Tribunales

Juicio a un clan de La Línea por contrabando de tabaco

  • La Fiscalía pide penas de cárcel que oscilan entre los 13 y los 5 años

Tabaco de contrabando intervenido en un operativo policial.

Tabaco de contrabando intervenido en un operativo policial. / D.C.

Dieciséis personas pertenecientes a los clanes de los Novalios, los Tatos y La Línea se enfrentan a penas de entre 13 y 5 años de cárcel y multas de hasta 3,4 millones de euros por contrabando de tabaco, blanqueo de capitales, banda criminal y tenencia de armas, delitos por los que serán juzgadas en Sevilla.

La Audiencia de Sevilla ha reservado ocho días para juzgar, entre otros, al matrimonio formado por Eugenio N.C. y Eusebia F.G., sus hijos y sus nueras, todos miembros de los Novalios, cuya “única actividad profesional conocida” es el tabaco ilegal, según la Fiscalía.

En su calificación provisional, el fiscal cuenta que el patriarca y su hijo Eugenio N.F. eran los “coordinadores y directores” de toda la organización y almacenaban la mercancía en sus casas de Tomares y Castilleja de la Cuesta. El clan la vendía después en el mesón Los Novalios, en Camas, y en un quiosco en Mairena del Aljarafe.

Los acusados por parte de los Tatos, que operaban desde Sevilla capital, son los hermanos José y Juan A.N., su madre, sus parejas y la suegra del primero.

Los cuatro procesados del clan de La Línea, por su parte, ocultaban el tabaco en “un lugar desconocido” de Cádiz y después se lo llevaban a las dos familias sevillanas.

Los grupos estaban “perfectamente interrelacionados”, de modo que el patriarca de los Novalios “armonizaba y coordinaba todas las operaciones” y su hijo Eugenio “contactaba con los otros clanes y encargaba los envíos”.

Casi todos los enjuiciados “cooperaban de forma relevante” en el contrabando, que les reportaba “importantes beneficios”.

Para blanquear esas ganancias, delito en el que no participó el clan de La Línea, los Novalios “compraban inmuebles y vehículos” o invertían el dinero en productos financieros, mientras que los cabecillas de los Tatos “convencieron” a sus parientes para que  pusieran a su nombre “vehículos, fincas, dinero y enseres”, según el fiscal.

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