Cultura

Desamor de una viuda y su público

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La Compañía de Teatro Benavente representó la noche del martes una de las mejores obras del autor español Antonio Gala: Anillos para una dama. A la cita acudieron cerca de 150 personas, de los cuales muchos eran niños pequeños que se esperaban una obra más entretenida con menos dramatismo a la vez que romanticismo en sus diálogos.

La obra situaba la narración en la Edad Media española, con el reinado de Alfonso VI donde los actores encarnaban a los personajes más cercanos del difunto y héroe histórico, el Cid Campeador. Su viuda, Doña Jimena, y su compañero, Minaya, contaron en el transcurso de la historia un idilio amoroso reprimido durante años pero que se asemejaba a la relación que pueden tener dos hermanos, más que dos amantes. El papel principal recaía en Jimena, aunque su peso como protagonista acabó en un segundo plano tras la sombra de sus compañeros. La voz robusta y la interpretación contundente de Arturo Acero, con el papel de Minaya, cautivó al público obteniendo buenos comentarios. La guinda del pastel fue sin duda Constanza, la dama de compañía de la señora. Recordaba a la típica abuelita andaluza, con arte y gracia. Quitó peso al 'dramón' que estaba viviendo doña Jimena por el amor que deseaba y no podía tener. Por otra parte, la figura del rey Alfonso, representada por el director de la compañía Luis Miguel Romero, expresó con firmeza la estampa de un rey con toda una trayectoria política. Un último personaje, que se ganó las caras amargas de los espectadores, fue la hija de Jimena y el Cid, María, quien con su actitud repelente y frases contundentes, puso a prueba la paciencia de su madre, el rey, e incluso del público. Su apatía e insolencia reflejaron una excelente interpretación, aunque agobiante, en su lucha contestataria contra la actitud infantil de la madre. Como respuesta, sólo recibió de su madre un mundo idílico y empalagoso de una mujer que más que amor parecía que nadaba en algodón de azúcar.

Se dieron clases de historia para los asistentes pero se echaron en falta las risas del Teatro de Situación de Sinoga que de vez en cuando consiguió sacar la abuela Constanza. Como detalle, doña Jimena podría haber recalcado su papel protagonista con la voz delicada y enamorada de toda una dama. Aún así, la unión de los personajes en el escenario se ganó los aplausos de un público enamorado de Miraya, encariñado con Constanza y cautivados por Antonio Gala.

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