La retirada de vehículos por parte de la grúa municipal es una rutina cada Semana Santa. Se trata de una medida para permitir el paso de las hermandades en aquellas calles en las que son incompatibles la presencia de la procesión y del público con los coches estacionados y que no conlleva multa sino el simple traslado. Algunos ciudadanos se quejan de que en algunas calles no se colocan carteles. Fue el caso ayer de la calle Naranjas, donde no se avisó en el estacionamiento de motos. A una hora de que llegase la Flagelación aún quedaba una aparcada, aunque se prefirió reubicarla sobre la acera, donde no molestaba.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios