Alcances reúne treinta y cuatro títulos españoles

Entre los documentales seleccionados este año, se encuentra el corto 'Ensayo de una revolución', de Pedro Sara y Antonio Labajo, sobre el 15-M gaditano

Fotograma de 'Animalismo', uno de los cortos a concurso.
Fotograma de 'Animalismo', uno de los cortos a concurso.
Pilar Vera/ Cádiz

28 de julio 2011 - 05:00

Un total de 34 documentales son los que este año competirán en las distintas categorías de la Muestra Cinematográfica del Atlántico. Un certamen al que, en esta edición, se han presentado 212 cintas de producción española, ocho más que las recibidas en la convocatoria de 2010. Las obras competirán por alcanzar la Caracola-Alcances al Mejor Largometraje, Mediometraje o Corto en una edición que este año cuenta, como novedad fundamental, con el Premio del Público al Mejor Largometraje otorgado por la Fundación Municipal de Cultura.

Entre las películas recibidas, cinco títulos son de producción andaluza: El pésimo actor mexicano, de Manuel Jiménez Núñez; Los ojos de Brahim, de Macarena Astorga; Matanza, de Ignacio Sánchez y Entre pañuelos y sueños, de Alejandro G. Salgado y Ensayo de una revolución, de Pedro Sara y Antonio Labajo. Un cinta, esta última, que recoge los acontecimientos sucedidos en torno al 15-M gaditano, y que se ha convertido en la primera producción en torno al movimiento en participar en un festival. Ensayo de una revolución -un trabajo que ha sido becado, además, por Frontera Sur- va a participar también en el Festival de Cine de Calanda, dentro del ciclo 'Películas que le gustaría ver a don Luis'.

El documental surgió espontáneamente, en cuanto el periodista Pedro Sara vio que la gente comenzaba a concentrarse en la plaza del Palillero: "Llamé a Antonio y comenzamos a rodar sin idea fija, sólo sabiendo que teníamos la suerte de ser testigos de algo muy importante. Valoramos también rodar en Madrid o en Barcelona, pero lo descartamos porque allí ya se estaban haciendo trabajos y pensamos que era mejor poner la lupa en el sitio donde vivimos y donde conocemos a la gente, que eso iba a ser positivo para la historia".

Pedro Sara y Antonio Labajo comenzaron a rodar bajo una única premisa: que el documental fuera un testimonio de la diversidad de las personas que se estaban sumando al movimiento.

Los escenarios principales han sido la plaza del Palillero y Valcárcel, lo que se traduce en un periodo de rodaje de más de un mes. Treinta días recortados en treinta minutos (in extremis, 29,57 min), en una labor de edición que se adivina agotadora: "A la vez que íbamos rodando, íbamos editando y seleccionando la sincronización de audio y demás para tener después lo más elemento -comenta Antonio Labajo-. Durante todo este tiempo, nuestra rutina ha sido grabar por la tarde, volcar el material y quedarnos editándolo hasta las seis de la mañana para después retomar las asambleas del día siguiente".

"Todo ha sido una locura -continúa-, con mucho material grabado, muchas horas con los indignados. Ocurre que apenas te da tiempo de saborearlo y sólo te das cuenta de las cosas a posteriori, cuando lo visualizas".

Rodarlo, terminar la película y mandar la cinta. Todo, al límite: "De hecho, llegamos a la convocatoria de Alcances con una copia de trabajo - dice Pedro Sara- , y les pareció interesante. Pero no sabíamos si podíamos seguir rodando después o no, y nos dijeron que no había problema".

"El guión lo hemos ido escribiendo durante el rodaje, conforme iban ocurriendo los hechos, los íbamos rodando -continúa Sara-. Y por la noche, montábamos el puzzle. Había cosas imprevisibles, de las que te enteras cuando estás metido ahí dentro, y tienes que tener cuidado con no desvelar algo que va a ocurrir luego. Ensayo de una revolución no es un documental en el que de principio a fin se va desarrollando la misma idea, sino que hay un elemento de tensión que no se desvela hasta el final".

De manera inevitable, ambos han estado "muy metidos" en toda la historia del 15-M gaditano. En ningún momento, afirma Labajo, tuvieron la sensación de que toda esta iniciativa fuera a deshacerse en fugas: "Ese era el temor de alguna de la gente a la que entrevistábamos, que se fuera a diluir todo -continúa el realizador-, pero la respuesta fue tan fuerte, ha habido y hay tanta gente distinta haciendo trabajo de campo e implicándose en una misma causa que nos dio confianza para pensar que la cosa iba a cuajar, sobre todo, a través de acciones como el trabajo por barrios, y que tenía visos de durar".

"La película está contada de un modo cinematográfico -apunta Pedro Sara-. Hemos tenido un apoyo alucinante por parte, también, de El Domador de Medusas, el dúo de músicos con acordeón y guitarra, y Los Mexicanos, otros amigos músicos, que han puesto a nuestra disposición parte de su discografía, con lo que hemos contado con una banda sonora indispensable para esto".

Para Pedro Sara, lo importante de todo el movimiento es cómo está cristalizando en acciones continuas y concretas: "Desde parar los desahucios en el Cerro del Moro, a las manifestaciones, o las sentadas de las Bibliotecas, las protestas por las casas vacías... -explica-. El otro día, Günter Grass escribía en El País que era muy necesario que la gente se reuniera y se planteara preguntas como las que se están planteando. Para nosotros, lo mejor del 15-M es que haya sido un movimiento civil, formado por personas de toda condición. A veces se tiene miedo de decir esto, que son ciudadanos, porque son ellos, sin etiquetas, los que más fuerza tienen. Como nos especializamos en contar la historia de las élites y no de las personas, se hace más complicado".

"Por eso mismo -indica Antonio Labajo-, tuvimos la pulsión de salir. Por no esperar a que te lo cuenten, sino a vivirlo. Esa ha sido la motivación básica".

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