"Nadie amenazaba", dicen los acusados de obligar a rumanas a prostituirse

"Me dijeron que venía a trabajar en una pizzería y no era eso", relata una denunciante

T. Ramos / Cádiz

09 de noviembre 2011 - 05:01

Dos mujeres y un hombre acusados de obligar a jóvenes rumanas a prostituirse en casas de citas que regentaban en varias poblaciones, entre ellas Jerez y Rota, negaron ayer en la Audiencia Provincial de Cádiz que amenazasen a esas chicas y también que las coaccionasen y que les pegasen para que hiciesen un trabajo que ellas no querían hacer. Los procesados, para quienes el fiscal solicita seis años de prisión, aseguraron que las chicas trabajaban voluntariamente como prostitutas. Dos de las jóvenes denunciantes coincidieron en relatar que las engañaron en su país: les dijeron que venían a España a trabajar en una pizzería de Jerez.

"Al llegar vi que no era una pizzería. Había más mujeres allí. Yo no quería trabajar en eso. Pero no tenía nada. No tenía trabajo. Sólo me daban bocadillos de salchichón para comer. Tuve que trabajar allí porque no tenía otra cosa", explicó ayer, en la primera sesión del juicio, una testigo.

La mujer contó que permaneció así, en Jerez, dos o tres meses. Que le daba a una acusada el 50% de lo que ganaba y que también le iba reintegrando los gastos del viaje, que los procesados le habían pagado. La testigo dijo que los acusados grababan imágenes de ellas con clientes y que a ella la amenazaron con mostrárselas a su familia, en Rumanía, si se negaba a continuar.

No obstante, la mujer también explicó que durante un tiempo ella fue encargada de la casa de citas de Jerez y después de otra en Rota. El abogado defensor de los acusados le preguntó sobre esa actividad que contrasta con la imagen de una persona obligada a prostituirse. Había chicas de otros países en los pisos de los que ella era la encargada, reconoció la testigo. Y sí, ella recogía la mitad del dinero que ganaban y se lo entregaba al procesado. Pero no, no estaban obligadas a prostituirse esas chicas de las casas en las que ella era la encargada, aseguró.

Otra testigo afirmó que estuvo dos o tres meses en Jerez obligada a prostituirse. Pero que después también fue encargada de otra casa de citas, en la que no se planteó, dijo, si las chicas que había allí estaban o no obligadas. Un día, el procesado le pegó y se fue de la casa, aseguró la mujer.

Un policía declaró que cuando dos jóvenes rumanas denunciaron en 2008 que ejercían la prostitución coaccionadas, y arrancó así la investigación del caso, las vio muy asustadas. "Era gente muy violenta y ellas tenían miedo. Oí incluso un mensaje de voz con amenazas", explicó el agente.

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