Jerez

La vendimia es para las máquinas

  • Los sindicatos prevén una drástica reducción de la mano de obra para la recolección, un 20% menos que en la última campaña El menor coste de la cosecha mecanizada es determinante

Lejos quedan los tiempos en los que la vendimia del Marco de Jerez era, junto a la campaña remolachera, el gran filón de jornales para los temporeros, familias enteras que subsistían sin problemas alternando el trabajo en el campo con el antiguo PER -ahora llamado Profea-. Pero el campo no es ya ni sombra de lo que era, igual que la vendimia, en la que las máquinas siguen comiendo terreno a paso acelerado a la recolección manual de la uva, apenas una pequeña muestra de la fractura entre los avances tecnológicos y el empleo.

Los sindicatos del campo, en la actualidad sindicatos agroalimentarios, alertan de la drástica reducción de la demanda de mano de obra para la presente campaña, en la que según las estimaciones preliminares de CCOO habrá una reducción del 20%, en línea con la registrada en la última vendimia.

Si el año pasado fueron 6.000 los jornaleros que entraron a formar parte de las cuadrillas que contribuyeron con la corta a mano a recolectar los algo más de 40 millones de kilos de uva calificada con la que se cerró la vendimia, este año serán unos 5.000 los que aportarán una mínima parte de los más de sesenta millones de kilos previstos.

Ni siquiera el aumento de la cosecha de la presente campaña, que el sector cifra entre un 25 y un 30% a menos de un mes vista del inicio de la vendimia, mejora las pocas expectativas de los jornaleros que buscan un hueco en las viñas del Marco, las ya menos de 7.000 hectáreas de viñedo de las que el 60% se recolecta con cosechadora mecánica.

El secretario provincial del sindicato agroalimentario de CCOO, Luis Páez, atribuye gran parte el descenso de la mano de obra al "arranque bestial y al abandono de muchas viñas", si bien la proliferación de la vendimia mecánica guarda estrecha relación con su menor coste, la mitad aproximadamente de lo que cuesta la manual.

La hora a mano en la vendimia del Marco se cotiza a 6,17 euros ligeramente por encima de la recolección de las viñas de la provincia que están fuera del Marco, en las que se paga a 5,65 euros, si bien el convenio del campo prevé la equiparación progresiva en 2014 de una y otra vendimia.

Una jornada normal, de siete horas y cuarto, sale por 44,31 euros, a los que hay que añadir el kilometraje en función de la distancia al núcleo urbano del término municipal en el que se localiza la parcela. Por contra, el ahorro con la cosechadora mecánica puede superar incluso el 50% en las grandes viñas, señala Francisco Guerrero, presidente de los viñistas independientes de Asevi-Asaja, quien subraya otras ventajas de la máquina frente al hombre como la rapidez y la recolección nocturna, que preservan la calidad de la uva y reducen los riesgos de merma en la cosecha por condiciones meteorológicas adversas ya en campaña.

Asevi estima que de las 7.000 hectáreas de viñedo del Marco, unas 5.000 están dispuestas en espaldera, requisito para la recolección mecanizada, que según los cálculos de la sectorial de viñistas de Asaja, se realizará esta vendimia en unas 4.000 hectáreas, cifra muy próxima a la estimación de los sindicatos.

La cada vez más corta vendimia, desde la perspectiva temporal, es otro problema añadido, ya que en muchas viñas ni siquiera se alcanza la semana y la recolección en muchas de las pequeñas parcelas que plagan el Marco está a cargo de familiares del viticultor.

El responsable sindical recuerda que, no hace tanto, dos décadas atrás, la vendimia empleaba a 20.000 jornaleros, pero entonces no había viñas en espaldera ni máquinas suficientes para atender las más de 10.000 hectáreas por las que se extendía el Marco. Los sindicatos alertaron hace dos años de la reducción drástica de viñedo, que atribuyen a la mala planificación.

Los sindicatos ya no recibe solicitudes de mano de obra para la vendimia de Jerez ni para el contingente que hasta hace escasos años se trasladaba a Francia. Cuadrillas y parados recorren el Marco de viña en viña con pocas esperanzas de encontrar un hueco y sólo algún despistado se pasa por las sedes sindicales a preguntar.

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