Paco Pérez Valencia es, en el más estricto sentido, un hombre completo del Arte. Me explico. Como museógrafo viene demostrando desde hace tiempo que es uno de los de mayor potencial creativo y alcance, concediendo a sus actuaciones una dimensión moderna y absolutamente diferente; algunos de sus montajes forman parte de nuestro más reconfortante imaginario - exposición de Luis Gordillo en el Reina Sofía -; es profesor eminente de un amplio abanico de materias relacionadas con lo artístico; es genial dinamizador y especialísimo motivador para que los más diversos asuntos lleguen a las más amplias parcelas profesionales; es gestor de acciones artísticas en la Universidad de la Emoción, una institución académica de máxima pluralidad; es lúcido articulista con el Arte como especial centro de interés y, por supuesto, es un artista en activo con muy abierto patrimonio de actuación. Por eso el nombre de Paco Pérez Valencia lo podemos encontrar en los más diversos postulados que el Arte puede desarrollar. Y, además, todo lo hace con absoluta cercanía, sin falsos elitismos y encorsetados divismos.

En esta ocasión su protagonismo viene dado por su comparecencia expositiva en el MAD antequerano - Museo de Arte de la Diputación de Málaga -; un espacio creado en el antiguo Palacio de los Colarte, edificio del siglo XVIII, para albergar la completa colección de Arte de la institución provincial malagueña y que cuenta, como es de obligado cumplimiento en todo museo moderno, con espacios para exposiciones temporales que, en el MAD de Antequera, se lleva a cabo de manera continuada y permanente.

PACO PÉREZ VALENCIAMAD.ANTEQUERA

La creación artística de Paco Pérez Valencia es muy amplia formal y conceptualmente. Por su historial creativo, como ocurre con su multidisciplinar profesional, no pasa por un único proceso. Lo hemos visto como pintor de muy amplio espectro, con incursiones tanto figurativas como de índole abstracta; su patrimonio como dibujante es extensísimo, accediendo desde el dibujo a las más abiertas posiciones estéticas; es un creador de actuaciones e intervenciones espaciales, poderosas instalaciones que argumentan sabias situaciones intelectuales; incluso, la escultura forma parte de sus vasto sentido artístico, bien como elemento conformante de sus expectantes acciones o como realidad formal única de máxima fortaleza material.

La exposición que se presenta en el MAD de Antequera nos conduce, esta vez, por unas poderosísimas pinturas que afrontan, de forma ecléctica, diversos planteamientos pictóricos con gestuales desenlaces plásticos y formales. La muestra, instalada con la trascendencia del que conoce como nadie los entresijos de la museografía moderna, nos presenta la pintura del artista sanluqueño en diversos formatos expositivos que, de una manera u otra, atrapan la mirada y envuelven el espíritu. Por un lado nos encontramos un gran puzzle formado por espacios escénicos de esa pintura contundente y poderosa donde la posición abstracta queda formulada en sus más abiertos postulados. En ellas la pintura el gesto determinante del color, sabiamente distribuido, comparte espacio con las inquietantes formas de una grafía valiente y expresionista. Con esta pintura, el artista nos vuelve a hacer sentir el gozo supremo de una plástica sin aditamentos espurios.

Al mismo tiempo Paco Pérez Valencia nos sitúa en unos formatos pictóricos que abren máximas posiciones conceptualistas. En ellos el texto juega un papel poderoso en lo formal y determinante en cuanto al argumento conceptual. También desarrollos figurativos que nos hacen acceder a espacios donde la ilustración mediatiza una realidad con muchos matices. Y es que, en la obra de Pérez Valencia el contenido y el continente no forman un estamento único, indivisible y estanco sino que ambos están al servicio de un referente superior de abiertas perspectivas.

De nuevo volvemos al universo Pérez Valencia, ese que manifiesta los más inesperados encuentros con un arte total que presupone una realidad artística llena de entusiasmo y carácter.