Cuando el refugio está en Jerez

Hace ya cuatro años que la Asociación Comisión Católica Española de Migración (Accem) funciona en Jerez. En ese periodo de tiempo quince personas atendidas por esta oenegé jerezana han recibido la tarjeta que les convierte en asilados. En la mayor parte de los casos, que una persona consiga dicha tarjeta le supone salvar la vida, poner a salvo una existencia que volvería a estar en serio riesgo si volviera a su país. Las razones son múltiples: religiosas, étnicas, políticas y hasta de condición sexual.

Rodrigo Gómez es el responsable en la provincia de Accem, una asociación que ya suma casi 20 años de historia y que se caracteriza, pese a su nombre, por ser aconfesional además de apartidista. Sus orígenes se remontan a finales de los años 50 cuando, en un país emisor de emigrantes (algo que se olvida en la actualidad con excesiva ligereza), surge en el seno de la Conferencia Episcopal Española. "En un principio -apunta Rodrigo Gómez- comenzó a funcionar con los propios emigrantes españoles para, a partir de los años 60, empezar a centrar su trabajo en los refugiados que llegaban a España procedentes de países como Cuba, Polonia o Vietnam", zonas marcadas las dos primeras por regímenes totalitarios y por un conflicto bélico la tercera. Fue en 1990 cuando Accem se convierte en una oenegé de carácter aconfesional. Son los años en los que se comienza a trabajar con los refugiados de Kosovo. Hace apenas siete años esta asociación nacional, además de seguir ayudando a los refugiados, ofrece su ayuda a los inmigrantes con carácter general. Entre tanto, los polacos, cubanos y vietnamitas habían cedido su lugar a chilenos que huían de Pinochet, ciudadanos de las siempre violentas repúblicas africanas e iraquíes que llegaban a España huyendo de la guerra.

¿Cómo y dónde se atiende a los refugiados? Accem dispone de voluntarios por todas las provincias españolas. El grupo de Jerez realiza el trabajo previo que antecede al envío del refugiado o inmigrante al centro de acogida. El más cercano es el de Sevilla, que además es el principal de la comunidad andaluza. Rodrigo Gómez apunta que en la actualidad "tenemos varios programas para acoger a las personas que no son repatriadas tras los 40 días de internamiento que marca la Ley, un plazo que, por cierto, se desea ampliar a 70 días. Cuando no son repatriados estas personas quedan libres y salen de los Centro de Internamiento de Extranjeros. Nuestro trabajo consiste en verificar su situación legal y comprobar si pueden pedir asilo en España. En Jerez, desde 2008 hasta el día de hoy, hemos atendido a cientos de personas y entre ellas las referidas quince peticiones de asilo. Todas estas personas pasaron por Jerez". La distancia, además del olvido, también es un serio problema. "En Accem nos dedicamos a explicar cada uno de los casos y, sobre todo, documentarlos. Hay que traducir y recopilar documentación, con los problemas que esto genera, incluso contactar con periodistas en los países de origen para demostrar el estado en que se encuentra la sociedad de la que esa persona ha escapado".

Los casos son terribles. Muchas de ellas mezclan a dosis iguales la sinrazón y la violencia. "Hemos atendido casos de personas perseguidas por motivos religiosos, caso por ejemplo de cristianos perseguidos por musulmanes y musulmanes perseguidos por cristianos, también hemos atendido casos de persecución política y étnica, ambas muy ligadas a África. También hemos tenido casos de personas que huían de su país por el riesgo que conlleva el desarrollo de su condición sexual".

Los países de procedencia de las personas que consiguieron en Jerez el estatus de refugiado son Ghana, Costa de Marfil, Níger, Congo, Argelia o Guinea Conakry. "Todos estos casos fueron admitidos en primera instancia", manifiesta con satisfacción Rodrigo Gómez.

Para los amantes de las efemérides hay va una: este año se cumplen 25 años de la primera ley de asilo que se aprobó en España. Fue en 1984.