San Fernando

Hipnosis musical con la Film Symphony Orchestra en Bahía Sound en San Fernando

La Film Symphony Orchestra, en Bahía Sound.

La Film Symphony Orchestra, en Bahía Sound. / Ayuntamiento San Fernando

Anuncia Constantito Martínez-Orts, director de la Film Symphony Orchestra, que el concierto va a ser un "viaje que va a valer la pena". Es cierto, quienes asisten a la cita del Bahía Sound vivirán a lo largo de unas dos horas un viaje por la memoria y las sensaciones. Las bandas sonoras de películas y series que en esta ocasión propone el grupo con Fénix recuperan recuerdos y despiertan sentimientos, tanto los que la música transmite como los que para cada uno representa.

Bahía Sound vuelve a vivir una noche mágica, con un público encantado que responde con sus silencios rotundos, sus aplausos y sus murmullos de aprobación a la Film Symphony Orchestra. Un "problema técnico interno" había retrasado la hora de entrada al recinto y provocado largas colas en el exterior por lo que el director pide disculpas. La expectación no ha bajado lo más mínimo, más allá de algunas personas que llegaron a mostrar su malestar en los accesos. Otros sin embargo disfrutan incluso con los carteles promocionales del nuevo show musical que está a punto de estrenar, Krypton, "la próxima semana en Madrid". La suspensión por el fuerte levante de la cita prevista en San Fernando en julio les ha obligado a alargar esta gira con la que cierran un año de conciertos. Con Fénix quisieron mostrar el "resurgir del arte en vivo".

Si el título ya lanza un mensaje, este se redunda con algunas de las piezas. Como la suite que interpretan de Matrix, la película de 1999, que recuperan tras el estreno en diciembre de Matrix Resurrección. Como el Buongiorno, principessa de La Vida es Bella y la "esperanza" que deja.

"¿A qué suena un destello?", pregunta Martínez-Orts cuando habla de Matrix y el ingenio de su compositor, Don Davis, para captar las maneras diferentes de hacer una película. "Un trabajo de orfebrería", apunta sobre Patrick Doyle y la obertura escogida de Muchos ruidos y pocas nueces, en referencia a los cortes de la música, los cambios de tempo y otros recursos usados para ajustarse a la escena de la película que lo acompaña.

Resulta todo un espectáculo escuchar al director, compositor y divulgador musical, cómo describe esas escenas y sus músicas, cómo vive las bandas sonoras mientras las cuenta al público, cómo dirige y cómo responden sus músicos. Un ejemplo claro es la explicación de Chevaliers de Sangreal y el Código Da Vinci.

Todo acompaña en el concierto: los movimientos de Martínez-Orts, los juegos de luces, la puesta en escena de la banda y el virtuosismo de los músicos. Es hipnótico, en los momentos suaves (el Vals Lento de Fascinación) y los momentos grandilocuentes (la Marcha de John Wayne de El fabuloso mundo del circo). Es evocador y permite que por la mente de quienes han visto Los Bridgerton pasen las imágenes de Simon, Daphne, Anthony Bridgerton o Lady Danbury; o de Máximo Décimo Meridio, de Gladiator; o de Murdock, MA, Hannibal o Fenix, del Equipo A.

Las bandas sonoras transmiten amor, paz, tristeza, suspense, dolor, miedo, heroísmo. La Film Symphony Orchestra vive todos esos sentimientos y los hace vivir. A veces sorprende a su público que la escucha con una sonrisa inconsciente en la boca.

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