"Una vez que te pica el gusanillo del coleccionismo no hay vuelta atrás"

Guillermo Granado colecciona radios y otros aparatos desde hace 40 años Posee más de 500 piezas.

"Una vez que te pica el gusanillo del coleccionismo no hay vuelta atrás"
"Una vez que te pica el gusanillo del coleccionismo no hay vuelta atrás"
Leonor De La Calle

Jerez, 21 de marzo 2016 - 01:00

Guillermo Granado vive rodeado de historia. Todas las habitaciones de su casa están cubiertas de radios, gramófonos, proyectores de cine mudo, relojes y otros objetos de gran antigüedad. Este jerezano lleva 40 años sumergido en el mundo del coleccionismo. Ha recorrido casi toda Europa en busca de piezas poseyendo en la actualidad más de 500. Algunas de ellas, como el fonógrafo, datan de finales de siglo XIX y gran parte roza los 100 años de antigüedad. Su colección, muy cuidada y digna de museo, se caracteriza por el funcionamiento de la mayoría de los aparatos, en los que Guillermo invierte mucho tiempo y cariño para "devolverles la vida".

"Nosotros, los coleccionistas, tenemos como una enfermedad crónica, porque una vez que te pica el gusanillo del coleccionismo ya no hay vuelta atrás", asegura Guillermo. A él le ocurrió en la década de los 60 mientras parte de su familia escuchaba embobada un nuevo episodio de la radionovela de moda de la época. Le fascinaba que todos permaneciesen callados alrededor de la radio, como si la estuviesen idolatrando, y fueron los efectos sonoros del programa los que lo cautivaron para siempre. "Hacían el efecto de los caballos, de la tormenta y el sonido era espectacular. Parecía que se iban a salir de la radio, que estaban en el salón. Desde aquel momento en algún sitio de mi cerebro se tuvo que producir un chispazo que despertó la pasión por los aparatos de radiodifusión", comenta.

Cuando tuvo edad comenzó a comprar algunos modelos y a investigar qué es lo que tenían esos aparatos por dentro. Se quedaba hasta altas horas de la madrugada estudiando su funcionamiento e intentando repararlos. Sus estudios en electricidad le fueron de gran ayuda. Pero poco a poco su afición fue creciendo de tal forma que, sin darse cuenta, pasó de vivir en una casa a habitar en un museo. No hay ninguna habitación en la que no haya alguna radio antigua u otro objeto que te haga sentir que estás en el pasado. Una de ellas la ha reservado exclusivamente para alojar su propio taller de restauración, repleto de herramientas y de materiales necesarios para reparar cualquier aparato e, incluso, construir algunos propios con los despieces sobrantes.

Cuando enciende las radios el olor a 'antiguo' se acentúa en el ambiente. Guillermo se declara enamorado del sonido analógico pues considera que transmite como ningún otro y de la forma más fidedigna posible las voces e instrumentos de los artistas, "como si estuviesen dando un concierto en tu propia casa". Y así quedó demostrado cuando puso un vinilo de Elvis Presley. También quiso mostrar el mecanismo de la 'jukebox', conocida en España como sinfonola o rockola, cuando coge el vinilo seleccionado.

Guillermo disfruta contando los detalles y el contexto histórico de cada uno de los objetos de su colección. Aunque se acuerda de casi todo, dispone de un libro donde cataloga cada uno de los ejemplares que posee. En él anota el nombre de su modelo, país de procedencia, lugar de adquisición, cuánto le costó, un breve texto explicativo con algunos detalles e incluso acompaña la información con un dibujo. Posee objetos procedentes de Alemania, Francia, Inglaterra, Holanda y Estados Unidos entre otros muchos países, sin pasar por alto marcas españolas como Ondina Radio. Para documentarse se empapa de información procedente directamente de la época del aparato u objeto en cuestión, ya sea a través de revistas, cartas u otros documentos de ese momento.

Cada domingo pasea por el rastro de la alameda Vieja para ver si alguna pieza interesante ha llegado a Jerez. "Uno de los objetos más curiosos que he comprado en el rastro jerezano es una plancha de la época del Tercer Reich que tenía grabada hasta el águila del partido Nacional Socialista de Hitler. Me quedé asombrado de toparme con un objeto de tanto valor histórico", dice. En su colección hay numerosos objetos del periodo nazi, por la que siente especial curiosidad. Colecciona teléfonos, radios e incluso panfletos propagandísticos del tamaño de una tarjeta de crédito de antes de la llegada de Hitler al poder, todo conservado en perfecto estado.

Guillermo asegura que, para ser coleccionista, hay que tener una vista especial, "como unos rayos X en los ojos". Eso y mucha paciencia, pues hay ejemplares que se hacen rogar y para conseguirlos hay que mover cielo y tierra. "Al principio me costaba mucho conseguir los aparatos. Como no existía internet había mucho desconocimiento del mercado y era complicado enterarse de quién o en dónde podías adquirirlas". Ahora, en cambio, la red ofrece miles de posibilidades que facilitan la afición del coleccionista. Guillermo busca sobre todo en portales de compra venta como Ebay, donde saber pujar es imprescindible para conseguir los objetos al mejor precio. A vender no se siente tan dispuesto.

"¿Qué dedo de la mano te cortas que no te duela?", bromea Guillermo cuando se le pregunta sobre qué pieza de la colección es su favorita. "Le tengo especial cariño a las primeras radios que conseguí, porque no tenía los mismos recursos económicos que ahora y me suponía un gran esfuerzo comprarlos". Tiene en mente seguir ampliando su colección, aunque ahora está centrado en encontrar piezas muy selectas y de modelos limitados. "Lo que más me gusta de ser coleccionista es tener la suerte de que lleguen a mis manos piezas que hay muy pocas en el mundo. Poseer y disfrutar parte de la historia es una experiencia inigualable y un privilegio"

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