Las semillas ecológicas más 'solidarias' se cultivan en Jerez
Voluntarios de los huertos de Madre Coraje impulsan un nuevo proyecto para el cultivo de semillas ecológicas
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Un viaje a Perú donde conoció la vida de los llamados ‘niños piraña’, que buscan comida entre los vertederos, cambió la vida de Antonio Gómez. Este ingeniero segoviano fundó Madre Coraje en Jerez a la vuelta de ese viaje, y desde entonces la entidad ha sido bandera de la cooperación, la educación, la inclusión y el voluntariado comprometido.
Entre las muchas acciones solidarias de la organización nacieron los huertos de la Fundación Madre Coraje en Jerez, desde donde salen al trimestre se sacan unos 5.000 kilos de hortalizas.
En la actualidad son más de 40 personas las que colaboran con los huertos solidarios de Madre Coraje logrando abastecer regularmente de verduras frescas a más de 30 entidades y comedores sociales de la provincia, llegando a apoyar a unas 3.000 personas en situación de vulnerabilidad.
Pero en estos huertos ha germinado algo más que vegetales. Ha nacido un proyecto ilusionante impulsado por un grupo de voluntariado comprometido, que ha puesto en marcha una nueva línea de trabajo comunitario y sostenible: el cultivo de semillas ecológicas aclimatadas a la zona.
Esta nueva vía permitirá producir plantones para repartir entre los hortelanos voluntarios del proyecto. Una iniciativa que busca reducir costes, mejorar la calidad del cultivo y, sobre todo, reforzar el espíritu colaborativo que define estos huertos solidarios.
Hasta ahora, los hortelanos debían asumir el gasto de las semillas y plantones, con un coste medio de 8 euros por cada tipo de hortaliza, además de enfrentarse a la pérdida de parte de la siembra debido a factores climáticos y a la baja adaptación de las semillas comerciales, muchas de ellas híbridas y tratadas con productos químicos. “Esto no solo supone un importante ahorro económico, sino que fortalece el espíritu comunitario y sostenible del proyecto. Cuando una semilla es compartida, el fruto se multiplica”, explica Luis Miguel Crespo, gerente de Madre Coraje en la provincia.
La solución vino de la mano del propio voluntariado: cultivar semillas ecológicas adaptadas al entorno, seleccionadas o recuperadas año tras año, y germinarlas en un nuevo invernadero que han conseguido financiar colectivamente tras perder el anterior a causa de un temporal.
Aunque las altas temperaturas del verano han ralentizado el proceso, el banco de semillas de Madre Coraje ya está en marcha, y las primeras germinaciones (tomates, pimientos, berenjenas…) “auguran una cosecha prometedora”. De cara al otoño, llegarán también coles, brócoli, lechugas, remolachas…
El objetivo es abastecer a los 30 hortelanos actuales con un mínimo de 50 plantones por tipo de hortaliza, sin coste alguno para ellos, y con una calidad adaptada al entorno.
La iniciativa ha despertado el interés de otras entidades sociales de la zona, que ya han mostrado su deseo de recibir semillas para replicar el modelo. De momento la producción aún no permite donaciones externas, pero todo llegará. Este banco de semillas nace con vocación de crecer, compartirse y multiplicar su impacto en el territorio.
El proyecto no se detiene aquí. Quedan parcelas disponibles y el llamamiento está abierto: Madre Coraje “busca más voluntarios con ganas de trabajar la tierra y cultivar solidaridad”.
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