DÍA DE TODOS LOS SANTOS EN JEREZ

El reencuentro con nuestros muertos

Día de recuerdo y emociones en el cementerio de Jerez

Día de recuerdo y emociones en el cementerio de Jerez / Miguel Ángel González

Música sacra llena el vacío entre unos nichos y lápidas en el interior del camposanto. Contrasta con el jaleo que se vive fuera de los muros. Coches que salen y otros que esperan para aparcar, puestos de flores para los más rezagados y de verduras para el desavío. La Capilla de San José permanece vacía. La cola para que el encargado del cementerio indique a los familiares dónde se ubican los restos de sus seres queridos o para poder usar una escalera es, por momentos larga en el cementerio de Nuestra Señora de la Merced de Jerez, durante la jornada anual de Todos los Santos, dedicada a honrar a nuestros muertos.

Es fácil escribir esta crónica. Año tras año se repite la misma estampa, salvo pequeñas pinceladas. Lo difícil es acceder a lo profundo del hombre al que le resulta imposible contener las lágrimas al pisar el lugar y le fluyen por el rostro a borbotones. Grupos de mujeres, hermanas, primas, cuñadas… quién sabe, a las que una oleada de emociones les impide decir siquiera con quién van a reencontrarse.

El runrún del día a día hace casi imposible compartir tiempo con nuestros allegados y un día… ¡zas! No están sentados en su sillón, dejas de oír sus risas o no le puedes reprochar que no hayan tirado la basura. Sólo unos privilegiados se encuentran preparados para el adiós definitivo. Quizá, cada 1 de noviembre, día de Todos los Santos, sirva de bálsamo para muchos y muchas que, año tras año, visitan a los seres queridos que ya se fueron para siempre. Asean las lápidas, les hablan, les lloran y oran.

El dolor siempre está ahí si se ha amado, dicen, aunque se transforma. A pesar de que la estampa es muy similar, los sentimientos de los familiares que siguen esta tradición cristiana evolucionan. Juan José visita junto a sus padres y su abuela. Desde niño siempre viene al camposanto jerezano este día. Enjuaga un cubo en una de las fuentes. Hace poco más de un año su abuelo falleció de forma repentina, cuenta, y la familia sencillamente lo llevó mal. Rememora el Día de Todos los Santos de 2021, el primero sin él. “Cada año es diferente”. La expresión de su rostro y una mezcla de suspiro con resuello seguido de un largo silencio hablan más que el joven. Cuando acaben irán todos juntos a casa.

Con un corazón de rosas azules en una mano y la otra buscando a la de un niño pequeño que insiste en salir corriendo, viene a dejar las flores a un primo de su marido. “Murió joven”, zanja, y se apresura a decir mientras avanza y vuelve al frente la mirada.

Siemprevivas y margaritas sujeta fuerte Manoli, procedente de la sierra de Cádiz, concretamente de Puerto Serrano. Ella se quedó viuda a los 32 años con dos niños muy pequeñitos. Luego conoció a su actual pareja y a su hijo con 11 añitos. El ramo es para el hijo de éste. Les dejó el 2014, a los 23 años, terminando la carrera, como consecuencia de un infarto. “Arreglo los míos que están en Puerto Serrano y luego me vengo derecha para acá”. ¿Cómo se sobrelleva eso? “Sinceramente, agarrándose mucho a Dios, si no no podría. Este día no ayuda porque lo remueve todo, pero hacer lo que se puede reconforta un poquito: arreglar la lápida...

Este día no ayuda porque lo remueve todo, pero hacer lo que se puede reconforta un poquito: arreglar la lápida...

A sus 86 años, Natividad no se ha quedado en casa. Poco a poco avanza con el 'taca taca', junto a su marido de 84. En el cincuenta y cinco murió su madre. “Al principio, como no estaba acostumbrada, me entraban hasta temblores cuando entraba. Yo quiero incinerarme, ya la juventud prefiere otras cosas”.

Igual que Natividad piensa Susana, que sale del camposanto con su madre. Cree que el enterramiento y el Día de Todos los Santos es una tradición más típica de generaciones anteriores. “A las personas mayores les gusta venir a visitar a sus difuntos, limpiar sus lápidas y colocar las flores. Se está perdiendo poco a poco. Pero sigue siendo un día simbólico. Hay quien está aquí todos los días. Mi madre viene el día de los Difuntos, pero no deja de visitarlo todo el año”, como el resto, al reencuentro con sus muertos.

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