Las variadas argumentaciones del arte gaditano

Una selección de artistas gaditanos provenientes de la Colección Cajasol llenan de luz y sal el verano portuense

Una imagen de la exposición 'Espejos de sol y sal'.
Una imagen de la exposición 'Espejos de sol y sal'.

La Fundación Cajasol, proveniente de múltiples circunstancias relacionadas con asuntos llegados de las sucesivas fusiones de Cajas de Ahorros -en principio la Caja de Jerez, con la de San Fernando y con el Monte- consiguió, a lo largo de los años, conformar una gran colección de arte que tenía sus inicios en los fondos artísticos de esas tres entidades, sobre todo, de las sevillanas y que tuvo su continuación en un programa de compras bien estructurado y sabiamente configurado. Tal Colección, dada su importancia, fue, durante varios años, referencia artística de Sevilla y de muchos otros lugares. Al frente de aquel ilusionante proyecto, Escala, estuvo Paco Pérez Valencia, que supo manejar una compleja nave con decisión, solvencia y sensatez, posibilitando que la Colección fuera a más -a mucho más- y que lo que se ofrecía como programación expositiva en los espacios del Palacio de Monsalud -frente a la iglesia de San Vicente- fuese de lo más importante que, artísticamente, existía, entonces, en la capital de Andalucía. Allí se pudo contemplar, entre otras espléndidas muestras, ‘San Francisco Molina que estás en los cielos’, ‘Muebles??’, ‘Post-Coitum’ de Luis Gordillo, ‘El lenguaje subjuntivo’, ‘Deconstruye tu ciudad’, ‘La Nada’, ‘Colección Privada’, ‘El placer de mirar’ y ‘Cambiarlo todo’; así como aquellas buenas situaciones promovidas desde ‘Escala Abierta’; proyectos por los cuales una serie de los grandes artistas, entonces de una aplastante juventud, Gloria Martín, Juan del Junco, Miguel Trillo, Matías Sánchez,, Mercedes Carbonell, Paco Lara-Barranco, Ricardo Casstillo, Garikotz Cuevas, María Cañas, Miki Leal, José Miguel Pereñíguez y Simón Zábell, intervenáin los espacios. Pero, los tiempos, el destino … y el aparente escaso interés, acabó con aquello; terminándose el programa expositivo; la colección y sus magníficas circunstancias pasaron a dormir el sueño de los justos en almacenes, despachos y otros espacios de nulo sentido museográfico. Los ciudadanos de Sevilla, además de los de Cádiz, Huelva, Jerez o Córdoba, por aquello de los horizontes de actuación de la Fundación, así como los de cualquier otro lugar, dejaron de poder gozar de un patrimonio artístico que, bien gestionado como antes estaba, sería de capital importancia en el contexto general del arte contemporáneo. El proyecto Escala murió y su duelo todavía perdura. Se echa en falta un programa de actuaciones permanentes que pongan en valor el gran patrimonio artístico de una Fundación, activa en muchas situaciones, pero con muy poca velocidad y ritmo en lo referente al arte más nuevo.

Otra imagen de la exposición.
Otra imagen de la exposición.

Por eso, es de agradecer una exposición como la que se presenta en el Centro Cultural Alfonso X, el Sabio de El Puerto. La Colección ha sido un ente artístico muy bien conformado a lo largo de los años y plantear muestras sabias exposiciones de sus fondos es algo necesario y fundamental para su conocimiento y asimilación sensata. Es más, con espacios expositivos importantes como los que dispone la entidad que tiene su sede principal en la sevillana Plaza de San Francisco, sería de lo más conveniente una programación continúa con obras perfectamente acondicionados en un contexto lógico y sensato.

Algunas de las obras que se exponen.
Algunas de las obras que se exponen.

La muestra ‘Espejos de sol y sal’ es una magnífica oportunidad para adentrarnos por un recorrido -pequeño, pero con enjundia- en la estela de pintores de la provincia Cádiz. Juan Ramón Rodríguez-Mateo ha comisariado una muy buena exposición. Como sabe lo que hace y lo que tiene entre manos, ha constituido, de forma seria, rigurosa y con un conocimiento de la colección y de muchos de los artistas gaditanos que la conforman, una exposiciónjusta, medida y de sabio planteamiento museográfico; exposición que pone en valor la importancia de un tiempo creativo con el arte de Cádiz como argumento central. Ha escogido pintores gaditanos de abierta artisticidad, de muy dispar filiación pero siempre con gestos de solvencia y hasta trascendencia en los amplios parámetros de la pintura. No es fácil agrupar en un mismo segmento artístico, autores de conciencia creativa muy diferente; de desarrollos y desenlaces plásticos distintos y argumentaciones formales y estéticas de espíritus encontrados. Pintura Figurativa de amplio espectro – Torres Aleu, Carlos Ayala, Juan Gutiérrez Montiel, María Manuela Pozo y Joaquín Cañete, que, además, suscriben un paso adelante en una pintura que quería sacudirse mucho polvo tradicional y argumentar espacio conscientes nuevos-; Pintura Figurativa que descontextualiza la realidad en versiones personales, distintas y con mucho sentido artístico- Mercedes Carbonell, Juan Ángel González de la Calle, Chema Cobo y Paco Pérez Valencia-; el poderío plástico y conceptual de José María Báez, Fernando Clemente y Cristián Domec. En definitiva, un recorrido justo sensato, coherente y abierto a toda una historia que en la provincia de Cádiz ha tenido muy felices argumentos.

Muy buena exposición, acertada en todos los aspectos y necesaria por muchas cosas.

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