Jerez

El trasvase de contratos temporales a fijos no puede con la precariedad

Dos operarios, en una obra.

Dos operarios, en una obra. / Manuel Aranda

Mucho contrato indefinido, misma precariedad. La evolución de los principales indicadores de empleo empieza a sembrar de dudas la utilidad de la reforma laboral, el mantra del gobierno progresista para acabar con la estacionalidad del mercado laboral tras el que se ocultan realidades muy dispares, que no precisamente redundan en la creación de empleo estable.

Y sí, hay más contratación indefinida que nunca, tanta que las cifras empiezan a marear, pero el apellido indefinido, en este caso, lo comparten fijos discontinuos, trabajadores contratados a tiempo parcial y otros muchos que, gracias al mínimo coste de los despidos en España, en un mismo mes pueden firmar varios contratos fijos aunque tengan duración de días o semanas.

Sólo así se explica que las cifras del paro no acaben de enderezarse pese a la ingente cantidad de contratos indefinidos que se firman mes a mes en España y en Jerez, donde en julio se registraron un total de 6.706 altas laborales, de las que algo más de 2.100 fueron indefinidas (más de tres de cada diez), pero ni siquiera llegan a 160 los pocos privilegiados que lograron abandonar su condición de parados.

Está claro que algo no cuadra en el nuevo engranaje de la reforma laboral, más aún cuando en el mes por excelencia de la contratación estacional –antes canalizada a través de los temporales y ahora de los indefinidos-, las altas laborales totales se desploman un 24% respecto a junio, y lo que es peor, un 22,5% respecto a julio del ejercicio anterior, aún bajo el yugo de la pandemia y sus restricciones.

La diferencia en relación al periodo precovid es aún más abrumadora, ya que los 6.706 contratos del último mes están a años luz de los 10.429 que se alcanzaron en julio del 2019. En términos relativos, la caída, pandemia de por medio, asciende al 35,7%, por lo que se diluye por completo el mensaje de recuperación que se viene lanzando desde la instauración de la reforma laboral.

De junio a julio, los contratos indefinidos bajan un 27,2%, cerca de cinco puntos por encima del descenso registrado por los temporales, que cierran el último mes con 4.600 altas y el 22,7 menos que en junio.

Tanto en el último año como en la comparativa con los datos previos al a pandemia, los indefinidos se disparan del orden de un 500% –hay que tener en cuenta que hasta el año pasado, raro era el mes que los contratos fijos alcanzaban el 5% del total–, mientras que los temporales se hunden a la mitad, pero a fin de cuentas, el global de Jerez en ambos casos se derrumba por encima del 20%, como quedó reseñado con anterioridad, sin que el trasvase entre una modalidad y otra de contratos haya tenido el impacto que cabía esperar en las oficinas de empleo, sobre todo en relación al periodo precovid, frente al que apenas hay un margen de 200 parados menos sobre un total de cerca de 25.800.

Tan desalentador es el desglose sectorial de la evolución de la contratación en el último mes como en el último año, también el de la comparativa con 2019, pues la bajada está generalizada entre todos los sectores.

En volumen, aunque es normal al tratarse de la actividad productiva más dinámica con 5.117 altas en julio, los servicios se dejan cerca de 1.000 contratos en el último mes (-17.5%), 1.400 en el último año (-22.5%) y casi 2.700 en relación a julio de 2019 (-35%).

En términos relativos, la agricultura enmienda la plana con sus 719 contratos del último mes, menos de la mitad que en junio, unos 150 menos que un año antes (-16%) y casi medio centenar menos que los registrados antes de la pandemia por estas mismas fechas (-38%).

La construcción y la industria andan algo más parejos, aunque tampoco se salvan de la fuerte caída. El sector del ladrillo cierra julio con 504 contratos, del orden de 190 menos que un mes y un año atrás y 200 menos que en julio de 2019, con lo que el descenso relativo ronda el 30% en los tres casos.

El sector de las chimeneas va de menos a más, en lo que a la bajada se refiere, ya que sus 366 contratos de julio se separan en 130 de los registrados en junio (-26%), en 210 de los alcanzados hace 12 meses (-36%) y 310 de los que aportó la industria el último julio antes de la pandemia (-46%).

Al menos por sexos, aunque la caída también es muy pronunciada, la brecha de género no va a peor, ya que los hombres se dejan un 27 y un 24,5% de los contratos en uno y otro periodo, mientras que la caída de las mujeres se queda en torno al 20% respecto a julio y en los doce últimos meses.

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