Afemen se queja de que la atención a la enfermedad mental dentro de las prisiones ha llegado con mucho retraso y pocos recursos, y más en una provincia como la de Cádiz, que concentra cuatro de las 14 prisiones que hay en Andalucía y dos de los tres CIS de la comunidad autónoma. Curiosamente existe un convenio de 2006 entre la Junta e Instituciones Penitenciarias para esta atención, en el que se contemplaba la creación de una comisión de seguimiento a nivel autonómico, que sólo se reunió una vez, en 2007, precisamente para su constitución y una segunda, en 2009. Mientras, la comisión provincial mantuvo un solo encuentro, en 2007, con la participación de Afemen. "Y ya no tenemos constancia de posteriores reuniones. Es decir, aquel convenio, que se anunciaría a bombo y platillo, quedó en nada", lamenta García. Con el programa Paiem, la atención a estas personas ha dado sus primeros pasos pero con pocos recursos, como lo demuestra que Afemen colabora en el mismo con una subvención del Gobierno, a través del IRPF, de apenas 6.600 euros anuales. "El protocolo de actuación, que es de Instituciones Penitenciarias, recoge, como parte importante en el desarrollo de los programas de rehabilitación y reinserción social de estas personas, la colaboración de Afemen, pero no tenemos medios para ello. Desde Instituciones Penitenciarias nos vieron como una piedra de salvación, pensaban que teníamos muchos recursos, pero lo que nosotros tenemos es muchas ganas para hacer las cosas, vocación profesional pero pocos o casi ningún medio", explica el director de Afemen, reiterando una queja que es común a muchas entidades sociales. "Cubrimos unas carencias de las Administraciones en la atención directa a las personas con enfermedad mental y a sus familiares, porque somos los primeros que percibimos esas necesidades y nos sentimos impotentes ante la falta de respuesta en algunos casos del sistema, pero ni nosotros somos el SAS, ni Faisem".

No les ocurre sólo en esta parcela de las prisiones. Afemen se encuentra ahora mismo atravesando una etapa complicada. El cierre del grifo de las subvenciones con la llegada de la crisis ha provocado que desde 2008 la asociación haya reducido su presupuesto a la mitad, al igual que su plantilla, que pasó de 30 profesionales en toda la provincia a los 15 actuales, que además llevan varios meses sin cobrar debido a los problemas económicos de la asociación por ayudas que no llegan. "Después de 25 años de historia y gracias a nuestro trabajo profesional, nos hemos ido ganando una credibilidad y nuestra parcelita dentro de Salud Mental. Cuando vamos a las unidades de Salud Mental del SAS y a otro tipo de instituciones tienen en cuenta nuestra opinión no sólo desde el punto de vista de las necesidades y carencias del familiar sino también desde un punto de vista más profesional; es decir, que también nosotros tenemos algo que decir en las mesas de coordinación en las que estamos con la Fundación Faisem, los equipos del SAS o los servicios sociales de los ayuntamientos. Sin embargo los medios con los que contamos son muy escasos".