eugenio villalba asador de pollos

"Mientras trabajo intento no pensar en el calor y concentrarme"

En un asador de pollos el calor puede llegar a alcanzar más de 50 grados. Esta temperatura suele aumentar considerablemente durante los meses de verano. En este tipo de establecimientos es prácticamente imposible enchufar el ventilador o poner un aire acondicionado porque afecta de manera directa al alimento.

Eugenio Villalba es el dueño y único trabajador de un asador de pollos situado en la avenida de México. Este jerezano de 59 años comenzó a trabajar en este local hace treinta y asegura sentirse, a veces, sofocado por el calor de su tienda, aunque ya está acostumbrado. Su jornada laboral es de once de la mañana a tres de la tarde, justo las horas de bochorno más intenso. Eugenio confiesa que la peor hora para él es las dos de la tarde porque es el momento de encender las maquinas y los hornos para introducir los pollos. "Cuando estoy trabajando no pienso en el calor. Estoy concentrado".

Pero como todos, Eugenio tiene sus recetas estrellas para combatir el sofoco. "La botella de agua no me falta en la cocina. También suelo llevar ropa fresca, camisas y pantalones finos. Y de vez en cuando salgo a que me de el aire". Eugenio bromea y comenta que a veces no sabe qué es peor si el calor ambiente o el que hay dentro de la pollería.

Este trabajador aclara que los que creen que este tipo de establecimientos triunfan en verano, están muy equivocados. "Los meses de julio y agosto no son la temporada ideal para la tienda. El asador está situado en una zona de Jerez donde viven personas de clase media. Por eso, en verano la gente se suele ir de vacaciones", explica Eugenio.

De hecho afirma que la temporada de invierno es cuando mejor se vende. "Con el frío los clientes suelen decirme que ahora es cuando mejor estoy".

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