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Las primeras elecciones presidenciales turcas ratifican el poder de Erdogan

  • La Comisión Electoral turca confirma la victoria por mayoría absoluta del hasta ahora primer ministro, por lo que no tendrá que acudir a una segunda vuelta.

No hubo sorpresas: el duodécimo presidente de Turquía es Recep Tayyip Erdogan, hasta ahora primer ministro. Y es el primero en ser elegido por voto popular, en lugar de ser nombrado por el Parlamento. 

Con la casi totalidad de los votos escrutados, Erdogan obtuvo pocas décimas por debajo del 52 por ciento, en todo caso suficiente para hacerse con el triunfo en primera vuelta, sin necesidad de una segunda ronda. 

Así lo confirmó tras el cierre de las urnas el presidente del Consejo Electoral, Sadi Güven, en declaraciones a la agencia semipública Anadolu. 

Horas después, Erdogan se dirigió al público desde el balcón de la sede de su partido en Ankara, para agradecer su triunfo a los votantes y calificar el día de "histórico". 

"Doy las gracias a todos los que votaron, no importa si votaban por mí o por los demás", subrayó, para apelar a dejar atrás "las viejas discusiones" y caminar hacia "un gran consenso". 

"Todos los ciudadanos de este Estado, tanto musulmanes, como cristianos, kurdo, alevíes, suníes, griegos o armenios, todos somos ciudadanos de Turquía", agregó. 

"Esto significa unidad dentro de la pluralidad", indicó el primer ministro, en un discurso de tono más conciliador que sus últimos mítines. 

"Hoy se cierra un periodo y se abre otro nuevo, una nueva etapa feliz para Turquía y nuestra nación", destacó quien fue primer ministro durante casi 12 años. 

El rival más cercano de Erdogan, Ekmeleddin Ihsanoglu, académico y ex secretario general de la Organización de la Cooperación Islámica, se quedó en un 38,5 por ciento de los votos. 

Es un resultado modesto, habida cuenta de que Ihsanoglu era el candidato de consenso de los dos mayores partidos de la oposición, el socialdemócrata CHP y el nacionalista MHP, cuyos votos combinados en las elecciones locales de marzo pasado alcanzaron el 43 por ciento. 

Pero el perfil conservador y algo difuso de Ihsanoglu, cuya principal consigna era la necesidad de reconciliar todos los sectores de la sociedad, desilusionó a numerosos votantes habituales del CHP. 

Algunos prefirieron votar por el tercer candidato, Selahattin Demirtas, una pujante promesa de la izquierda kurda, que finalmente obtuvo un 9,8 por ciento. 

Supera así netamente el techo electoral de los partidos kurdos que lo respaldan, tradicionalmente situado alrededor del 6,5 por ciento. 

Erdogan se ha visto favorecido por una menor participación electoral, del 73 por ciento, claramente por debajo del 89 por ciento registrado en las municipales de marzo. 

La falta de interés se debe en parte a la fecha veraniega: en agosto, numerosas familias turcas, sobre todo las de clase media liberal, normalmente poco propensos a votar a Erdogan, estaban en la playa, lejos de sus hogares. 

Pero también parece que Ihsanoglu no ha conseguido despertar pasiones entre sus potenciales votantes, de los que algunos se decidieron por Demirtas, en su lugar. 

Ihsanoglu concedió la victoria a su rival en una breve alocución, al que felicitó y le deseó éxito mientras que Demirtas prometió seguir en la brecha. 

"Casi hemos alcanzado nuestro objetivo", aseguró, en referencia al simbólico 10 por ciento, umbral electoral para los partidos turcos en las elecciones nacionales. 

"La mano que extendieron los kurdos ha sido aceptada por turcos en todo el país; en todas partes escuchan nuestros principios. Esto es un salto hacia el futuro. Así emerge una oposición principal en Turquía para las elecciones de 2015", aseveró el político kurdo. 

"Esto no es el fin. La lucha acaba de comenzar. Nadie debe temer al 'hombre único': nosotros, todos los oprimidos, estamos unidos frente a la opresión del 'hombre único'" prometió, en referencia a Erdogan y a su aspiración de acumular todo el poder. 

La victoria de Erdogan le confiere una nueva legitimidad para los próximos cinco años y favorece sus sueños declarados de mantenerse en el poder hasta el año 2023, centenario de la fundación de la Turquía moderna. 

Recogerá el testigo de su predecesor y antiguo compañero de partido, Abdullah Gül, el 28 de agosto. 

Hasta esa fecha, Erdogan no sólo tendrá que rescindir los vínculos con su partido, el islamista Justicia y Desarrollo (AKP), como exige la Constitución, sino decidir también quién le reemplazará en el cargo de primer ministro. 

Pero pocos dudan de que seguirá moviendo los hilos desde el palacio presidencia. 

Ya ahora, simpatizantes y detractores se refieren a Erdogan como "el sultán", en una alusión a sus sueños de grandeza inspirados en los otomanos.

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