Shin-Chan la lía en la Sierra
Historias de Cádiz-Herzegovina | Capítulo 2
La anulación de un voto que incluía un menosprecio a Zapatero le terminó dando al PSOE la Alcaldía de Zahara y de rebote la Mancomunidad serrana en 2007
El controvertido voto de Shin-Chan a favor del PP fue validado en primera instancia para ser anulado luego en instancias judiciales superiores
"Nunca estuvo tan vacío el pantano de Zahara de la Sierra, es muy preocupante"
Así fue la Reconquista de Zahara de la Sierra a través de la inteligencia artificial
No hay constancia oficial de que hubiera carcajadas en aquella reunión del Tribunal Constitucional, pero no sería de extrañar que alguna sonrisa sí se escapara entre los integrantes de la mesa. Estamos en julio de 2007, en pleno verano en Madrid, y los magistrados debían resolver los diferentes recursos planteados por toda la geografía nacional contra el escrutinio de las elecciones municipales del 27 de mayo de ese año. Y en un momento de la reunión el secretario diría algo así: "Continuamos con el siguiente punto del orden del día. Corresponde al recurso de amparo que ha presentado el Partido Popular contra los resultados de las elecciones municipales en Zahara de la Sierra, localidad de la provincia de Cádiz. Vamos, que se trata del famoso voto de Shin-Chan, para que nos situemos todos. ¿Quién abre el debate?"
Travieso, transgresor, ingenioso e inteligente. Así es como Yoshito Usui plasmó la figura de Shin-Chan, un personaje de manga de apenas cinco años de edad que vivía con su familia en la localidad japonesa de Kasukabe. Aquella serie tuvo cierto impacto a principios de este siglo en la sociedad española. Y se supone que también lo tendría en Zahara de la Sierra, donde alguien quiso emular las andanzas del famoso personaje nipón. Posiblemente sería alguien igualmente travieso e ingenioso, pero, a diferencia del protagonista del manga, no muy inteligente. Y es que ni por asomo podía imaginarse el Shin-Chan de la Sierra la que liaría en las elecciones municipales de aquel año porque no sólo provocó un vuelco en la Alcaldía de Zahara sino que frustró cualquier opción de cambio político al frente de la Mancomunidad serrana.
A mediados de 2007 Zahara de la Sierra cumplía ya cuatro años sin un alcalde socialista. En las elecciones municipales de 2003 el PSOE había perdido la mayoría absoluta en este pueblo, el cuarto menos habitada de la provincia gaditana, merced a un pacto entre los cuatro concejales del PA y el único representante del PP que había llevado a la Alcaldía al andalucista Antonio Olid, poniendo punto y final a 12 años de mandato del socialista Juan Nieto.
En 2007 las cartas estaban desveladas, el PA y el PP apostaban por reeditar el acuerdo de gobierno y el PSOE era consciente de ello. Y el escrutinio de aquella noche electoral confirmaba los malos presagios para los socialistas, que no alcanzaban la mayoría absoluta por un solo voto, dejando así el camino expedito para la reelección de Olid como alcalde con el apoyo de nuevo del PP.
Pero como la Alcaldía se quedó tan cerca que casi la podían tocar con las manos, los socialistas se pusieron como locos a rebuscar las actas de aquella jornada electoral a la caza de algún detalle que pudiera anular alguno de los votos recibidos por sus adversarios. Y ahí apareció la firma del Shin-Chan de la Sierra, dando inicio a un culebrón que se prolongó por espacio de un par de meses.
La papeleta en cuestión era una a favor de la candidatura local del PP que encabezaba Francisca Jiménez y en la que el votante escribió en su parte inferior: Zapatero, Zapatero, multiplícate por cero, firmándolo erróneamente como Chin-Chang. En el recuento de la jornada laboral ese voto fue dado por válido por el presidente de la mesa electoral B de Zahara de la Sierra con la anuencia de todos los interventores. Pero en el PSOE se dieron cuenta rápidamente de que si se lograba la anulación de esa papeleta, habría vuelco político a la vista.
Y es que con ese voto anulado, en aplicación de la ley D’Hondt y por un estrechísimo margen de dos décimas de punto, el PP perdería su única acta de concejal, quedaría por tanto fuera del salón de plenos y los beneficiados serían el PSOE, que ataría la mayoría absoluta con cinco concejales de nueve (el PA se mantendría con cuatro), aupando así a la Alcaldía a Pepi Calle, la persona elegida ese año para relevar a un Juan Nieto que había optado por un descanso en su carrera política.
Además, si lograba amarrar la Alcaldía zahareña el PSOE se aseguraría de rebote conservar la Presidencia de la Mancomunidad de la Sierra de Cádiz. Como esta comarca cuenta con 19 localidades, y como en su junta general sólo hay un representante por cada municipio, si algún partido conseguía diez alcaldías se aseguraría mandar en este ente supramunicipal. Y el PSOE, que temía una alianza a tres bandas entre PP, IU y PA para arrebatarles el poder, porque ya había sucedido en algún pueblo serrano, sólo contaba con nueve regidores, por lo que la Alcaldía de Zahara valía doble. Y empezó la lluvia de recursos.
El primer paso tenía que ser la Junta Electoral de Zona, en Arcos. Pero el PSOE empezó pinchando en hueso porque sus alegaciones fueron rechazadas. En paralelo, y sabedores de que su gobierno de coalición pendía de un hilo, el PP y el PA se subieron al mismo tren y plantearon la anulación de dos votos para el PSOE que fueron igualmente validados la noche electoral: en uno de ellos alguien escribió en diagonal la palabra Paz sobre la candidatura socialista y el otro incluía en el sobre la papeleta del PSOE junto a media papeleta del PA. Aquí la Junta Electoral de Zona mantuvo la validez del voto del pacifista pero por el contrario anuló el otro, el que incluía la media papeleta del PA, aunque ese voto jamás terminaría siendo descontado del recuento.
Pero populares y andalucistas eran sabedores de que si el voto de Shin-Chan era tumbado en alguna de las siguientes instancias, ya no les valdría con la nulidad de una de las papeletas del PSOE sino que precisarían que no se computara ninguna de las dos. Las cosas de la ley D’Hondt y de sus coeficientes.
Todo cambió cuando el voto de Shin-Chan llegó a la Junta Electoral Central. Ahí la impugnación presentada por el PSOE sí tuvo efecto porque el famoso voto que incluía ese menosprecio a Zapatero quedaba automáticamente anulado. "Los votos no puede contener alteraciones que resulten incompatibles con la exigencia, reiteradamente declarada por el Tribunal Constitucional y por esta Junta, de un mínimo de seriedad en el ejercicio del derecho del sufragio, lo que no sucede en el caso examinado", resumía la Junta Electoral Central para justificar su decisión. En pleno domingo de Corpus en Zahara, el 10 de junio de ese año, se conocía la noticia y la alegría se desbordaba en las filas socialistas. Y no era para menos porque la anulación de ese único voto confirmaba el giro político en este municipio serrano: el PP perdía su único concejal y el PSOE llegaba a la mayoría absoluta.
Las reacciones ante la decisión de la Junta Electoral Central no se hicieron esperar. Pepi Calle, la candidata socialista, veía lógico que se anulara el voto de Shin-Chan "porque era un insulto que contradice la ley electoral y su validez podía crear precedentes". Y Antonio Olid, que veía que empezaba a despedirse de la Alcaldía, no dudó en calificar de "chapuza jurídica en favor del PSOE" la postura de la Junta Electoral Central.
Pero la batalla no acabó ahí. El voto del Shin-Chan serrano siguió viajando. Primero lo hizo a la Sala de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), hasta donde llegaron los recursos contra la proclamación de concejales electos presentados por el PA y por el PP. Aunque por separado, estos dos partidos venían a decir que el derecho al sufragio debía prevalecer por encima de todo y que la frase del Shin-Chan serrano tampoco era un insulto claro a Zapatero. Y entendían igualmente que si este voto era anulado también debía serlo el del PSOE con el lema Paz.
La apertura de esta vía judicial impidió que la investidura en Zahara pudiera celebrarse a los 20 días de la jornada electoral, aplazándose hasta el 6 de julio. Antes de esa fecha tenía que pronunciarse el TSJA que, para sorpresa de todos, ni siquiera entró en el fondo de los recursos planteados. Ambos eran rechazados pero por un defecto de forma. El tribunal entendía que ni el PA ni el PP habían agotado la vía previa que hubiera sido la presentación de un recurso ante la Junta Electoral, por lo que consideraba inadmisibles ambos recursos.
El dictamen del TSJA originó que el PP recurriera a su última bala, que era presentar un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional. Pero ello no impedía que el 6 de julio se celebrara la investidura de Pepi Calle como nueva alcaldesa en un pleno en el que se ausentaron los cuatro concejales del PA en protesta por la decisión de la Junta Electoral Central.
Pero ya nada cambiaría porque el Tribunal Constitucional también vio nulo el voto de Shin-Chan. En su dictamen el tribunal hizo notar su más "severo y tajante reproche" a la forma en que se desarrolló en este caso el ejercicio del derecho de sufragio, "sin la seriedad precisa que requiere su trascendental y nuclear papel en una sociedad democrática y sin el respeto debido a quien ostenta la Presidencia del Gobierno de la Nación".
Y ahí acabó la historia. Pepi Calle fue alcaldesa, Alfonso Moscoso fue reelegido presidente de la Mancomunidad y la maldición del Shin-Chan serrano parece que aún sigue presente porque desde ese 2007 el PSOE jamás ha perdido el poder en Zahara de la Sierra. Pepi Calle estuvo cuatro años en la Alcaldía (2007-2011), después regresó Juan Nieto (2011-2019) y el alcalde actual, Santiago Galván, lleva cinco años en el cargo.
Yohito Usui, el creador del verdadero Shin-Chan, falleció en 2009. Es posible que jamás se enterara del revuelo electoral que otro Shin-Chan había provocado dos años antes en un pueblo de menos de 1.500 habitantes del sur de España. Y es que, como dice la copla, "Kasukabe es Zahara de la Sierra con más terremotos y Zahara de la Sierra es Kasukabe con más recursos electorales".
Ah, la identidad del Shin-Chan serrano jamás fue desvelada. "Estará arrepentido", llegaron a decir en su pueblo. A saber.
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