La Casa Murillo acogerá la sede de la Agencia del Flamenco
El proyecto ignora la idea de desarrollar un centro de investigación y documentación sobre el pintor sevillano en la finca de Santa Cruz que fuera su vivienda
El consejero de Cultura Paulino Plata lo ha manifestado en numerosas ocasiones: el flamenco es materia prioritaria en su departamento, aunque para beneficiar "su desarrollo y proyección internacional" haya que desterrar al baúl de proyectos eternamente aplazados planes heredados. Así ha pasado esta vez con el proyecto para la Casa Murillo, enclavada en el corazón del Barrio Santa Cruz, vivienda, de titularidad estatal y adscrito al Museo Bellas Artes de Sevilla, en la que vivió y murió el pintor barroco. Según anunció ayer el consejero, será en este "edificio emblemático y cargado de historia" para alojarlas dependencias administrativas de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco, una institución pública de balance incierto hasta la fecha. La razón principale que argumentó el consejero es que así se aprovecharía "la gran actividad turística" del entorno, ya que en la parte baja acogería "una zona expositiva", dijo sin concretar su contenido, y una "zona de tienda".
Con esta mudanza, se pierde otro espacio cultural para la ciudad proyectado como centro de documentación e investigación de la obra y época del artista sevillano, una iniciativa, que llevaría aplazándose desde 1988 -fecha en la que se cerró la primigenia Casa Murillo, inaugurada seis años antes-. Con esta decisión, Plata se carga de un plumazo la posibilidad de apostar por la figura de Murillo con un contenedor cultural dedicado a su figura, del que, no en vano, desconocía su existencia y que dirigió sobre la marcha al Museo de Bellas Artes de Sevilla como centro que albergaría un centro de estas características.
Tras las obras de rehabilitación del edificio que se llevaron a cabo el verano pasado, parecía aclararse el futuro de este inmueble, caído en el semiabandono y desuso público durante más de 20 años. El museo, concebido como anexo del Bellas Artes, se inauguró oficialmente en 1982, fecha del segundo centenario de la muerte del pintor. El espacio se cerró en 1988 para acometer obras de saneamiento, que se ejecutaron finalmente en 1990; después el inmueble pasó a albergar oficinas de la Consejería de Cultura. El proyecto de restauración y musealización del edificio -el último de ellos- se cifró en 2007 en un millón de euros, como anuncio en su día Pablo Suárez, anterior director de Museos y Arte Emergente de la Junta. Desde entonces de su fachada ha colgado el cartel Casa-museo Murillo. Cerrado por reformas. En este sentido, en la página web de la Junta de Andalucía, en el apartado dedicado al seguimiento de los compromisos de investidura 2008-2012 el edificio aparece catalogado bajo el epígrafe Nuevas Instituciones Culturales.
En la desdichada historia del edificio también ha terciado el P Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). El Ayuntamiento de Sevilla no podía conceder la licencia de obras porque el PGOU estaba recurrido en lo referente a las zonas especialmente protegidas, entre ellas los Reales Alcazares, zona a la que pertenece sobre plano el número 8 de la calle Santa Teresa. La luz verde para la licencia llegó el 8 de febrero de 2009 y la remodelación concluyó el pasado diciembre.
Con la salida de Francisco Perujo de la dirección de la Agencia, se planteó la necesidad de aprovechar los recursos propios para reducir costes. En el proceso de elección de nueva sede para la Agencia no pesó el hecho de que el complejo de Santa Lucía, hasta ahora sede del espacio Iniciarte, vaya a quedar sin uso tras el anuncio de su cierre y supuesto traslado a las instalaciones del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo en La Cartuja. Plata declaró ayer que su departamento barajó en ningún momento esta posibilidad.
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