Jazz

Herbie Hancock

  • Nuevas incursiones de Hancock.

Herbie Hancock ha transitado con éxito los últimos cincuenta años de historia del jazz. Hay quienes en esta frase subrayarían la palabra “jazz”, género que Hancock ha contribuido a popularizar como pocos, atrayendo década tras década a un público amplísimo y diverso (su último disco, River: The Joni Letters, ha ganado el Grammy al mejor álbum –sin el añadido “de jazz”– del año 2008), y quienes destacarían la palabra “éxito”, recelosos del aspecto comercial que a menudo adopta su obra. Pero ambas facetas no son sino caras de una misma moneda: tanto ha extendido Hancock la música que ama, hasta tan lejos la ha llevado, tanto ha crecido su auditorio, que en algunas ocasiones parece no importar –y acaso no importe, en el fondo– si el resultado final puede ser llamado jazz. Sea como fuere, el ecléctico y desprejuiciado Hancock es, eso no lo discute nadie, un músico excepcional a quien el éxito alcanzó, para bien o para mal, pronto, desde el comienzo mismo de su carrera musical.

Nacido en Chicago en 1940, destacó a muy temprana edad como pianista clásico, un niño prodigio que llevaba el blues en la sangre y enseguida se sentiría atraído por el jazz. Con poco más de veinte años –ahí está la portada del disco, las manos diestras y sabias que no parecen pertenecer a ese chaval de rostro imberbe que está sentado al piano–, Hancock ve aparecer su primer álbum, Takin' Off (Blue Note), que comienza con Watermelon Man, tema que se convertiría en un éxito inmediato. Desde entonces, su estilo diáfano, que delata su predilección por el R&B y el funky, le ha reportado una fama inaudita en un músico de jazz.

No por ello ha dejado Hancock de abrir nuevas sendas. Desde su colaboración en el mítico quinteto de Miles Davis en los 60 hasta su reciente homenaje a la música de su amiga Joni Mitchell, pasando por sus eléctricos Head Hunters o su apadrinamiento del neotradicional Wynton Marsalis, Hancock no se ha conformado jamás, manteniendo siempre varios frentes abiertos, a menudo incluso antitéticos. Echemos, si no, un vistazo a los controvertidos años 80: Herbie se pasea por los escenarios, entre sintetizadores y djs que practican el scratching, tocando su clavinet como si de una estrambótica guitarra eléctrica se tratara, interpretando su hit Rockit, pieza pegadiza e ingenuamente electrónica, y por otro lado, gana un merecido Oscar por la estremecedora banda sonora de Round Midnight, el clásico film de Bertrand Tavernier.

Hancock, precursor y referente inexcusable para generaciones de jóvenes músicos dentro y al margen del jazz, suscita controversia, claro. Pocos como él, eso seguro, han sabido combinar tan hábilmente los intereses comerciales y el compromiso musical. Acudirá a Sevilla acompañado por James Genus, Lionel Loueke, Greore Maret y Kendrick Scott. Impredecible, imprescindible.

Programa:

Autor de temas célebres como “Watermelon Man”, “Cantaloupe Island” o “Rockit”, el pianista de Chicago acaba de sumar dos premios Grammy a la larga lista de galardones que ha merecido su extraordinaria carrera, en la que se combinan tradición, innovación y olfato comercial

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios