'Balti' es el nuevo ratón de la bodega
El periodista Javier Benítez presenta un cuento para acercar el vino a los más pequeños
Beltrán Domecq Williams, hijo del celebérrimo Beltrán, una de las personas que más cajas de vino vendió a lo largo y ancho del planeta, fue un privilegiado. La primera copa de jerez que se echó al coleto ocurrió cuando contaba con sólo ocho años. Eran los años cincuenta. No debe extrañar porque por ahí habremos pasado todos aquellos de cierta edad. Y era entonces costumbre en ese Jerez de nuestras culpas que los niños cataran (y no bebieran, algo muy distinto) su primer trago que, por cierto, siempre nos reventó.
A favor de Beltrán hijo habría que decir que tuvo uno de los mejores profesores. Se llamaba Guido Dingwall-Williams, o Don Guido, una eminencia en esto del vino, el abuelo que consiguió que su nieto Beltrán recitara ante las visitas parte del monólogo del gordo Falstaff alabando el célebre sack: "Si mil hijos tuviera..." En fin, que debe quedar claro que, al menos para los niños jerezanos, aquello del vino te envolvía. ¿Quién en la ciudad no ha tenido algún familiar relacionado con la bodega o algún conocido, amigo o pariente lejano que huela a vino?
Bueno, otro gordo importante de carne y hueso no era inglés, ni francés ni irlandés: era español y se llamaba José Gálvez Buzón, Pepe Gálvez. Pepe fue, sin duda, uno de los más laboriosos capataces que pasaron por las bodegas de 'La Constancia'. Hasta recibió la Medalla al Bronce al Trabajo. Y es que el hombre, al final de su carrera, contaba que había volcado más de 7 millones de copas de vino. Para ser más precisos: Pepe había ofrecido más de 300.000 litros de vinos generosos a cuantos visitantes ilustres, famosos y farándula de todo pelaje habían pasado por la bodega.
En fin, y lo más importante, es que el orondo capataz había conseguido educar a los malditos roedores de 'La Constancia' para que bebieran una copita de jerez dulce ante la sorpresa de los visitantes. No se trataban de aquellos antipáticos roedores de despensa, tampoco de biblioteca, sino de esos roedores especiales, unos cachondos mentales que se cogían una del quince, que saltaban y se revolvían ofreciendo un espectáculo gratis.
De toda esta historia surgió el libro infantil más conocido sobre el vino: Era el de 'Los alegres ratoncitos de Jerez', escrito por José María Sánchez-Silva, autor también del célebre 'Marcelino, pan y vino'.
El viejo ratón Don Pío era el protagonista. Y del capataz decía lo siguiente: "Aquel Gálvez era una notabilidad en su oficio y tenía las simpatías de todo el mundo. Almorzaba en la bodega y, a veces, se le caían las migas de pan y los ratones se aproximaban a él para comérselas, porque era un hombre bueno y no los asustaba. Poco a poco, Gálvez y los ratones se fueron haciendo amigos y, cuando el capataz iba a comer, tocaba una campanita para que salieran de sus madrigueras y lo acompañasen. Era muy trabajador y reprochaba a los ratones que comieran gratis:
- Eso no debe ser -les decía-: también ustedes, si queréis comer de lo mío, tendrán que trabajar.
Y entonces ideó lo de la copa, un espectáculo que aún hoy puede seguirse en las bodegas de González Byass.
Hay que saltar en el tiempo para encontrar a otro ratón, este de nombre 'Balti' y de apellido 'Cheese', para que de forma animada nos ilustre en el milagro del vino de Jerez. No hay otro más. 'Balti: aventuras en la bodega' es el relevo del viejo don Pío. La aventura de un ratón que abandona la ciudad durante días y aparece en el granero de un cortijo de la campiña mientras los jornaleros se afanan en la recogida de la uva en plena vendimia.
Se trata de una nueva fórmula para acercar al público infantil lo mejor de nuestra historia económica. Está destinado a un público de 5 a 11 años. Del vino venimos y el vino ha condicionado nuestras vidas durante siglos. Pero había que acercarlos a los niños de forma sutil: No hubiera sido lo más prudente que los niños se acercaran a la bebida. Lo de Beltrán podría ser una anécdota, pero es muy cierto lo que añade cuando dice que "si las familias enseñaran a beber de forma responsable a sus hijos, evitaríamos esa horrible cosa que es el botellón". Por eso, la inocente aventura de 'Balti' comienza en el proceso de la vendimia y, en una huida hacia adelante, acelera su marcha para huir del malvado y fiero gato Morgan, lo que le lleva a recorrer las distintas fases de la producción de nuestros vinos junto a un inesperado y buen amigo, el ratón inglés 'Monty', que dice proceder su nombre del 'amontillado' y que comparte con 'Balti' un cúmulo de vicisitudes hasta acabar 'la visita' en el tren de embotellado.
El proceso del libro, algo sin duda novedoso, parte de la editorial Peripeciaslibros que, durante el pasado verano, propuso al periodista Javier Benítez Zúñiga, profesional harto conocido entre nosotros, la redacción del libro, que está ilustrado por el jerezano José Juan Romero. La idea la ha recogido el Ayuntamiento jerezano por dos razones: Una, la declaración de 2014 de Jerez como la Ciudad del Vino. Y segundo, porque se trata de una materia inédita que es posible llevarla a los centros educativos de la ciudad.
La verdad es que el proyecto educativo ha gustado. Muchos profesores han mostrado interés por trasladar el cuento a las aulas y, no solamente eso, sino que se anda en conversaciones con algunas compañías de teatro de la ciudad para representar el cuento en los colegios.
A Javier Benítez le cayó el encargo a mediados del pasado verano. Consideró que le había cogido en un "momento muy sensible", ya que su mujer Fátima estaba concibiendo la primera criatura que trajo al mundo y a la que puso el nombre de Berta. De manera que si consideramos que Berta vio la luz el mismo día en que fue impreso el libro de 'Balti', pues doble parto con éxito o doble satisfacción.
Después de presentar el libro en una bodega, cómo no, la de San Ginés de la Jara, en el Consejo Regulador, Javier se sinceró y dijo que el libro lo había realizado "a modo de homenaje a aquellos pequeños que sí tuvimos de cerca el vino. Yo ya no me levanto de la cama, salgo a la ventana y huelo una calle con olor a vino. Eso ya ha desaparecido".
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