Tribuna libre

'Giraldilla Flamenca', 'La Cuadra' y 'Quejío'

LA peña flamenca 'Pepe Montaraz', de Lebrija, me invitó hace veinte años –se van a cumplir el 7 de abril próximo-, para hacer el ofrecimiento de su trofeo denominado 'Giraldilla Flamenca' en su XIII edición, sugiriéndome que debería destacar del homenajeado su vinculación al mundo flamenco, pormenor en el que estuve de acuerdo aún cuando ésta fuera tarea difícil ya que, la vida de Salvador Távora, a quien se homenajeaba, había estado, por encima de todo, vinculada al mundo teatral con la creación de 'La Cuadra', la compañía sevillana de la que se cumplen este año los cincuenta.

Obviamente no podía aparcar de mi intervención tal acontecimiento aún cuando hube de centrarme en la puesta en marcha del espectáculo 'Quejío', nacido paralelamente al nacimiento de la compañía –hoy así mismo denominación de un teatro en la capital hispalense-, con el propósito de llevar a los escenarios la poética del cante. Un 'Quejío' que sirvió de lanzamiento a 'El Cabrero' junto a Leonardo Rodríguez 'El Latiguera' y a otros artistas. Después fueron saliendo otros espectáculos: 'Andalucía amarga', 'Los Palos', 'Nanas de espinas', 'Piel de toro', etc. Tres voces femeninas han intervenido en varios de esos montajes: las de las jerezanas Kina Méndez y Anabel Rosado y la lebrijana-jerezana Ana Peña.

En el transcurso de mi intervención destaqué el hecho de la dualidad aparente en el quehacer de Távora, teatro y flamenco: lo de un doble quehacer lo fue sólo en la práctica ya que, si en afición ambos mundos fueron convergentes, una tercera actividad en la que quiso más que pudo destacar estuvo asentada en el mundo del toro, en el que llegó a despuntar como matador de novillos y como sobresaliente en la cuadrilla de Salvador Guardiola, una carrera a la que puso fin cuando un toro puso fin a la vida del rejoneador. Estos tres mundos le posibilitaron para el montaje y puesta en escena de un espectáculo para la Feria Mundial del Toro, en Sevilla, en 2002, homenaje a Fernando Villalón, un espectáculo en el que no faltaron cante, baile y toque, la eterna trinidad del arte flamenco. Una introducción que estuvo a mi cargo.

Volviendo al tema central de mi intervención en la peña lebrijana, el flamenco, pude exponer el hecho de que, un día, no recuerdo el año, mantuve con el protagonista de la jornada una entrevista en Radio Popular de Jerez como resultado de la grabación de éste para la casa Columbia: 'Cantares' y 'Amor y paz'. Aquel encuentro me sirvió para seguirle de lejos en sus evoluciones, saber de sus experiencias en tablaos y salas de fiesta, a su modo como cantaor, en solitario, haciendo coral y colectivo el grito angustioso e individual del flamenco, tratando de reflejar la realidad social de una tierra, la nuestra, Andalucía, entre tanto mercachifle como abundaba y continúa abundando en según qué locales.

Los ecos del rico universo sonoro y musical que es el flamenco me sirven de fondo para cerrar esta información que, partiendo de aquel mediodía de abril de hace veinte años, en Lebrija, en el que, en nombre de la peña flamenca 'Pepe Montaraz' tuve el placer de revivir la entrevista que mantuve con Salvador Távora en Radio Popular, haciendo el ofrecimiento de la 'Giraldilla Flamenca' y que hoy me sirve para brindar con una copa de oloroso felicitando a 'La Cuadra' en su cincuenta aniversario.

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