Artistas de Jerez

DAVID MALDONADO, artista convincente

DAVID MALDONADO, artista convincente

DAVID MALDONADO, artista convincente

Obra de Maldonado. Obra de Maldonado.

Obra de Maldonado.

La pintura figurativa tiene muchos caminos; ofrece muchas perspectivas, muchos registros, muchos esquemas ilustrativos de la realidad, en definitiva, posibilita los máximos encuentros con una representación que el artista acomete desde muy diversas posiciones.

Por eso, lleva tantos siglos ofertando expectación y acumulando intereses artísticos. David Maldonado es un pintor figurativo culto y conocedor de la suprema realidad que la figuración ofrece. Por tal motivo ha podido elegir muchas de las posibilidades que la pintura realista proporciona y decantarse por las más solicitadas, por las más efectivas, por las más directas o, simplemente, por las más fáciles que, además, son casi siempre, las que más satisfacciones proporciona a las mayores miradas.

Sin embargo, el pintor jerezano no ha actuado así. Ha escogido, probablemente, la pintura figurativa más difícil, aquella que descubre a los buenos pintores, que exige un conocimiento de todos los valores conformantes y un desarrollo técnico consciente, válido y, sobre todo, valiente.

En la pintura de David Maldonado se observa un trabajo poderoso, un duro esfuerzo con la técnica para que los resultados sean los satisfactorios y un considerable dominio del acto creativo para no caer en burdas acciones superficiales y en planteamientos erróneos. Su pintura de paisaje es infinitamente más que la traslación fiel de lo que el ojo ve a los espacios limpios del soporte. No es sólo un mero juego de ficciones para engañar el perspicaz sentido de la vista. Eso no sería lo más difícil.

Su pintura de desnudos es infinitamente más que un trazo ilustrador copiando un modelo. Sus retratos no son, tampoco, fieles traslaciones efectistas de la realidad fiel captado sobre el que posa. Y es que David Maldonado es un pintor que siempre va más allá en todas sus argumentaciones pictóricas. Es un pintor exigente, que busca, en cada pincelada, más posibilidades representativas; es un pintor inquieto, crítico con su trabajo; es un pintor duro con él mismo y con sus realizaciones; es un pintor que nunca está totalmente satisfecho con lo que hace porque cree que nunca es bastante. Es un pintor, por tanto, sabio, consciente y en permanente estado de máxima expectación. Es; en definitiva, un pintor completo, lúcido, acertado y lleno de inquietud.

Otra obra del autor. Otra obra del autor.

Otra obra del autor.

Conocí la pintura de David Maldonado en una de esas resoluciones del Premio de Artes Plásticas de la Confederación de Empresarios de la Provincia de Cádiz, cuyo jurado me honraron con presidir. Un cuadro, un sólo cuadro de paisaje nos bastó a todos para saber que allí había un pintor grande. En aquel entonces, era un artista desconocido, alejado de los ambientes y poco, hasta entonces, frecuente en premios, certámenes y exposiciones. Aquel paisaje, conformado con mucha pasión creativa y formulado por un jugoso planteamiento de campos de color muy bien estructurados, sirvió para descubrir un artista que, poco a poco, lo hemos visto hacerse importante y portador de una esencia pictórica con mucha, mucha sustancia.

La pintura de David Maldonado autentifica la valía de un gran pintor. Su obra no oferta un realismo ficticio, no desentraña una figuración epidérmica, imitativa y de contornos perfilados. En su obra hay, en primer lugar, un sabio manejo de la materia conformadora; domina absolutamente el medio material; los colores son manejados con soltura para que ofrezcan sus ilimitadas posiciones expresivas; sabe como nadie extender los campos de color en su más justa medida para que formalicen un expresionismo real básico pero con poderosos efectos dominadores. En sus paisajes sabe estructuras las superficies coloristas para que éstas manifiestan la realidad extrema; yuxtapone el perfil escueto de un dibujo determinante a una vehemente pincelada o a una valiente mancha de estricto sentido plástico. Por eso sus paisajes se constituyen en pequeños esquejes pseudo abstractos que organizan el total y definitivo encuadre.

Un paisaje de David Maldonado es una lección absoluta de cómo plantear el expresionismo de la forma; es un tratado sobre el manejo de la mancha estructural; es un libro abierto sobre la disposición clara de los infinitos verdes en un mismo espacio pictórico.

David Maldonado que, quizás, llegó a la pintura un poco tarde, se ha hecho él sólo pintor importante - quizás la cercanía de otro muy grande lo haya ayudado a hacerse, todavía, más artista, mejor pintor -. Ha descubierto, peleándose con el caballete, la mejor fórmula de transmisión del expresionismo paisajístico, esencia absoluta de una pintura fresca, valiente y apasionada.

Lo mismo que en sus paisajes, cuando afronta otras circunstancias representativas, el artista impone un poderoso postulado plástico. Sus retratos son de una frescura determinante. Conjuga, a la perfección el desarrollo conformante con el desenlace feliz de la pura representación. Sus retratos son pulcras representaciones de lo que el modelo ofrece; no descubre nada más que la línea física de la ilustración y el adecuado aporte psicológico del que posa. Nada más ... y nada menos.

Por eso en la pintura de David Maldonado hay que creer a la fuerza. No es un dogma de fe. Es una realidad aplastante que descubre a un artista callado, con un horizonte ante él que, ya, permite adentrarnos por el valor seguro de lo que no ofrece la menor duda. David Maldonado, un pintor consciente, un artista convincente.

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