El cantaor Esteban Guerrero 'Caracolillo de Cádiz' se alzó el pasado fin de semana con la 'Silla de Oro 2016', un concurso de gran trascendencia en Madrid. Acompañado a la guitarra por el jerezano Manuel Jero, Caracolillo consiguió convencer al jurado en una final a la que también habían accedido la malagueña Amparo Heredia y la palaciega Anabel Rodríguez Rosado.

El gaditano interpretó tarantos, seguiriyas y bulerías, tres cantes que le hicieron ganar el concurso, con el que se embolsará la nada despreciable cantidad de 3.500 euros.

Caracolillo de Cádiz aún no ha podido digerir este "importante premio", aseguraba ayer, un reconocimiento con el que espera "dar un pasito más en mi carrera. Me apunté al concurso casi sin pensarlo y mira, ojalá me pueda dar un empujoncito más". De hecho, "mucha gente me pidió el teléfono después de ganar, a ver si me llaman", advertía ayer por la tarde entre risas.

Desde que se conoció el veredicto del jurado, el cantaor no ha "parado de recibir felicitaciones, en facebook ha sido impresionante, y bueno, también me han felicitado gente a la que admiro como Paco Cepero, Alonso Rancapino y Antonio Carrión. Todavía estoy en una nube".

Esteban Guerrero Aragón nació en el gaditano barrio del Balón en 1977 y es nieto de Caracol de Cádiz, aquel inquieto artista que compartió compañía con el mismísimo Pepe Pinto. Aunque admite que esto de los concursos "lo había apartado un poco de mi carrera", en su haber consta el primer Premio a los Cantes libres en el Concurso Nacional de Cante por Alegrías de Cádiz, el Certamen de Alcalá de Guadaira y el que era hasta ahora una de sus logros más apreciados, el Memorial Camarón de la Isla de la Peña Camarón en 2007.

Caracolillo de Cádiz recoge el testigo de otro cantaor de la provincia, el trebujenero Enrique Afanador, triunfador en la edición del pasado año.

La final del concurso de la Silla de Oro sirvió además para premiar a la cantaora sanluqueña María Vargas con la V Distinción Flamenca Ángel Lacalle. La artista recibió el galardón de manos del poeta y flamencólogo Manuel Ríos Ruiz, que leyó un soneto dedicado a la figura de la cantaora.

La propia María Vargas culminó la noche con una pincelada de cante y baile.