Reino Unido

Boris Johnson se enfrenta a una moción de censura interna de sus diputados

Boris Johnson.

Boris Johnson. / NEIL HALL, EFE

El primer ministro británico, Boris Johnson, se enfrenta este lunes al mayor desafío a su liderazgo desde que fue elegido en 2019, con la moción de censura interna que un grupo de diputados conservadores ha impulsado para obligarle a dimitir.

A primera hora de la mañana, el presidente del llamado Comité 1922 (que agrupa a los diputados conservadores sin cartera), Graham Brady, confirmó que más del 15% de parlamentarios tories han pedido por carta esa votación.

Para sobrevivir, Johnson necesita el apoyo de al menos la mitad de sus diputados, es decir, 180 papeletas a favor. De lo contrario, deberá renunciar y se pondrá en marcha un proceso interno para elegir al nuevo líder de la formación y jefe de Gobierno.

Esta medida se conoció después de días de conjeturas sobre el futuro político de Johnson una vez que fuese duramente criticado por la funcionaria Sue Gray en su investigación sobre las fiestas en la residencia oficial de Downing Street durante la pandemia (el llamado Partygate) saltándose las normas sanitarias.

Johnson ha descartado dimitir a pesar de las continuas peticiones de algunos diputados conservadores y también de los partidos de la oposición británica.

La creciente impopularidad del primer ministro se hizo tangible el pasado viernes, cuando la multitud reunida en torno a la catedral de San Pablo por la celebración del Jubileo de Isabel II abucheó a Johnson a su entrada al templo.

Una votación anónima

Pese a que los medios británicos auguran que la rebelión no conseguirá descabalgar a Johnson, su posición podría quedar muy fragilizada si un gran número de diputados votan en su contra. La votación es anónima, por lo que ministros y altos cargos del Ejecutivo pueden oponerse a su líder sin que sus nombres salgan a la luz.

En torno a 160 de los parlamentarios tories ocupan algún cargo gubernamental que pondrían en riesgo ante un cambio de líder, algo que los expertos consideran una posible ventaja para Johnson. Si el jefe de Gobierno gana la votación, no podría convocarse una nueva moción contra él en doce meses.

Para el primer ministro, la votación de censura interna supondrá "una oportunidad para poner fin a meses de conjeturas" sobre su futuro político, según su portavoz. "Es una oportunidad para poner fin a meses de conjeturas y permitir que el Gobierno trace una línea y siga adelante, cumpliendo con las prioridades de la gente", indicó la portavoz.

"El primer ministro agradece la oportunidad de defenderse ante los parlamentarios y les recordará que cuando están unidos y centrados en los temas que importan a los votantes, no existe una fuerza política más formidable (el Partido Conservador)", agregó.

El Ejecutivo ha cerrado filas en torno a Johnson, con los pesos pesados explicitando su apoyo al líder, incluidos potenciales candidatos a su puesto, como la ministra de Exteriores Liz Truss.

Los rebeldes

Sin embargo, otros destacados conservadores han anunciado que votarán por la caída de Johnson. La figura más relevante entre esos rebeldes es hasta ahora el diputado y exministro Jeremy Hunt, a quien se considera como uno de los mayores aspirantes a reemplazar al jefe de Gobierno si éste se ve obligado a dimitir.

"La decisión de hoy es cambiar o perder. Yo votaré por el cambio", escribió Hunt en su cuenta de Twitter. El ahora presidente de la comisión parlamentaria de Sanidad considera que los tories van rumbo de perder las próximas elecciones generales. "Las consecuencias de no cambiar (de líder) serán entregar el país a otros que no comparten esos valores (conservadores)", agregó Hunt.

Otro destacado tory en reclamar la salida de Johnson es John Penrose, máximo responsable anticorrupción del Gobierno, quien anunció este mismo lunes su dimisión en una carta dirigida al primer ministro.

Johnson ha convocado a sus diputados en el Parlamento a primera hora de la tarde para tratar de persuadirles en privado para que renueven su confianza en él.

Desde la oposición, el líder laborista Keir Starmer se unió a las voces que piden la caída de Johnson y pidió a los diputados tories que voten contra el primer ministro en la moción.

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