Una silla corsé para que el pequeño Adrián pueda acudir a clase con normalidad
Inicio del Curso Escolar 20/21
La madre de un niño con parálisis cerebral del Tartessos denuncia “el abandono de la Junta”
El pequeño Adrián, de sólo tres años, ha comenzado el curso en el CEIP Tartessos con la ilusión e inquietud de cualquier niño de su edad, pero en desigualdad de condiciones. La inclusión y todo esa palabrería que utilizan los políticos de hoy día, han quedado en segundo plano porque el niño ha iniciado las clases sin dos de los apoyos que actualmente conforman su día a día.
Así lo denuncia su mamá, Silvia Cano, pese a que lleva trabajando en ello desde el pasado mes de marzo. En concreto, el pequeño Adrián, con parálisis cerebral, necesita para su día a día en el colegio una silla corsé para poder sentarse en la mesa con el resto de compañeros, además de un bipedestador infantil, un equipamiento que se utiliza para conseguir la verticalidad de un niño cuando por sí mismo no puede controlar su cuerpo.
La previsión y la insistencia de Silvia Cano sirvió para que la Consejería de Educación consiguiera enviarle, de cara a esta nueva etapa escolar, el citado bipedestador. Sin embargo, el otro elemento necesario, la silla corsé “me está resultando imposible”.
La madre denuncia que en estos últimos seis meses “sólo han hecho enviarme de un lado para otro, se pasan la pelota de motórico a la dirección de recursos técnicos de la Junta, pero a día de hoy y con el curso ya en marcha mi hijo no tiene sillá corsé”, pese a que desde marzo tiene el visto bueno en la valoración de los equipos de orientadores de la Consejería.
Lo más preocupante es que “he intentado ponerme en contacto con la ortopedia que tiene la concesión de estos aparatos para la Junta, pero me dicen que debido al Covid el contrato está paralizado y no pueden hacerme nada”.
Ayer, en el primer día de clase, “tuvimos que montar mi marido y yo el bipedestador en el colegio, porque nadie de la Consejería sabía nada”, además de “tener que desplazar desde mi domicilio la silla corsé que tenemos en casa, porque si no Adrián no podría ir”.
Silvia Cano lamenta que “aquí nadie sabe nada”, y mira con preocupación la incorporación al colegio, toda vez que de cara al comienzo escolar “hay sólo una monitora por 20 horas para todo el centro y somos muchas familias, es muy triste que nos traten así”.
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