-
La dirección de Navantia confía en los proyectos off-shore como revulsivo para darle actividad al astillero de Navantia Puerto Real ante las dificultades para lograr contratos de construcción de barcos. La empresa pública emprendió hace casi una década una tarea de diversificación cuyo último fruto es el anuncio de que la empresa Ocean Winds ha reservado espacio en la factoría para iniciar en 2023 la construcción de las cimentaciones de las subestaciones de dos parques eólicos marinos en Francia.
Las obras off-shore realizadas hasta el momento en Puerto Real han dejado de casi 180 millones de euros en la industria naval de la Bahía. El proyecto más importante en horas de trabajo fue el primero, el de la construcción de la subestación Andalucía para el parque eólico Wikinger, promovido por Iberdrola en el mar Báltico, que supuso un millón de horas de trabajo entre diciembre de 2014 y agosto de 2016. Hasta 46 empresas participaron en el proyecto, generando un pico de 1.627 empleos y un impacto de 50 millones de euros. Esta infraestructura de distribución eléctrica de unas 8.500 toneladas –más pesada que la Torre Eiffel y la Estatua de la Libertad juntas– es el corazón energético del parque eólico marino Wikinger, un proyecto renovable de 350 megavatios desarrollado por Iberdrola en el mar Báltico.
A continuación vino la subestación Andalucía II, también para Iberdrola pero para el parque eólico marino East Anglia One, en la costa oeste de Inglaterra. Este proyecto generó un impacto de 55 millones de euros, con 1.687 trabajadores de 53 empresas diferentes, acumulando 774.000 horas de trabajo.
Su función consistie en recoger la energía eléctrica producida por 102 aerogeneradores y transformar la tensión de 66 kV a 220 kV. Posteriormente, la electricidad se transmite por un cable submarino hasta tierra. ‘Andalucía II’ fue en su momento la mayor subestación marina en corriente alterna construida en el mundo, con un diseño innovador que permitió lograr una estructura más compacta (unas 3.900 toneladas de peso).
En febrero de 2019 arrancó la obra de Kincardine. Aunque sus dimensiones fueron mucho más modestas en comparación con las anteriores (89.200 horas, siete millones de euros de impacto y trece empresas), supuso un hito ya que se trataba de la primera estructura flotante ensamblada en Puerto Real para un parque eólico off-shore. El encargo formaba parte del contrato que Cobra Wind International, filial de ACS, adjudicó a Navantia pasado para construir cinco plataformas, de las que cuatro se elaboraron en Fene.
El proyecto de la estructura flotante de Kincardine coincidió con la fabricación de veinte jackets subcontradas por Smulders para el parque eólico Moray Firth East, al que se dedicaron 136.000 horas de trabajo, con once empresas implicadas, generando 644 empleos y un impacto de 25 millones.
La última obra acometida en Puerto Real para el negocio off-shore fue la subestación eléctrica encargada por las empresas noruegas Equinor y Aibel destinada al campo petrolífero Johan Sverdrup. Fue un proyecto muy exigente que requirió un notable sobreesfuerzo a la empresa y a la industria auxiliar para recuperar el tiempo perdido por el cierre del astillero a causa del confinamiento por la pandemia de Covid-19 y mitigar el impacto de la huelga de las contratas de agosto de 2020. A ello se sumaron los altos requerimientos tanto de calidad como de seguridad laboral que demandaban los contratistas. La obra generó 2.325 empleos, con 830.000 horas de trabajo y 41 empresas implicadas, dejando un impacto de 40 millones de euros. El módulo, de 4.500 toneladas, forma parte de la estructura que suministrará energía a cinco plataformas de extracción de este campo petrolífero, considerado el más importante de Noruega.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios