De botas, bodegas y belgas

El Rebusco

La ‘cuna’ de los vinos nobles

Steenackers y Severyns, dos belgas en el Jerez del XIX

El autor del artículo en la pasada edición de Vinoble de 2018.
El autor del artículo en la pasada edición de Vinoble de 2018.
José Luis Jiménez García

30 de mayo 2022 - 03:02

Este año tendremos, por fin, una nueva edición de Vinoble. La XI edición del Salón Internacional de los Vinos Nobles, Generosos, Licorosos y Dulces Especiales, se celebra en nuestra ciudad del 29 al 31 de mayo de 2022.

Este singular evento es el único dedicado en exclusiva a este tipo de vinos, categoría en la que se encuadran los amparados por la Denominación de Origen Jerez-Xérez-Sherry y Manzanilla Sanlúcar-Barrameda, anfitriones de una cita que reúne cada dos años en el conjunto monumental del Alcázar de Jerez a grandes vinos tradicionales de otros lugares de España y el mundo.

El emblema de las bodegas Harveys en la bota del Consejo Regulador.
El emblema de las bodegas Harveys en la bota del Consejo Regulador.

Estos vinos especiales y únicos, considerados por los expertos como los mejores del mundo, aunque unos grandes desconocidos para muchos consumidores, quizás por su complejidad, carecían de ese escaparate mundial, lugar que vino a ocupar Jerez con la creación en 1998 de Vinoble.

Una cita ineludible a la que están llamados los profesionales del sector, y a la que venimos asistiendo desde sus comienzos.

Otra convocatoria relevante en el calendario local en torno a nuestros vinos es la Fiesta de la Vendimia. Un año más perdemos la oportunidad de dedicársela a la ciudad de Bristol, puerto inglés vinculado al comercio del sherry durante siglos, y con el que aún no se ha culminó el proceso de hermanamiento iniciado hace décadas.

Dibujo de Cruikshank con una bota de sherry, 1868.
Dibujo de Cruikshank con una bota de sherry, 1868.

Un elemento fundamental en el comercio del jerez han sido las tradicionales botas de roble americano, donde se ‘acuna’ el vino hasta alcanzar la perfección, en un cuidado proceso controlado por el capataz y el enólogo.

Una de esas botas es la que el artista inglés, George Cruikshank, pinta el interior de gin-shop en 1868. Una serie de grabados realizados por famoso caricaturista para llamar la atención sobre el consumo abusivo del alcohol entre las clases más desfavorecidas.

La bota, con el apelativo de sherry, comparte lugar privilegiado entre otros vinos y destilados.

Anuncio de Rolex con José Ignacio Domecq, 1975.
Anuncio de Rolex con José Ignacio Domecq, 1975.

Como más adelante vamos a dedicar unas líneas a la bodega León Domecq, traigo dos piezas publicitarias alusivas a las bodegas Domecq y a uno de sus más insignes representantes, D. José Ignacio Domecq, conocido como ‘la nariz’, cuyo singular perfil sirvió para publicitar la marca de reloj Rolex en las revistas más difundidas de los años 1975 y 1979.

Y como el famoso brandy de Domecq se anunciaba en la conocida revista argentina Caras y Caretas, en campañas promocionales durante las primeras décadas del siglo XX, contando para ello con la participación de dibujantes y caricaturistas.

Un aspecto estudiado por el historiador argentino Pablo Lacoste en su trabajo Campañas publicitarias de Jerez en el cono sur de América (2020).

Publicidad de Domecq en la revista argentina de Cara y Caretas, 1920.
Publicidad de Domecq en la revista argentina de Cara y Caretas, 1920.

Napoleón en el etiquetado

A principios del mes de julio del 2015, la prestigiosa casa de subastas londinenses, Christie, vendió por 25.000 libras una excepcional botella de vino fechada en 1810. Ésta, junto a otros objetos personales, perteneció a Napoleón, y fue encontrada en el carruaje que el emperador francés utilizó para huir después de la batalla de Waterloo. Según los expertos de Christie la botella, que aún conserva parte de su contenido, es vino de Jerez.

Etiqueta de Osborne con la figura de Napoleón.
Etiqueta de Osborne con la figura de Napoleón.

Valorada entre 10.000 y 20.000 £, fue adquirida finalmente por £ 25,000 por lo que es una de las botellas de vino más caras vendidas en una subasta.

En el 2008 Oficina del Bicentenario 1810-1812 y Eventos de la Diputación se publicó un folleto titulado Guerra y libertad en los vinos del Marco de Jerez, a cargo de la historiadora Ana Gómez.

Entre las etiquetas que ilustran la publicación vemos como sobresale la figura de Napoleón en los brandies de bodegas como M. G. Galán, M. Gil Luque, Bodegas Ruiz, Delage, Sautu, Fernando Mazorra y B. M. Lagos.

O bien los vinos de Hidalgo, y la añada 1730 Napoleón, de Domecq.

Destacamos esta etiqueta de un vino de Osborne inspirada en un retrato del emperador Napoleón.

De estreno y feliz aniversario

Y el Marco de Jerez está de enhorabuena por dos buenas noticias. La primera por el ‘nacimiento’ de una nueva firma bodeguera, la de los hermanos Santiago y Tomás León Domecq.

Un apellido que de nuevo se reivindica en el popular barrio de San Mateo, concretamente con la recuperación de un antiguo casco de bodega, sito entre las calles Justicia y Alcaidesa, de las pocas que quedan aún en intramuros de la ciudad.

Cercana a esta se encuentra también la del almacenista Juan García Jarana, en la calle Colores.

Detalle de las bodegas León Domecq, calle Justicia.
Detalle de las bodegas León Domecq, calle Justicia.

El abuelo, Tomás Domecq, se había establecido como almacenista con el envejecimiento de los vinos y vinagres procedentes de la viña La Compañía, en el pago de Macharnudo junto a ‘El Majuelo’.

El equipo lo forman el enólogo Joaquín Gómez Beser, el director comercial, José Manuel Soto, y un experto capataz.

En este año las bodegas Faustino González, en el barrio de la Cruz Vieja, celebra su 50 aniversario. Un resumen de su historia lo contamos en una anterior entrega de El rebusco.

El doctor Faustino González, con el apoyo de su esposa Carmen García-Mier, decidieron dedicar parte de su tiempo (que no era mucho con tantos hijos) a la crianza de vinos de Jerez.

Las 200 botas de vinos viejos propiedad de la familia Núñez de Villavicencio, conservadas en la bodega del Alcázar, y una viña en el pago de Montealegre para refrescar sus soleras con el mosto nuevo, sirvió para que sus descendientes hayan conseguido unos vinos excepcionales.

Para la ocasión han lanzado el Magnum del Fino Cruz Vieja, edición limitada de 150 botellas procedentes de la primera bota de la solera fundacional de la bodega.

Belgas en el negocio del jerez

Bien es sabido que desde siempre el principal mercado de los vinos del Marco de Jerez en Europa ha sido el Reino Unido. Con Alemania y Holanda el comercio ha sido intenso a lo largo de los años, y en menos medida con Suecia y la Rusia zarista.

En anteriores entregas de El rebusco hemos tenido la oportunidad de tratar de las sagas británicas afincadas en la zona durante generaciones, tanto católicos (Garvey, Gordon, O´Neil, Terry, etc), como protestantes (Williams, Mackenzie, Davies, Ivison, Buck, Campbell...), e igualmente de los holandeses (Hesseslink y De Iong).

Sin embargo, pocos datos disponemos del comercio del jerez en un país como Bélgica.

El profesor Juan Rodríguez García, en su tesis doctoral Comercio internacional del vino, globalización y Denominaciones de origen (2015), reseña el nombre de Steenackers Hnos. en las exportaciones de jerez en los años de 1865/1866, con la cantidad de 53.052 arrobas de vino exportadas por esa empresa.

Carta comercial de la compañía de R. Steenackers, 1908.
Carta comercial de la compañía de R. Steenackers, 1908.

Repasando la prensa local - El Guadalete - en el periodo comprendido entre 1864 y 1914, esta compañía aparece con frecuencia como extractora, pero sin ofrecer más información complementaria.

Gracias a Johan Rens, que recientemente ha viajado a Jerez desde Bruselas para consular los padrones del Archivo Municipal, hemos podido saber algo más de esta familia de comerciantes de vinos de España y Portugal.

Uno de sus miembros vivió por aquí una buena temporada, y hasta casó con una sanluqueña.

Carolus Cornelius Steenackers Van Ranst nació en Niel, en 1820; y con su hermano Casimirus ((Niel, 1819-Schelle, 1887), crearon en 1845 la compañía antes mencionada.

Mientras que Casimir se queda en Amberes, Carlos se afinca en Jerez, previa estancia en Sanlúcar, donde se casaría con Teresa Dutriz Rodríguez.

Viviría en la localidad durante algo más de una década, donde además ejercería el cargo de cónsul a partir de 1869.

Por circunstancias que desconocemos la sucursal jerezana entraría en quiebra lo que le obligó a trasladarse a Paría, donde fallecería en 1881.

Las oficinas estaban ubicadas en la calle Pizarro, 5-9.

En esta aventura empresarial le acompañaba su protegido y hombre de confianza, el joven Johannes Baptista Severyns Beunen (Amberes, 1844-París, 1917), que estaba casado n la también sanluqueña Teresa Matheos Dutriz.

Las dos familias llegarían a compartir la vivienda número 25 de la calle Corredera.

Juan Severyns permanecería en Jerez algunos años más, destacando además por sus habilidades para el canto. Fueron numerosos los alumnos que pasaron por su Academia de Música.

Durante cuatro generaciones, a lo largo de un siglo, los influyentes Steenackers se dedicaron al negocio del vino.

Retrato del comerciante de vinos belga Raymond Steenackers.
Retrato del comerciante de vinos belga Raymond Steenackers.

Para ello, Casimir encargó al arquitecto Jean-Jacques Winders, en 1873, un almacén-bodega monumental de estilo ecléctico y de inspiración clásica. Edificio que se amplió en 1880 formaba un bello complejo entre Sanderusstraat, Solvynsstraat y Lange Lozanastraat. Solo uno de ellos ha sobrevivido al paso del tiempo.

En el artículo reproducimos el retrato de Raymond Steenackers (1851-1904), que continuaría vendiendo nuestros vinos en Bélgica hasta bien entrado el siglo XX.

stats