educación

Los secretos para obtener 35 matrículas de honor

  • El jerezano Juan José Villalba relata su 'fórmula' para conseguir un expediente brillante

  • "La constancia está por encima de la capacidad"

Juan José Villalba, en el salón central de la Biblioteca Municipal.

Juan José Villalba, en el salón central de la Biblioteca Municipal. / jose contreras

Es una regla que se cumple año tras año. Cuando finalizan las fiestas de Navidad, comienza el colapso de las bibliotecas. Los excesos navideños suelen dejar poco espacio a los estudiantes para repasar apuntes, o al menos, para cumplir el itinerario de estudio previsto semanas atrás. Pero al jerezano de 25 años Juan José Villalba nunca le cogió el toro durante su doble grado en Derecho y Administración de Empresas, en la universidad sevillana Pablo de Olavide. "Jamás he estudiado una noche anterior a un examen, es contraproducente. Es como preparar una maratón corriendo la noche antes".

Curiosamente, durante algunos años era un estudiante algo por debajo del sobresaliente. "No llegué al ocho en Selectividad, entré con lo necesario en la carrera". Él quería ser abogado desde muy pequeño, cuando aún no lograba a entender qué significaba estudiar la Ley. Aún le faltaba el ingrediente básico para el éxito. "No tenía ambición académica". Aunque ya empezó con buen pie en sus dos carreras, hasta que no se visualizó opositando para Interventor de las Fuerzas Armadas no llegó ese 'plus' necesario. Ésta fue su motivación, pero con eso no es suficiente.

"Yo creo que para sacar 35 matrículas hacen falta capacidad y constancia, pero que ésta última es la más importante. Yo me levanto cada día con ganas de comerme el mundo", subraya. "Hay muchos casos de gente con muchísima capacidad que estudia el día antes y se queda en el seis. Las asignaturas hay que cogerlas el octubre". A lo largo de la entrevista, Villalba incide una y otra vez en la importancia de la previsión. Él mismo se considera "listo, pero dentro de lo que cabe, porque tampoco he sido un figura". En cualquier caso, esa 'capacidad' innata para el estudio puede suponer en último término el elemento diferenciador entre los que se esfuerzan y tienen una motivación clara a la hora de sentarse delante de los apuntes.

Pero además de consejos para los estudiantes, guarda un mensaje muy conciso para los padres que suelen estar encima del proceso educativo. "Lo importante para estar motivado es hacer lo que te gusta. Los padres al fin y al cabo lo que quieren es que a sus hijos les vaya bien. Se puede ser un gran electricista y ganar más dinero que siendo Interventor si eres bueno. Y eres bueno cuando te gusta. Me he encontrado casos de amigos que al final fracasan en su carrera porque entraron obligados. Y cuando lo dejan empiezan lo que de verdad les gusta, comienzan con un fracaso previo y perdiendo años que alargan la entrada en el mercado laboral".

Aunque oficialmente terminó su carrera en febrero de 2015 con la presentación del Trabajo de Fin de Grado, desde el mes anterior había comenzado a preparar la oposición para Interventor de Defensa. Consiguió plaza a pesar de que "empecé preparándomela sin intención de presentarme el primer año". Lo hizo con mucho esfuerzo porque su preparador no dispuso del temario completo en las fechas que requería. "Me acabé preparando muchos tema por mi cuenta con apuntes de la carrera y manuales". Su oposición incluía también pruebas físicas, por lo que su 'encierro' se convirtió en un esfuerzo espartano, acumulando unas 8 horas de estudio diarias y dos ó tres de preparación física. Aprobó para su propia sorpresa con sólo seis meses de estudio. "Obtuve la tercera mejor nota", explica con orgullo.

Ahora ha comenzado una nueva vida, pues las jornadas de maratón de estudio han acabado. "Tengo más tiempo libre, eso es lo bueno". Pero no se queda aquí. "Voy a empezar un máster por las tardes y quizás termino doctorándome". En sus prácticas académicas pasó por Deloitte, que le captó en Sevilla aun sin realizar pruebas. Fue un fichaje, porque ya había previsto entrar en Garrigues. Para quien no conozca el mundo de los despachos de abogados, serían como el Real Madrid y el Barça de los letrados. "En Deloitte conseguí ahorrarle a una empresa unos 900.000 euros en impuestos", rememora con orgullo.

Lo que a Villalba le gusta es el derecho financiero. Y apunta a que entre sus planes a medio o corto plazo está en volver a Jerez. "Me siento muy jerezano. En mi firma bajo mi nombre llevo las letras J, X y S, que significan Jerez-Xérèz-Sherry". Se confiesa un amante del mundo del vino. "Mi padre fue nombrado Catavino de Oro. Introdujo Gran Duque de Alba en el mercado español. Es una cultura que me encanta porque nuestro vino es el mejor".

Y aunque hay razones familiares de por medio, su futura vuelta a Jerez tiene que ver con su interés en que "nuestras empresas optimicen mejor sus beneficios. Me gustaría compatibilizar mi trabajo en Defensa con un despacho en Jerez. Estudié Derecho para ayudar a la gente. Y creo que nuestra ciudad puede volver a exportar productos como lo hacía antes. Piensa en las multinacionales que crean trabajo en Jerez. Aunque mucho de lo que pagas por sus productos va a parar a los trabajadores jerezanos contratados, al final gran parte de ese dinero acaba en el extranjero". Y para eso, la prioridad es que los jerezanos se vuelvan a sentir orgullosos de lo suyo. "Me gustaría contribuir con las empresas de Jerez y que nos compren fuera lo que hacemos aquí. Ésa es la clave", indica para cerrar.

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