Con una feria de por medio, y con un Pleno de Investidura en el que el desenlace estaba anunciado desde prácticamente el mismo día de las elecciones municipales a finales de mayo, la sesión plenaria se desarrolló ayer sábado a partir de las once de la mañana en un ambiente más protocolario y sobrio de lo que estos plenos extraordinarios suelen ser.

Muestra de ello fue que, más allá de la nutrida representación de las autoridades políticas y los agentes económicos y sociales de la ciudad que asistió al acto en el interior del salón de plenos, apenas unos cuantos ciudadanos y simpatizantes de las diferentes formaciones políticas se dieron cita en el atrio del Ayuntamiento para seguir el desarrollo del pleno en la pantalla instalada al efecto, ni tampoco fueron muchos los que se acercaron hasta las puertas del Consistorio para curiosear sobre la nueva corporación.

No obstante, una vez cumplido el trámite de los saludos y las felicitaciones, así como el de las fotos en el salón de plenos y en el atrio del Consistorio, las celebraciones, más o menos concurridas, se trasladaron al recinto ferial, donde los diferentes grupos municipales, al menos aquellos que tenían motivo para la celebración, llevaron a cabo sus respectivos encuentros, con la presencia de familiares, militantes y simpatizantes en torno a una copa de vino y una sevillana.