"Si sube el Xerez quemo el bar... aunque estaría al día siguiente"

Jesús, 'El Rubio', en su bar de La Constancia.
Jesús, 'El Rubio', en su bar de La Constancia.
J.padilla / Jerez

01 de febrero 2009 - 01:00

'El Rubio', para sus amigos y clientes de su bar de la Constancia; Jesús Pérez Mateos, para el DNI. Todo un personaje en una de las pocas barriadas de Jerez que mantiene su esencia, apuntalada en cada uno de los techos de cada casa, pero donde se respira honradez, como en barrios más antiguos, aunque La Constancia ya no cumple los cincuenta, y compañerismo. 'El Rubio', mientras me despacha a toda prisa, como a otros vecinos, explica que "llevar un bar es muy sacrificado, pero era peor donde yo trabajaba (empleado de artes gráficas), porque era una noche después de otra, y no paraba de fumar". Ahora, a sus 41 años, saca adelante un bar modesto, sin otro nombre que 'El Rubio', pero donde los tercios de cerveza siguen poniéndose muy fríos y a precios muy populares.

Ya no fuma y va al gimnasio con regularidad, donde practica Taekwondo. Lleva más de diez años trabajando en dos bares ubicados uno enfrente del otro entre los árboles de La Constancia. "Sinceramente, he notado la crisis, pero sigo cobrando prácticamente igual que antes del euro. A la gente trabajadora no les puedes cobrar de más". Parroquianos de toda vida asienten y se lo reconocen, aunque no faltan las bromas entre unos y otros al ver cómo luce una camisa de Lacoste.

El establecimiento es un santuario de los más jóvenes seguidores del Xerez Deportivo. 'El Rubio' no niega que "si subimos a Primera... quemo el bar esa noche. Bueno, perdón, lo abriría al día siguiente tras celebrarlo con todos y limpiarlo, que aquí hay que seguir sacando a la familia adelante". Deja un consejo para los emprendedores: "Mi hermano Paco me llamó cuando me vio que no podía más con el anterior trabajo. Oye, anímate, que esto es duro, pero te convencerá. Cambié un trabajo fijo, pero esclavo, para volver a mi barriada y hartarme de trabajar, que ya lo hacía. Pero desde aquello soy yo mismo y feliz". En el bar siguen entrando vecinos, desde uno que es un joven sacerdote a un policía nacional, a jóvenes desempleados, hijos de aquellos hombres que fueron despedidos tras la grave crisis de la Vid en 1991: la historia se repite en la barriada.

Uno de los clientes cotidianos le bromea y le dice que "anda, que pareces el hotel Jerez", cuando le ve hablar con los periodistas, mientras le pide un fino.

El viernes no había fútbol y, manifiesta, "la crisis ya se está notando en ello. Yo vendía bastante cuando los partidos que, aparte los del Xerez y del Betis (también es un ferviente seguidor de este equipo), me dan igual, pero ya no hay esa alegría. Es triste que la gente no se pueda venir a tomar un par de cervezas para ver a su equipo porque está parada o agobiada por la hipoteca". Todavía le entristece más la situación de la barriada, donde él se crió y sigue viviendo: "Los mayores me lo dicen cuando vienen por la mañana: han sido muchos años esperando la rehabilitación y sólo ha sido, por ahora, un 'maquillaje'. Ojalá que la dejen bonita, porque este es un barrio de buena gente".

'Rubio' se ha tenido que convertir a la fuerza en un 'experto' en clima. "Es que apenas caen cuatro gotas y hace frío, la gente de Jerez no sale y menos a mi bar, que lo fuerte es la terraza. Y llevamos un año que no vea, pero soy feliz con mis clientes. Cualquier hostelero le dirá que lo mejor de su casa es su clientela, pero yo se lo aseguro: aquí somos amigos".

A diferencia de otros bares de la misma zona, la corta temporada taurina de Jerez no le beneficia: "Muchas horas sin que haya movimiento. Este año ya he decidido cerrar por las tardes y dedicarle la Feria a mi familia, que se lo merece, que no todo el día va a estar uno detrás de la barra".

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