La Salle Buen Pastor celebra la Semana del Libro con un amplio programa de actividades

"Los libros son espejos: sólo se ve en ellos lo que uno ya lleva dentro", escribió Carlos Ruiz Zafón. Con esa certeza, el colegio La Salle Buen Pastor ha celebrado estos días una nueva Semana del Libro: "un tiempo para detenernos, mirar hacia dentro y redescubrir la palabra como refugio, aventura y encuentro", reza el lema.

Durante estos días, el colegio lasaliano se ha transformado. Pasillos y aulas se han convertido en exposiciones relacionadas con el mundo de los libros y cuentos, desde los “grandes amores”, recordando parejas literarias inolvidables, hasta un recuerdo al gran Ibáñez y sus personajes “Mortadelo y Filemón”.

La presencia de la librería Bomarzo, convertida en pequeño oasis literario, ha invitado a estudiantes y docentes a hojear, descubrir y adquirir nuevas lecturas. No hay mejor estímulo que el libro que se elige libremente, ese que nos espera sin prisa.

Los encuentros con autor, cuyas obras han acompañado a los alumnos del centro durante el curso, se han convertido en una ocasión única para escuchar de viva voz cómo nace una historia, cómo se forjan los personajes o qué papel juega la realidad en la ficción. “El escritor escribe su libro para explicarse a sí mismo lo que no se puede explicar”, decía García Márquez. Y al escucharlos, también nosotros nos explicamos mejor el mundo.

No faltan las propuestas lúdicas, como el juego “Adivina la obra”, donde la literatura se convierte en reto, en misterio, en travesura compartida. Y tampoco las salidas culturales, como la visita a la Fundación Caballero Bonald, que ha acercado a los estudiantes a la figura de un autor que supo fundir la poesía y el compromiso con la memoria de una tierra.

Un momento culmen es la presentación de la tercera edición de “Semillas Literaria”, obra escrita e ilustrada por alumnos y alumnas de Secundaria y Bachillerato del propio colegio. En el marco incomparable de la Fundación Caballero Bonald y de la mano de la editorial Peripecias Libros, estos chicos y chicas han podido compartir la experiencia única de ver plasmadas en papel sus historias, pensamientos y emociones.

En tiempos de vértigo digital, fomentar la lectura no es solo una actividad escolar: es un acto de resistencia obligada pero serena. En un mundo saturado de pantallas, de estímulos inmediatos y de imágenes fugaces, el libro nos exige tiempo, atención, silencio y empatía. Como dijo Italo Calvino, “un clásico es un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir”. Cada lectura es un diálogo entre épocas, entre almas, entre generaciones.

"Por eso celebramos esta semana", aseguran desde el centro, "porque creemos, como decía Borges, que 'de todos los instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro'. Y porque sabemos que en cada niño o joven lector hay un futuro más libre, más consciente y más humano".