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Artistas de Jerez
Jerez/A Dani Sánchez López es un joven artista cuyo trabajo en torno a la fotografía relacionada con el cine ha conseguido los máximos estamentos. Dicho de esta manera podría, incluso, a pesar de la importancia, no manifestar el verdadero sentido que lleva consigo. Porque Dani, tanto en su época de Estados Unidos, donde estudiaba y donde empieza su espectacular discurrir hasta en la India, donde consiguió entrar de lleno en la poderosísima y vastísima industria del cine hindú, ha dejado constancia de su esclarecedor trabajo y se ha posicionado en los medios de una realidad que lleva consigo todo un conjunto de saber las máximas circunstancias de la fotografía y de la escena para llegar a lo alto. Y Dani Sánchez López ha llegado.
Cuando hablamos de su fotografía, no nos podemos quedar sólo en lo que habitualmente se conoce como tal. En su trabajo hay infinitamente más pues, a lo meramente fotográfico, hay que unir el poder determinante de lo escenográfico. Y, precisamente, en ello, por ello y con ello, la obra de Dani desarrolla un ejercicio de máximos donde no sólo se representa la realidad que el artista capta sino que existen muchos otros registros que deben acentuar el valor de la fotografía en el conjunto total de un escenario de absoluta trascendencia.
En la obra de Dani Sánchez López, la imagen posiciona su estamento representativo pero, además, en ellas circulan una serie de circunstancias que van más allá de lo propiamente artístico. Sus obras son tratados de pura sociología, desarrollan los valores intrínsecos que subyacen tras cada imagen. La sociedad, lo humano, la tradición, los ritos, la religión, lo antropológico son pequeñas aportaciones que se unen a la propiamente estético para conseguir un aporte total de posiciones que hacen que la obra manifieste mucho más de que lo mirada capta.
Dani Sánchez López es jerezano de 1982. Estudió Bachillerato en el Instituto Padre Luis Coloma. De aquella época cuenta anécdotas que hacen ver que su dedicación a la profesión estaba bastante clara: “Mi primer corto que mereciera ese nombre lo llamamos Corazón tan rojo. Era un falso documental, un fake. Un tipo mata a su hermano y luego se suicida. Como no tenía actores, tiré de los profesores del instituto haciendo de sí mismos e iban hablando de quién podría haber sido el culpable final de este hecho. Fue un montaje digital, con los dedos. Con un dedo daba al rec y con otro al play. La gente se quedó sorprendida con el resultado”.
De ahí pasa a Sevilla pero su horizonte artístico era mucho más amplio. Marcha a Estados Unidos y empieza estudiando cine en Nueva York, en el Cornell University de la Ivy League, con una beca de la Universidad hispalense. Más tarde se marcha a Los Ángeles, también becado por la antigua Fundación La Caixa, continuando su preparación estadounidense allí donde dicen que está la meca del cine. En aquel territorio de gigantes, empezó a abrirse camino y a ser llamado para participar en importantes asuntos, cada vez más significativos y de mayor envergadura.
Su trabajo no pasó desapercibido y muy pronto empezó a obtener reconocimientos, algunos de suma trascendencia. En el año 2010 obtuvo el premio a la mejor fotografía de cortometrajes en el Festival Internacional de Dirección de Fotografía “Golden Eye”, también el HATCHfest, este, de gran importancia porque la elección la realiza Rodrigo Prieto, el director de fotografía de películas tan importantes como “Argo”, “Biutiful” o “Brokeback Mountain”.
Fue nominado a los premios ASC, que son una especie de Óscar para los directores de fotografía. Se le concede el Premio Cecil B. Demille, uno de los de mayor prestigio que existe en el mundo del cine, seleccionándose, al mismo tiempo, para los BAFTA, que son la versión de los Goya en el mundo británico. El cortometraje HEAL consigue un éxito extraordinario, habiendo obtenido numerosos premios. De la industria americana a Bollywood, esa esclarecedora industria cinematográfica que existe en la India. Allí rueda largometraje que son hitos en su carrera: “Ishqueria” o “Tamenchey”... La relación sería extensa, muy extensa y con mucha significación.
De lo último, “Río de Cenizas”, presentada en la galería Guggenheim de Orange, California y que se iba a exponer en el Instituto Cervantes de Dehli, antes de la pandemia. Ahora acaba de terminar “Transmisión”, un videoarte de Julia y Miguel Ángel Valencia que, se presentará en la Nau de la capital levantina en octubre.
Ha terminado “Va por ustedes”, un homenaje a los esforzados sanitarios de estos momentos tan difíciles, así como “Flamenco en la azotea”, y el cortometraje “Duende”, de Manuel Ramos y Colibrí Films. Nosotros, que lo conocemos de muy pequeño, podemos argumentar que es un artista con mayúsculas; en él, decir grande sería utilizar un término para matizarlo porque es un joven de mucha altura; altura física, altura intelectual, altura profesional y, en definitiva altura artística. Es grande porque su arte traspasa la realidad que ilustra, porque su fotografía no se queda en la simple plasmación de lo que el ojo ve, porque sus trabajos nos introducen en un mundo que esconde más que lo que descubre.
Dani Sánchez López es un artista internacional con un velado trasfondo de aquí, nuestro, de la zona, que le hacen ser poseedor de un arte distinto donde los registros suceden para patentizar una realidad que él hace infinitamente trascendente.
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