos'.
Hagamos un breve repaso de algunos de esos apuntes que dejaron los viajeros-transeúntes por nuestras calles, los de un tiempo pasado y los de otros más recientes.
Por las vías del tren
El tren de pasajeros no llegó a nuestra ciudad hasta bien entrada la segunda mitad del XIX. En la foto que reproducimos se observa parte del edificio que hizo el arquitecto Léon Bau, y que fue sustituido por el actual a finales de la década de los años '20 del pasado siglo.
Bella imagen tomada por el fotógrafo aficionado Antonio Palomo González (1864-1944) en los años `20, y conservada por Francisco Lozano, que nos la ha cedido para la ocasión.
Por tren llegó el escritor argentino Roberto Arlt (1900-1942), a mediados de los años 30. En sus 'Aguafuertes españolas' (1936), recopilación de artículos publicados por entregas en el diario bonaerense 'El Mundo' nos cuenta sus impresiones cuando recorre las bodegas de González Byass: 'Los toneles exhiben el nombre de las viñas donde nacieron los vinos madres: La Perla del Carrascal, Jardinito, Dulce Nombre, Amorosa, Tula, Chispa'.
Termina uno de ellos de esta manera: 'Cuando uno sale a la calle, la tierra gira bajo los pies'.
Del libro pasamos al documental para la televisión producido por la cadena inglesa BBC.
De la mano del político inglés, de origen español, Michael Portillo, se grabaría en el 2013 parte de uno de los capítulos de la serie 'Great Continnental Railway Journeys'. Un recorrido que le llevaría desde Madrid a Gibraltar pasando por Córdoba, Sevilla, Jerez y Ronda.
Una ruta marcada por la famosa Guía para viajeros de George Bradshaw de 1913.
Ahora, los turistas vienen pertrechados por 'guías' más actualizadas, bien por la de María José Solano 'Jerez' (2023), editada por el empresario jerezano Fulgencio Meseguer, o por la José Vicente Quirante, 'Viaje sentimental al Jerez' (2021).
Transeúntes
No podríamos asegurar que el maestro Joaquín Rodrigo pisara las calles de Jerez. Lo que si es cierto que a una de sus composiciones para guitarra, en 1960, la tituló 'En tierra de Jerez'.
En cambio, si lo hicieron algunos otros.
El médico y naturalista italiano Antonio Matani (1730-1779), del que se publicó en 1780 un opúsculo titulado 'Memoria sulla cultura delle vini in Ispagna, e la manera come si fa il vino'. Resultado de su estancia en Jerez.
Wilhelm von Humboldt, en su 'Diario de viaje a España' (1799-1800), nos cuenta que: 'Las avenidas de Jerez son las mejores rodeadas como están de cipreses, naranjos, almendros que ya comenzaban a florecer, palmeras, áloes, cactus, etc. En Jerez comienza ya otro tipo de ciudad: los tejados son planos y en ellos hay una azotea y una torreccilla. Casas limpias y calle alegres. Nos alojamos en la fonda del Arenal'.
El intelectual y pedagogo cubano, defensor de la independencia de Cuba, Eusebio Guiteras Font (1823-1893), en su amplio tour por Europa y Oriente Medio incluyó Jerez
Su breve estancia, a mediados del mes de agosto de 1843, queda reflejada en varias páginas de su primer 'Libro de viaje'. Visita La Cartuja, la colegiata y las bodegas Domecq ('una de las mejores sino la mejor de Jerez'). Le llama la atención 'el infinito número de ociosos sujetando las esquinas', De la colegiata escribe que 'posee esta ciudad una joya de arquitectura', para después tacharla y dejarla en 'edificio hermoso'.
Del Seminario Pintoresco Español, marzo de 1843, extraemos unos comentarios de las tres entregas escritas por José Giménez Serrano (1821-1859), en la sección de 'Costumbre populares'.
De su experiencia de viajar ‘De Jerez a Cádiz’, mientras intenta alquilar una calesa para ir al Puerto de Santa María que: ‘Jerez es una ciudad variadísima y llena de contrastes; las casas bellamente decoradas y las tiendas lujosas de quincalla y ropas, descuellan al lado de puestos de vino y del pescado frito’.
Para él los cafés son un compendio de las calles: ‘Sentéme, pedí vino, me sacaron una caña en aquellos vasos esbeltos, reconocidos tan solo en Andalucía baja'.
Nada menos que el provocador escritor francés, Pierre Louys (1870-1925) disfrutó callejeando ('Jerez, toda llena del olor de sus bodegas'),
Sevilla y Jerez fueron las ciudades de Andalucía que, según parece, gustaron más a Louys.
En una carta a George Louis, 14 de septiembre de 1896, le escribe: 'Me paré dos días en Jerez (Xèrés). ¡Hice perfectamente!. Es una de las ciudades que quiero guardar en mi recuerdo. Por ella daría dos Cádiz, ciento veinticinco Málagas, y casi un rinconcito de Sevilla'
De mi colección
En estos días nuestra Cartuja está de actualidad, y se habla de poder abrirla al público en general. Este conjunto monumental ha sido uno de los lugares preferidos por aquellos ilustres visitantes.
Conocedores de su valor patrimonial, el servicio postal español, en su serie España mística, lanzó en noviembre de 1966 una tirada de 13.000.000, en tres valores, dedicados a la Cartuja.
El propio Teodoro Miciano la recreó en una animada escena que otro artista jerezano, Ramírez, adaptó en 1953. Tela que se conserva en la 'sacristía' de las bodegas León Domecq.
De su paisanaje hay garbados del XIX como el del majo de 1836 (The Andalusian Annual, de Michael Burke Honan), o la postal de la pareja a la grupa de una jaca jerezana, que nos trae a la memoria aquella estrofa de la canción que popularizara Estrellita Castro en los años `30: 'Mi jaca, galopa y corta el viento cuando pasa por el Puerto caminito de Jerez'.
En mi propia colección conservo antiguas ediciones de, por ejemplo, Roundabout Journey (1884), de Charles Dudley Warner; The Cities of Spain (1906), Edward Hutton; Spain, Yesterday &Tomorrow (1930), de Henry Baerlein; South of Cádiz (1934), de H.M. Tomlinson; Fabled Shores (1950), de Rose Macaulay; Spring in Spain (1952), de Helm MacKinley, Introducing Spain (1953), de Cedrid Salter; A Stranger in Spain (1955), H. V. Morton; Silk Hats (1957), de Honor Tracy; Spanish Journey (1960), de W.T. Blake.
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