Presupuestos participativos

"Es mejor un proceso más pequeño pero que se ejecute"

  • David Aurusa forma parte de la consultora Enreda, que trabaja en muchas de las dinámicas participativas en las cuentas municipales gaditanas

Compañeras de Enreda durante la dinamización de un proceso de reforma del reglamento de participación

Compañeras de Enreda durante la dinamización de un proceso de reforma del reglamento de participación

–¿Cómo se están haciendo las cosas en la provincia con los presupuestos participativos?

–La provincia de Cádiz se ha convertido en una de las más interesantes y avanzadas, donde hay más ayuntamientos con este tipo de procesos. Es verdad que en fases muy distintas. Por ejemplo Conil tiene una experiencia de más de una década con un proceso muy asentado, mientras otros ayuntamientos solo llevan un año y todavía con poco alcance tanto a nivel presupuestario como de participación.

–¿Cómo se explica?

–Hay que reconocer el papel de la Diputación que al sacar subvenciones para facilitar estos procesos han conseguido que muchos ayuntamientos puedan decidirse a dar el salto. En España creo que no hay ninguna institución que esté haciendo algo similar. Al entrar en vigor la nueva ley andaluza de participación ciudadana se extenderán más. La Diputación, tanto con las ayudas como con la formación para que lo técnicos municipales conozcan las bases, ha extendido mucho esta práctica a cada pueblo en función de sus posibilidades. Porque para hacer cualquier cosa de administración pública hace falta recursos, ya sea de tiempo o de dinero. Los procesos para trabajar con la ciudadanía necesitan tiempo. Así, a lo mejor hay procesos que duran una semana, son casi simbólicos y deciden que se gastan 5.000 euros por poner una cifra.

–Un ejemplo de buenas prácticas en la provincia...

–Me parece muy interesante el proceso de Tarifa porque es uno de los pocos de los que hay que son sectoriales. Esta es una fórmula muy interesante.Te permite trabajar de un modo más avanzado a nivel metodológico. En el área de Juventud, por ejemplo, se hace dentro de las aulas, en los institutos, y te acercas a la metodología especializada para ellos, lo que hace que funcione mejor.

–Voy a ponerle en un brete, ¿y una mala?

–Uff (risas). No se me viene a la cabeza pero cualquiera que no ha tenido continuidad o que no ha ejecutado lo que ha decidido la gente, ese el peor proceso. Si haces que la gente trabaje, proponga, vaya a asambleas, le dedique tiempo, y luego no les das una devolución para saber qué ha pasado con esas propuestas, malo. Es mejor un proceso mas pequeño pero que lo que se dice que se va a hacer se haga. Hay procesos que se han inciado sin una asignación presupuestaria previa. Les dices a la gente que envíe propuestas y luego ya se verá lo que se puede hacer y lo que no. Así las propuestas más votadas, que suelen ser las más grandes, luego no se pueden hacer y crea frustración.

–En Cádiz empezaron los procesos ciudades grandes que luego no funcionaron...

–En Jerez empezaron con un proceso muy grande, muy bonito, pero luego hubo problemas porque no se habían ejecutado. La provincia tuvo una tendencia al revés que en España, donde se comenzó por pueblos pequeños más acostumbrados a estructuras asamblearias.

–¿Qué tiene de especial la provincia?

–El modelo Conil ha hecho que los procesos sean diferentes aquí. En los últimos años, desde que Madrid implantara su proceso, se ha extendido que las votaciones se hagan mediante plataforma digital o en urna. Aquí los pueblos mantienen la parte deliberativa en asamblea por imitación.

–¿Qué procesos lleva Enreda aquí?

–La reforma del reglamento de participación en Cádiz y Diputación, los presupuestos participativos de Tarifa, Bornos, Alcalá del Valle y de los Gazules, Paterna y Algar, las plataformas consul de Arcos, Cádiz y El Puerto y procesos urbanísticos en Rota y Bornos.

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